La Historia, el mar y las tabernas.
CRITICA LD
Material a pulir: INCURSED
Disco: “Baskavígin” (2021)
Procedentes de: Bilbao (Vizcaya)
Fundación: 2007
Estilo: Folk/Viking/Pagan Metal
Discografía:
- «Time to Unsheathe Our Rusty Swords» (EP) (2009)
- «Morituri» (2010)
- «Fimbulwinter» (2012)
- «Beer Bloodbath» (EP) (2014)
- «Elderslied» (2014)
- «The Slavic Covenant» (EP) (2017)
- «Amalur» (2017)
- «Baskavígin» (Single) (2020)
- «Patxi Porroi» (Single) (2020)
- «Who Stole My Beer» (Single) (2020)
- «Baskavígin» (2021)
Sello discográfico: Helheim Records
Redes Sociales:
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Instagram: @incursedband
Twitter: @IncursedBand
YouTube: IncursedOfficial
Autor de la reseña: El Puli de Cádiz

Incursed se formaron en Aranda de Duero, allá por 2007, pero la actividad de la banda realmente despegó al mudarse a Bilbao, de donde son los únicos miembros que quedan de la formación original: Asier Amo (batería) y Jon Koldo Tera (voz y teclados), al que posiblemente conozcáis también de Orion Child y Vhäldemar, grupos en los que se encarga de los teclados. La formación se completa con los guitarristas Lander Lourido y Oier Calvo (Orion Child), y con el bajista Haitz Etxebarría.
El estilo de la banda podría calificarse como Pagan/Folk Metal y seguro que cautiva a los seguidores de grupos como Ensiferum, Týr, Moonsorrow, etc.
La obra que nos ocupa, «Baskavígin» fue publicada a principios de febrero de 2021 a través de Helheim Records, siendo producida por Pedro J. Monge (Vhäldemar) en los estudios Chromaticity. La portada es obra de Adolfo Warbanner, que ya había colaborado anteriormente con Incursed en la portada de «Amalur» y que también ha trabajado para The Faithless, Orion Child o Ad Eternum. Podéis ver su obra en su web.
En cuanto a colaboraciones, podemos decir que las guitarras en esta introducción han sido interpretadas por Dann Hoyos, de Rise To Fall; los violines van a cargo de José Rubio (Drakum, Northland); se hacen acompañar por David Sánchez «Dagda» (Celtibeerian), introduciendo la gaita, el banjo, el whistle y el bouzouki; y en «Souls On Fire» cuentan con Zarach Llach, de Lèpoka a cargo del tin whistle; todo para darle un aire más folk, si cabe, a la música de Incursed.

«Baskavígin» es un vocablo islandés que hace referencia a la matanza de los balleneros vascos ocurrida después de que, en el verano de 1615, 86 hombres, capitaneados por Martín de Villafranca, Pedro de Aguirre y Esteban de Tellería navegaran hasta las frías aguas del norte de Islandia, donde acabarían protagonizando uno de los episodios más negros de la historia del país.
Ese año había sido difícil para la población islandesa, ya que las costas permanecieron congeladas hasta el final del verano y perdieron bastantes cabezas de ganado. Las tres embarcaciones arribaron a las costas de Reykjarfjörður en junio y, cuando partieron de nuevo en septiembre, un terrible vendaval empujó los barcos hacia las rocas. Sobrevivió la mayor parte de la tripulación. Después del invierno, los hombres al mando de Pedro de Aguirre y Esteban de Tellería regresaron a casa, pero la tripulación de Martín de Villafranca permaneció en la isla. El magistrado Ari Magnússon consideró a los navegantes vascos culpables de una serie de robos y otras fechorías y fueron sentenciados a muerte. En total fueron asesinados 32 marineros.
En Islandia, este episodio histórico es conocido también como Spánverjavígin (la matanza de los españoles). Curiosamente, son unos hechos bastante conocidos por la población islandesa, mientras que aquí han empezado a salir del olvido a raíz de la abolición (¡¡en 2015!!) de la ley islandesa que permitía matar vascos. En 2018 se estrenó un documental, titulado «Baskavigin a.k.a., la matanza de los balleneros vascos», que analiza los hechos, su contexto y sus consecuencias.
