Z! Live 2023:
Crónica del sábado
A los que sois algo profanos en los festivales de 3 (o más días) os comentaré que el sábado suele ser el día cumbre de este tipo de eventos, donde el cabeza de cartel es EL CABEZA DE CARTEL y cuando, os insisto, por norma general, es el día de más afluencia de público, por razones obvias.
En este caso, y tras las frustraciones ya expuestas en la anterior publicación donde desgranamos las jornadas del jueves y viernes del Z! y que puedes leer AQUÍ, decidimos engalanarnos como corresponde, con la camiseta oficial de la edición, donde muchas de las bandas que lucíamos orgullosamente ni siquiera habían llegado a desplegar su arte, optando por desayunar fuerte, algunos de nosotros hasta varias veces y, como suele ocurrir en estos sábados tan recurrentes, hacer un soslayado balance de lo que iba siendo el festival aceptando, en este caso, que se estaba ventilando con muchos grises.
En cualquier caso, la sensación era de apabullante esperanza.
El «feedback» que esta página ha tenido desde sus inicios con el Z! Live Rock es algo que no queremos ocultar.
Buena prueba de ello es el sincero y bonito homenaje que nuestro compañero Pablo Aliscar realizó, en forma de monográfico, al festival zamorano y que puedes leer AQUÍ.
Qué duda cabe, por tanto, de que, pese a todo, teníamos una confianza importante en que el día del sábado saldría a pedir de boca.
Contábamos con buenas previsiones meteorológicas, el cartel de este día era, probablemente, el mejor de la edición y, como nuestros lectores podrán imaginar, salvo honrosas excepciones, los asistentes el Z! se encontraban descansados de la jornada anterior, por razones que no necesitan explicación.

Conciertos del sábado
Sylvania (acústico)
¡Buenos días, Zamora!

El ambiente que se respiraba por Zamora era el de una auténtica avalancha de marea negra que disponía su camino hacia el Parque de la Marina para ver el único concierto que se disfrutaría ese sábado, el de Sylvania.
A la llegada, la afluencia de espectadores fue un soplo de aire fresco.
Había ganas de Z! Live y, desde luego, por nuestra parte, pondríamos toda la fuerza de nuestras gargantas para remar a favor de obra.
Sylvania se presentaron con sólo dos miembros del grupo, los guitarristas Alberto Montoya y Sergio Garay. Al vocalista Sÿmon le fue imposible acudir a la cita zamorana, por lo que fue sustituido en diversos momentos de la actuación por Arturo Romero (Raven’s Gate) y por Andrés Aranguren, al que no tenemos fichado de ninguna banda que conozcamos, pero que lo hizo realmente bien.
En algunas de las canciones, las labores vocales recayeron exclusivamente en los guitarristas, así como en el público más entusiasta, que coreaba las letras de la banda valenciana cerveza en mano.
Al finalizar, nos dirigimos a tapear en el «Patanegra» junto con compañeros (y allegados) de SevillaMetal y Balsa de Piedra. De camino, pudimos constatar que, en el mismo parque de la Marina había un campeonato de ajedrez con Hard Rock y Heavy Metal como música ambiental. Da gusto ver a una ciudad volcada con un evento como el Z! Live.
Incursed
Folk Pagan Metal desde Euskal Herria para comenzar la jornada.

Llegamos a IFEZA con el concierto de Incursed ya comenzado, lo cual no fue impedimento para que pudiéramos disfrutarlo junto con un buen puñado de fans, muchos de ellos de su tierra, el País Vasco, que se arremolinaban frente al escenario apoyando al máximo a la banda.
Su propuesta musical entra dentro del Folk Pagan Metal más contundente, combinado con riffs y estructuras del Death melódico. Cayeron temas tan animados como «Who stole my beer?», «Homeland» o «Souls on fire». Dispusieron de escasa media hora para defender su propuesta musical cuyo último arpón es “Baskavígin”, un magnífico ejercicio de recreación histórica del que hicimos reseña. Y lo defendieron a capa y espada, ataviados como los náufragos de los que habla «Baskavígin».
Para finalizar, eligieron una versión de un tema (discotequero) de aquella banda noruega de Pop Rock llamada A-ha, “Take On Me”, que quedó curiosa y divertida.
Los euskaldunes nos ofrecieron un buen comienzo de jornada. Había ganas.
Ciconia
Metal instrumental de altos vuelos.