Disculpad la «chapa» histórica, pero me ha parecido interesante indagar en el significado del vocablo que Incursed han elegido para titular su quinto trabajo de larga duración.

Vamos ya con los detalles de las canciones que conforman este gran disco de Incursed.
El LP se inicia con una pausada introducción instrumental, acompañada de sonidos de la naturaleza, cantos de pajarillos, las olas del mar… El título, «1615», hace referencia al año en que se desencadenaron los hechos que acabaron con la matanza de la que se habla en la siguiente canción.
Tras la bucólica introducción, «Baskavígin» se presenta con un riff inicial muy del estilo Folk Metal épico de escuela finlandesa. Los cambios de ritmo y riffs se van sucediendo, con presencia de algunos blast beats. Las estrofas combinan diferentes tipos de voces: aquí una gutural más grave, allá otra desgarrada, más allá una voz limpia y melódica, hasta desembocar en un estribillo con voces limpias, cantado en euskera, tras el cual se suceden solos de guitarra y teclado. El estribillo se repetirá incontables veces, pero sin llegar a cansar al oyente, dado que los ritmos subyacentes van variando, manteniendo el interés. Como el lector ya habrá supuesto, la temática de esta pieza es la descrita en la parrafada que el autor de la reseña se marcó anteriormente.
El tercer corte, «Who Stole My Beer» es un tema rápido, que se inicia con ambiente épico pero cuya letra, sin embargo, sólo puede tomarse en plan de guasa. Como será tónica general a lo largo del desarrollo del disco, nos encontramos voces guturales intercaladas con voces limpias. El estribillo suena festivo, con coros de voces «de borrachos» y violines folkies, a cargo de José Rubio (Drakum, Northland) acompañando mejor al aspecto lírico de la canción. El solo se basa en melodías a contrapunto entre guitarra y violín.
Una melodía hecha con trémolo sobre doble bombo da comienzo a «The Black Hunter». A continuación, los músicos vascos nos van presentando una serie de riffs que acaban por desembocar en las estrofas, que llevan una cadencia algo más lenta que en anteriores temas. El estribillo, de nuevo con voces limpias, se muestra épico, y la velocidad del acompañamiento va variando. Además, en sucesivas repeticiones, se irá modulando su melodía. La parte instrumental está pensada para ser acompañada por el público haciendo coros, lo cual es también parte de la identidad de buen número de canciones de este disco.
«Colossal» empieza con un riff acompañado de una batería a gran velocidad. Incursed exhiben a continuación una melodía de guitarra acompañada por un grito de guerra al estilo blacker. La velocidad baja un puntito y las guitarras se entretienen en riffs y melodías cambiantes, mientras las voces, ora cavernosas, ora melódicas, van desgranando las estrofas. El estribillo resulta pegadizo, con voces limpias, como de costumbre, y con un acompañamiento de rápidos teclados que podrían recordar a bandas de Power Metal finesas como Sonata Arctica o Stratovarius. En la parte instrumental, encontramos un violín un poco a lo Skyclad sobre un riff entrecortado, que ha quedado muy bien..
Casi diríamos que es rockera la siguiente canción. «Eusko Troll Label» comienza con un ritmo, un groove, muy rockero. Luego ya le meten esos porrazos tan característicos del Folk Metal nórdico. Es una canción disfrutable, por los cambios de ritmo, los coros tipo «gang» e incluso ciertos teclados con sonido algo ochentero aquí y allá. Dagda vuelve a colaborar con instrumentos folclóricos. La letra, completamente en euskera, habla de la gran calidad de la carne de troll con denominación de origen Eusko Troll. No es para tomársela muy en serio, no; pero estamos seguros de que será una de las que más disfrutará el público en directo.