Cual ave migratoria, Ciconia nos ofrecieron un repertorio de Metal instrumental de altos vuelos que, a unos más y a otros menos, nos resultó sorprendente. Es indiscutible la calidad técnica que atesora el trío vallisoletano, a los que les basta con bajo, batería y una única guitarra para desarrollar sus composiciones, en una onda entre el Metal progresivo y el Post-Rock, con un sonido muy actual.
Confieso que, al menos yo, fui a ver a Ciconia «sin haber estudiado» y quedé maravillado por su sonido, su ejecución y su presencia escénica, ya que son capaces de transmitir su energía y vivacidad sin necesidad de disfraces ni gran parafernalia.
La mayor parte del concierto se basó en temas de su último disco, «Animal Chapters», como «Animalarium», «Whales» o «Mammothman». Con toda sinceridad, esto lo hemos averiguado a posteriori porque, como digo, no nos habíamos estudiado la propuesta de Ciconia, más allá de haber oído algún tema suelto en streaming.
Todo un acierto el haber traído a esta banda al festival.
Death & Legacy
Jugando en Casa.

Turno a unos paisanos del festival, los death metaleros Death & Legacy, los cuales, ya con cuatro álbumes y un EP a sus espaldas, van cogiendo cierto peso en la escena del Heavy patrio. El apoyo del público fue palpable desde el minuto cero, con cabezas moviéndose y diferentes pogos y circlepits. Ya los tuvimos por Sevilla en el III Cachopo Fest (podéis leer la crónica aquí), aunque en aquella ocasión no tuvieron su mejor día por diferentes circunstancias. Aquí fue otra cosa. A todos los componentes de EdeM que asistimos nos convencieron con su Death Metal melódico a lo Arch Enemy.
Desde el comienzo a todo trapo con “Pray”, Hynphernia no paró de moverse en toda la tarde con su característico baile felino. Toda la banda se vio muy activa y animada, y es que, claro, jugando en casa había que darlo todo. Podemos destacar el buen hacer del guitarra solista, Manu Acilu, al que ya tenemos calado de Nocturnia.
Fueron cayendo “Dying life”, “The Fallen”; y vino la primera colaboración de la tarde. Jessie Williams de Ankor entró en escena para hacer dueto en “Eternal” y “Salvation”, los cuales quedaron realmente bien. Y es que la mezcla de voz limpia con guturales me recordó en algún momento a Kamelot (me encanta).
La segunda de las sorpresas fue un desmaquillado Javi Ssagittar de Killus, a quien nos costó reconocer, y que hizo las veces de Björn «Speed» Strid en “Damned” y apoyó también en “Hellfire”; tema que se está erigiendo como de los más emblemáticos de la banda. Y, para terminar triunfalmente, sonó un auténtico trallazo: «Inferno».
Celtian
Derrochando simpatía bajo el sol abrasador.

Y si acabábamos con un integrante de Delalma a las cuerdas (Jesús Cámara, líder de Death & Legacy), empezábamos con otro a las baquetas…
Entre los componentes de EdeM hay sentimientos encontrados con esta banda, pues hay unos momentos de su Metal «celta» un tanto poperos que no convencen a los más cañeros; por lo que los que gustamos más de todo lo que sea «suavecito» nos animamos a empaparnos bajo el sol, esta vez de música.
No hace mucho estuvimos en la presentación en Sevilla de su último álbum (crónica aquí), y salimos totalmente satisfechos. Pero no sé si por la hora, por la posición desde la que estábamos o que empezó a correr algo de viento, o porque que estaban en el escenario Copper, en el cual la mayoría de las bandas no terminaron de sonar bien; bajo mi parecer no fue la mejor de las veces en las que los he visto.
Por parte de la banda nada que objetar. Simpatía y entrega como en ellos es habitual. Sonaron los temas más reconocibles como la inicial “Nueva Era”, “Magia de Luna”, “Lágrimas de Cera”, “Tu Hechizo”, “Niam” y para finalizar “Tierra de Hadas”.
Tanto la voz de Xana Lavey como el violín en ciertos momentos se confundía con la batería, la cual tampoco era nítida, el bajo no sonaba limpio… en fin. Eso no fue óbice para que el público asistente cantase y bailase, entregado de principio a fin con cada uno de los temas.
Crisix
En el podio del Z! Live 2023, y muy merecidamente.

Puede que suene exagerado, pero más de uno estuvimos de acuerdo en que con Crisix comenzó el verdadero festival que esperábamos: una jornada con buen tiempo, sonido impecable y un público muy entregado, con ganas de disfrutar tras las cancelaciones de días previos. El concierto de los catalanes fue uno de los puntos álgidos del Z! Live 2023.
Un setlist previsible para un evento de este tipo, pero en el buen sentido del adjetivo: era lo que todos necesitábamos. Comenzaron la descarga con dos temas de su último disco, «W.N.M United» y «Macarena Mosh» (muy celebrado este entre el público), para seguir desgranando grandes éxitos de la banda como «Leech Breeder», «Rise… Then Rest» o la siempre pegadiza «Get Out Of My Head», especial por esa letra tan certera.
El público no paró de saltar, de chocar, de hacer circle pits; consiguiendo despertar incluso a aquellos poco afines al thrash. Porque lo que está bien hecho hay que reconocerlo siempre.
Tras un divertido popurrí a base de trocitos de canciones de Metallica, Pantera y Anthrax, llegó la recta final: «G.M.M.», «Bring’em to the pit» y la mítica «Ultra Thrash» cerraron una de las mejores descargas del festival, tanto por la calidad de sonido como a nivel de actitud. No es fácil tejer vínculos entre banda y público, pero Crisix han sabido lograrlo a través de mucho esfuerzo y grandes composiciones que te acaban atrapando. Su actuación, de sobresaliente indiscutible.
Gloryhammer
Sci-Fi Power Metal a lo seguro.

A Gloryhammer los vi teloneando a Stratovarius en Sevilla en 2015 y aún llevando prejuicios por aquello de que me resultaban más una pantomima Power Metal que otra cosa, disfruté de su propuesta, por aquel entonces todavía con Thomas Winkler en sus filas.
Con un atrezo atractivo y resultón con parte de la portada del último disco, donde ya toma parte el nuevo vocalista, Sozos Michael, los gladiadores del espacio sideral narradores de batallas épico-fantásticas no defraudaron con sus hits.
Cuatro temas del último trabajo, enlazando la instrumental “Incoming Transmission” con “Holy Flaming Hammer…”
A quien le guste el Power de corte más épico y ampuloso, en GH encuentra la horma de su zapato, aunque eso sí, nada nuevo, mucho patrón de la banda madre, Rhapsody, todo ya inventado, pero podríamos decir que dignamente hecho.
Citaría el «distintivo» de meter sintetizadores que dotan a las composiciones de cierto dinamismo y sonido actual, como en «Wasteland Warrior Hoots Patrol», pero para mí, poco más.
Actuación correcta, fieles espada en mano y flipe de Sci-Fi Metal.
Haken
Camaleónicos, visual y musicalmente.

Tenía curiosidad por ver a los británicos Haken. No pude asistir a su concierto en Sevilla el pasado mes de marzo, pero había llegado a mis oídos que tienen un directo de gran categoría. No puedo decir que tenga su discografía muy trillada más allá de «The Mountain» y haber escuchado alguna vez alguno de sus otros discos, como «Visions», «Virus» o el más reciente «Fauna».
Y de esta última obra fue el tema elegido para dar comienzo a su actuación. «Taurus» sonó a las mil maravillas, quizá más duro en directo que en disco.
El grupo, como podéis ver en las fotos, iba perfectamente uniformado, con pantalones blancos y camisas estampadas (no iba a ser Pla Vinseiro, bajista de Crisix, el único en desafiar el código de vestimenta metálico) que se mimetizaban con el telón de fondo, en el que se representan los motivos florales que aparecen en la portada de «Fauna».
Fueron intercalando temas más antiguos, como «In Memoriam», con canciones de su último disco, como «Sempiternal Beings». Los constantes cambios de ritmo e intensidad fueron interpretados a las mil maravillas por los miembros de la banda, capitaneados por un Ross Jennings cuya labor vocal me pareció sobresaliente.
Con «Invasion» y sus rítmicas estrofas nos llevaron a su anterior disco, «Virus» y con «Lovebite» hicieron a todo el público corear esos «oh eh oh» de aires pop que tan pegadizos resultan.
«Pareidolia» es uno de mis temas favoritos de Haken, dentro de lo poco que los controlo, y me alegró mucho que lo interpretaran en el Z! Live, pese a su extensa duración. El aire «árabe» de la composición no hace sino acentuar su épica.
Para la recta final dejaron «Prosthetic» y la extensa «The Architect», poniendo la guinda a una actuación que enloqueció a los fans del progresivo y que, posiblemente, les haya hecho ganar un buen puñado de nuevos seguidores.
Dark Tranquillity
Enorme concierto de los suecos y con el mejor sonido del Copper Stage.