El comienzo de «Into The Curse» resulta épico, sensación que se acentúa con el acompañamiento del violín. Las estrofas, susurradas sobre arpegios de guitarra acústica y una fuerte base rítmica, recuerdan un poco a los suecos In Flames. El tema es una montaña rusa, con contantes cambios de ritmo. Como es usanza de Incursed, se van introduciendo distintos tipos de voces en diferentes partes de la canción, lo que, junto con los mencionados cambios de ritmo, aporta mucho dinamismo. Los solos van acompañados incluso de blast beats a todo trapo.
Cantada en euskera, «Patxi Porroi» habla de un tal Patxi, que se dedica a hacer pociones con hierbas que busca en el bosque; pociones con alto contenido alcohólico, por lo que deduzco. El inicio del tema cuenta con una importante presencia de teclados. Dominan las voces guturales e incluso blackers, con partes limpias también. En el estribillo, los coros diciendo «Patxi» introducen frases guturales, y destaca también el uso de modulación. La canción cuenta con una especie de interludio en el que toma protagonismo el bajo, que pronto se hace acompañar de coros que podríamos llamar «tabenícolas», si se me permite el invento, con la velocidad in crescendo, resultando muy festivo. Los solos se reparten entre el teclado y las guitarras de forma muy efectiva.
Musicalmente, «Paganauts» me parece algo así como Power / Folk Metal . Es un tema rápido y épico, con buen balance de voces guturales y limpias. Los solos vuelven a repartirse entre guitarras y teclado, con un resultado más que solvente. Los teclados al final de la canción tienen bastante regusto de Metal progresivo. La letra nos habla de la Nao Victoria, que con la que Juan Sebastán Elcano y otros 17 hombres fueron capaces de completar la primera vuelta al mundo y que, según la tradición, fue construida en los astilleros de Zarauz. La nave desapareció en alta mar, en otro viaje, volviendo a España desde Santo Domingo. Los «paganauts» de los que habla la canción serían los espíritus de los marineros ahogados en el hundimiento de la nave, si no he interpretado mal la letra.
Con ambiente pastoril da comienzo «Souls On Fire», cuya atmósfera folk se va haciendo más festiva a medida que la sección rítmica va modificando el acompañamiento a la melodía principal. Yo diría que es un poco Korpiklaani. Pero llega un momento en que estalla la velocidad a ritmo de blast beats y la voz desgarrada y gutural desgrana la primera estrofa, en la que nos cuentan que el aire, la lluvia… no son suficientes para hacer arder sus almas, que necesitan evadirse de la realidad, que sus almas piden fiesta, alcohol… El estribillo regresa a tesituras folk festivas y alcohólicas. En este tema colabora Zarach Llach, de Lèpoka, al silbato de estaño («tin whistle», en la lengua de Shakespeare).
El punto final al disco lo pone un tema extenso, de poco más de 10 minutos, «Saltus eta Ager» (que sería algo así como «bosque y campo» en latín, aunque la conjunción copulativa creo yo que sería «et»), dividido en dos partes. En la primera parte, «Saltus Vasconum», Incursed nos hablan de los bosques de su país. La letra está cantada alternando el euskera y el inglés. Incluye riffs cercanos al Heavy Metal clásico, así como otros más oscuros. Tras la tormenta llega la calma: un colchón de teclados y sonidos del bosque dan inicio a la segunda parte, «Ager Vasconum». Las primeras estrofas, en euskera, van cantadas a coro y se van añadiendo unos tambores que evocan sonidos marciales. Tras la entrada de la guitarra acústica y el bajo, acompañados de una ligera percusión, cambian al inglés. La intensidad sonora va creciendo y hacen aparición las voces guturales. Una melodía épica de guitarras pone la guinda a este último corte, dejando un gran sabor de boca, o de oídos, ¿qué sé yo?.

Ya sabéis, si os gusta el Folk Metal potente y variado, no podéis dejar pasar este disco. Lo mismo es aplicable a quienes no estén metidos en el estilo: no dudéis en darle una oportunidad a Incursed.
¡Pulsad el play, insensatos!
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¡Nos seguimos viendo por la fragua, metal splinters!