Cuando atesoras tanta experiencia sobre un escenario, sólo pueden pasar cosas buenas. Los suecos Dark Tranquility eran uno de los platos fuertes del sábado, y cumplieron con creces: ha habido una importante evolución desde los primeros discos, sí, pero la máquina deathmetalera sigue engrasada a la perfección. Disfrutaron de un sonido nítido, potente (a diferencia del que sufrieron en el Rock The Coast en 2019), que fue clave para la comunión entre público y banda.
La banda liderada por Mikael Stanne combinó grandes clásicos con un repaso a los cortes más emblemáticos de su último trabajo hasta la fecha, el gran «Moments»; un repertorio variado y con ciertos cambios de ritmo. Mikael se mostró entusiasmado con la idea de tocar antes de sus ídolos de juventud, Helloween. Nos llamó la atención que sólo llevasen un guitarrista, Johan Reinholdz. Parece que Christopher Amott sigue de baja paternal y, en esta ocasión, no llevaban sustituto, como sí hicieron el año pasado (crónica de su concierto de Sevilla aquí).
Sonaron temas muy cañeros como «Encircled», «Nothing To No One», «Monochromatic Stains» o la siempre celebrada «Lost To Apathy»; para mí, una de las mejores creaciones del grupo. Y también otros más pausados, medios tiempos muy bien ejecutados como «The Dark Unbroken», «Phantom Days» o «Atoma», que se escuchó increíble.
«Misery’s Crown» supuso el colofón inmejorable a un gran concierto de Dark Tranquility en Zamora. Están en muy buena forma los suecos, disfrutando de los frutos sembrados en su larga carrera y haciendo disfrutar al respetable con descargas de calidad. Indiscutible notable alto.
Helloween
¡Calabazas forever por favor!

El mito al que fuimos a ver; uno de los grupos que hicieron que amase este género musical; y aunque es la tercera vez que disfruto de ellos desde su unificación, eso no evita que se me vuelva a erizar la piel escuchando himnos de juventud, los cuales suenan cada vez mejor en manos de este conjunto de músicos con Mayúsculas.
Tras la caída del telón negro que ocultaba el escenario, el más completo de todos los que pudimos ver en esta edición del Z! Live, Helloween comenzaron su espectáculo con “Skyfall”, el extenso primer single de su último y homónimo trabajo, del cual también caerían más adelante “Mass Pollution” y “Best Time”.
Tanto unos como otros encajan a la perfección en el repertorio clásico. Pero cuando este primer tema termina y un chupinazo de serpentinas cae sobre el público para que comiencen a sonar los acordes de “Eagle Fly Free”, empieza el delirio.
Siguieron con la mencionada «Mass Pollution» y luego Kai Hansen nos presentó con su guitarra uno de sus hits más clásicos, «Future World», interpretada con la voz de Michael Kiske, y que fue seguida por «Power», con Andi Deris tomando los mandos.
Si, para colmo, nos deleitan con un primitivo e inesperado “Save Us”, seguido de un medley con la voz de Kai Hansen, pues la locura es inevitable. Kai comenzó esta parte «a pecho descubierto», sin la guitarra, mientras cantaba los trozos de “Metal Invaders» y «Victim of Fate». Se colgó el instrumento en la parte lenta de esta última, para continuar con «Gorgar», «Ride the Sky” y acto seguido “Heavy Metal (Is the Law)”. ¡Una gozada!
Tuvimos hasta un momento más tierno con una fabulosa “Forever and One (Neverland)” a modo semi-acústico y con Kiske y Deris sentados en sus taburetes, pero no os relajéis. Sasha Gerstner hizo un pequeño solo para introducir una marchosa «Best Time», a la que siguieron “Dr. Stein” y el éxtasis con “How Many Tears”, que sirvió para finalizar la primera parte del show.

Ya en los «bises», las versiones extendidas de “Perfect Gentleman”, “Keeper of the Seven Keys” y “I Want Out” redondearon un acto de nostalgia muy vigente. Indescriptible como se te queda el cuerpo. Tuvieron, como los cabezas de cartel de todo el festival, pantallas, confetis, pelotas y un escenario con la calabaza gigante con el enorme set de batería encima.
Además, sonido espectacular donde tanto Andy Deris, Kiske, y Hansen blandieron sus voces y tal fue el nivel que ninguno destacó sobre el otro. ¡Muy grandes!
Curioso resulta el tema de las pelotas hinchables, que supuestamente están para que el público se las vaya pasando durante la interpretación de «I Want Out» pero que no tuvieron mucho movimiento. Parece ser que algunos «coleccionistas» retuvieron para sí algunos de estos globos, arruinando parte del espectáculo.
Evergrey
Profesionalidad y oficio.

Después del plato fuerte de la jornada, nos dispusimos a degustar un nuevo manjar, puesto que los suecos Evergrey eran parte del menú más gustoso para varios de nosotros. La banda lideada por Tom S. Englund está viviendo una segunda época dorada desde 2014 y su repertorio así lo atestigua.
La elección de temas fue muy buena comenzando con “Save Us», «Distance» y «Call Out The Dark». Tom comentó en algún momento que quizá en España sería normal, pero en Suecia no están acostumbrados a tocar a esas horas (tened en cuenta que comenzaron su concierto casi a la una de la madrugada).
Pudimos disfrutar grandes composiciones como «Eternal Nocturnal», con el solo de Henrik Danhage con el wah wah a tope, «Midwinter Calls» o «Where August Mourns».
De nuevo el sonido del maldito escenario Copper jugó sus malas pasadas. Llegó un momento que éste era tan embarullado que hasta la misma banda se perdió en “A Silent Arc”, amén de que Rikard Zander tuvo serios problemas con su teclado.
A pesar de ello, pudimos seguir gozando de auténticas delicias como “My Allied Ocean», “A Touch of Blessing” y “Kings of Errors”, que sirvió para cerrar. Las huestes de Tom S. Englund no se amilanaron y dieron un recital de primera división, con ejecución perfecta, y con el bajista Johan Niemann y el baterista Jonas Ekdahl en especial rompiéndose el cuello en cada tema.
También me gustó en esta ocasión la iluminación; bastante menos oscura y con menos humo de la que suele ser habitual en ellos en sala, lo que facilita la visibilidad y embellece el espectáculo. Aun así, nuestro fotógrafo en el foso, el Puli, no termina de estar de acuerdo con esta apreciación. A él le falta más luz, o comprarse un objetivo más caro.
Dry River
Virtuosas melodías. Ecléctica elegancia.

No vamos a mentiros.
Dry River es un grupo que cuenta con cariño especial por parte de esta web y nos hemos encargado de promocionar bastante a la banda con intención de que su sonido amable, con tintes de virtuoso progresivo y simpático hard rock, llegara a todo el mundo, pues entendemos que es una formación que ha de ser escuchada, al menos una vez, siendo consciente de que, casi con total seguridad y como mínimo, asentiréis con aprobación.
En el escenario Silver del Z! Live Rock 2023 los castellonenses enarbolaron unos de los sonidos más limpios y pulcros de todo el festival.
Todo sonó perfectamente y se escuchaba, no sólo la voz del sr. Belinchón, sino cada uno de los instrumentos de forma independiente y no solapada. Una auténtica maravilla.
En orden a no extendernos, el concierto inició con «Fundido a negro» y «Perder el norte», dos temas albergados en el sublime «2038» del que os dejamos la reseña realizada por quien suscribe AQUI.
En una pantalla poco usada en el festival hasta el sábado, aparecía la bonita portada de su nuevo disco «Cuarto creciente», plástico el cual llevan un buen puñado de conciertos de presentación y, en nuestro caso, era la primera vez que escuchábamos sus composiciones en concierto. Las primeras de ellas, fueron «Segundo intento» «Culpable» y «La Serpiente», temas que, como ya augurábamos, tienen un sonido en directo que rivaliza con el de estudio.
Por cierto, también se hizo la reseña de éste «Cuarto Creciente». Si os apetece leerla y saber más de este disco, os dejo reseña AQUI.
La vuelta al disco «2038» vino de la mano de «Camino» y, sobre su último disco, terminaron con «Capitán veneno», de la cual os podría hablar largo y tendido (así como del resto del bolo), pero por cuestiones de línea editorial, las crónicas han de ser «cortitas y al pie» así que, os dejo el video que grabamos sobre el meritado tema, para vuestro deleite AQUI.
El remate, como no pudiera ser de otra forma, acabó con la preciosa «Me va a faltar el aire» y por último, la emocionante «Traspasa mi piel».
Un concierto apasionante y muy bien ejecutado. ¡Ya estamos deseando volver a veros en el Leyendas!
Dünedain
La potencia sin sonido SÍ sirve de algo.

Los abulenses Dünedain son sinónimo de potencia en un sonido que han ido, poco a poco, haciendo reconocible, sobre todo, tras la inclusión, allá por el año 2015, del enérgico «Nano» Sanz, que es una apisonadora en el escenario.
Por ello, el hecho de que tuvieran tarea de darle cierre a un festival difícil, se antojaba como una empresa arduo complicada.
Sin embargo, la entrega y desempeño de Dünedain es siempre una apuesta segura y, creedme cuando os digo que la banda estuvo al nivel en su intervención en el festival zamorano.
Mas, ¿Fue todo color de rosa? Lamentablemente, no. El sonido del Copper jugó la última mala pasada en la última banda que lo pisaba, llegando al punto de dejarlos en completo silencio, teniendo por tanto, tras su primer disparo, que abandonar el escenario los integrantes en su totalidad hasta que pudieron «arreglar» los errores iniciales, los cuales, aunque fueron mejorados, no lograron hacerle justicia en ningún momento del directo al sonido arrollador que son capaces de lanzar los de Madrigal e la Altas Torres de su impresionante metal melódico.
Sin embargo, y dejando esta cuestión de lado, la «bestia parda» de su principal vocalista dio un espectáculo cojonudo, dándolo todo en su intervención, donde canciones como «1000 golpes», «Vuela», o «A un paso del cielo» sonaron con un envite envidiable.
Si a todo esto le sumamos la sobriedad y elegancia de su «alma matter» Tony Dünedain en su intervención, también a las voces y ataviado con su guitarra, hace que el binomio funcione de una forma fantástica.
«Legado», «Memento Mori», o con la que acabarían el directo y, por ende, el Z! Live Rock, «Corazón de Invierno», fueron temas que la gente cantó con unas gargantas ya algo cercenadas, pero dando las gracias a la banda por su entrega y espectáculo.
Antes de pasar a las reflexiones finales, os dejamos la galería de fotos de los grupos que actuaron el sábado.
¡Dadle a la flechita, insensatos!
ConclusioneZ
Y así acababa el Z! Live 2023.
Con uno de los grupos en mejor forma del panorama nacional, que fueron mermados por un sonido deficiente. Fiel reflejo de lo que ha sido este año el festival, un Z! de contrastes.
De máximas alegrías y profundas tristezas. De esperanzas ante el eminente crecimiento del festival y de frustraciones al tener la sensación de que no podían acometer tal aumento. De conversaciones apasionantes y de enfados a partes (casi) iguales. De conciertos con sonidos espectaculares y, cuanto menos, mejorables. De largos ratos de espera que conllevaron risas e impaciencias por mitad. De sol y de lluvia. De cancelaciones y de anuncios de continuidad. De verde césped y de grandes charcos. De cielo gris y azul…..
Este Z! ha sido complejo y quizás de ahí el hecho de que no vayamos a olvidar jamás esta edición con tantos obstáculos.
No mezclaremos esta edición con ninguna otra del pasado o del futuro simplemente porque esta edición ha sido única y, ¿por qué no decirlo? bastante auténtica.
El hecho de que afrontáramos el nuevo recinto, el “chorrazo” de cancelaciones, (Toro incluido), la lluvia torrencial, Ifeza y sus limitaciones, el aparcamiento infrautilizado, el bolazo de los Helloween, lo aprovechada que puede ser Zamora ante estos imprevistos, el encontrarte con tanta gente tan guapa, las risas robadas ante la adversidad, los desayunos esperanzadores, ése Mercadona cercano que nos salvó la vida… Tantas cosas…
El festival no ha sido perfecto, ¿qué duda cabe? Pero desde Esquirlas de Metal ya tuvimos ocasión de lanzar, a resultas del comunicado que hace pocos días lanzó la organización y que puedes leer AQUÍ, nuestro propio comunicado oficial, que también podéis leer más abajo, donde nos desvelamos como seguidores y defensores a ultranza del Z! Live por razones que van más allá de lo que podemos explicar en el presente texto final e incluso en el citado comunicado.

La organización, la ciudad, el cariño, el staff, los zamoranos, los bares, La Ruta de la Plata, Cristina y Andrés, la gente que acude, el sentimiento de familia…. Nos sentimos abrumados si hemos de explicarlo todo punto por punto.
Eso sí, el Z! ha de recoger cable. Pensar en lo bueno y en lo malo de este año. Hacer balance y hacerse sabedor de los errores cometidos (también potenciar los aciertos). Y así nos lo han hecho saber, que son conscientes de esto.
Como decimos, queremos al festival. Por ello, y como finalización de este extenso, sentido y, ¿por qué no decirlo?, difícil homenaje que hemos realizado en dos partes (puedes leer la crónica del jueves y viernes AQUI), os dejamos los aspectos positivos y negativos que destacamos, con orden a la mejora y, como no pudiera ser de otra forma, con la intención y el ánimo de ayudar a que el festival evolucione como merece:

ASPECTOS POSITIVOS DEL FESTVAL Y OTROS A MEJORAR EN SUCESIVAS EDICIONES.
- Aspectos positivos:
1. Reaccionar como lo hicieron el sábado: arreglo del suelo con paja y arena, devolución de la parte proporcional del festival no disfrutado y entrada gratis el sábado para quienes compraron ticket del viernes. A ello le sumamos el reconocimiento en comunicado oficial de hace unos días de los errores cometidos y el reintegro del dinero también proporcional, del día viernes y del 25% del abono.
2. El ingente esfuerzo por dotar al festival de otra dimensión, otro empujón hacia un evento de mayor entidad, mejores bandas, más capacidad…
3. La cercanía de la organización para con medios especializados y de todo el equipo de las barras, merch, acceso, etc. Calidad humana.
4. Habilitar un carril por sentido en la carretera de acceso a Ifeza para aparcamiento.
5. Los dos fantásticos escenarios y el que no se solaparan actuaciones.
- Aspectos a mejorar:
1. La gestión de la suspensión de la jornada del viernes. El error seguramente estuvo en comunicar días antes que había plan B con un festival “Indoor” seguro.
2. Ninguna iluminación en las zonas de WC. Escasa o ínfima en barras y otros lugares, todo bastante oscuro; no daba buena imagen.
3. Comida cara y colas en muchos puestos, con largas esperas en algunos Food Trucks.
4. No entendemos el prohibir meter paraguas, aunque fuera de los de tamaño pequeño. Eran enseres de primera necesidad. Tampoco la prohibición de introducir comida (en otros festivales se permite; existiendo un vacío legal, pensamos que la organización Z! debiera replantearse el asunto, pues su idiosincrasia no va con este tipo de prohibiciones).
5. El no traer sustituto para la banda que se cayó en el día de Toro (la organización no comentó nada en redes, ni para decir que no iba a haber recambio).
6. Aparcamiento en Ifeza. Había espacio para haber metido equis número de vehículos. O al menos prensa especializada y otros engranajes del festival. Puede que hubiera alguna razón, pero no la hemos sabido.
7. No había grada, aunque se compensó con banquitos individuales.
8. Sonido deficiente del Escenario “Copper”.
9. La mala decisión de que Eluveitie tocaran sólo unos cuantos temas y que no hubiera información al respecto.
Larga vida al Z! Live Rock.
Autores de la crónica:
- Antonio J. Álvarez «Nono».
- Miguel Martínez.
- El Puli de Cádi.
- Pablo Alarcón.
- Javier Barrera.
Fotografía: A. Pulido, P. Alarcón y A. J. Álvarez