Así conocí a… Stormlord.

Stormlord: "Hail, Extreme Epic Metal Caesars!"

Recuperamos la sub arista de La Esmeriladora de título «Así conocí a…», tras haber traído a esta fundición a bandas como Epica, Moonspell o Stratovarius, nuestros últimos protagonistas.

     El Metal Extremo siempre rondó por mis estanterías de discos, gracias también a algún amigo degustador de este subgénero tan especial. Pero dentro del mismo, la vertiente más melódica o accesible fue la que me cuajó más. En esas, y creo recordar que debió ser por algún catálogo dado que me remonto a 1999-2000, di con una banda italiana que fusionaba partes furibundas de Extremo y voz gutural con pasajes más melódicos y con orquestaciones, sobre la base de lírica centrada en historias, personajes, batallas y acontecimientos de la cultura y civilización mediterránea.

     En aquella época fue cuando mi gran amigo (y «Maestro») José C. Lancharro me grabó en cinta de sesenta el primer disco de larga duración de Stormlord, «Supreme Art of War». Desgraciadamente no puedo narrar vivencias en directo porque nunca los he visto en concierto como sí hice con las otras bandas objeto de otros «Así conocí a…» aunque sí he tenido otro tipo de vínculo que dejo caer más adelante.

A partir de ese momento de hallazgo musical con la mencionada casete, la squadra romana se convirtió en una de mis bandas fetiche, además de grupo de culto. Y ahora sabréis por qué.

El jinete de espada flamígera.

   Un equino negro zaíno, rezumando fuego por el hocico y con ojos incandescentes, en primera línea de batalla, cabalgado por un jinete con máscara tétrica que sujeta con fuerza las riendas del caballo. Un ejército de lanzas tras ambos, saliendo de una fortaleza y partiendo hacia otra lid marcial, sobre colores anaranjados y oscuros. La escena bien podría tener su influencia de «El Señor de los Anillos», sacado de cualquier capítulo donde se cite Mordor. En un espacio superior de la ilustración, velados, aparecen los músicos. Así se puede describir la portada del que fue el primer elepé de Stormlord, «Supreme Art of War» (1999).

Antes de ese primer álbum editaron varias maquetas/demos de las que destacaría «Black Knight» (1993) y posteriormente un EP titulado «Under The Sign of the Sword» (1997) de tres temas. Como paso previo a la publicación de «Supreme Art of War» lanzaron el single «Where My Spirit Forever Shall Be»

Volviendo al disco de estudio debut, mi atracción por los artwork pudo una vez más y sembró la dosis de curiosidad necesaria para crear expectativa, corroborada por el contenido musical, un puñado híbrido de canciones con cierto poso de época medieval al introducir distintos pasajes del estilo, con coros femeninos y masculinos de soprano, tono marcial, efectos sonoros como el viento soplando, galopantes partes rítmicas, el fragor de la batalla, etc., todo engarzado con estructuras de Metal Extremo y aderezado por elementos melódicos y orquestales. 

Destacaría el álbum entero, una auténtica joya de su estilo, una marcha marcial salvaje pero no exenta de descansos del guerrero, remansos de coros femeninos que emocionan y transmiten, junto a unas estructuras de teclados inconfundibles, estandarte de los romanos y su obra; sones alegres folclóricos y versos líricos que te remontan a tiempos pasados donde el acero y el fuego dominaban las tierras.

Las letras del disco como se puede intuir versan sobre la guerra, batallas de antaño, el honor, el culto a Roma y su imperio… típico pero bien hecho.

Medusa a las puertas de la utopía

     Con su segundo LP «At The Gates Of Utopia» conseguirían dar un salto cualitativo y de «popularidad», teniendo en cuenta la dimensión más de culto que de banda grande que siempre ha tenido Stormlord. Esa nueva dimensión se nota sobre todo en la calidad de la producción, nítida, poderosa, pulcra. Sonido crujiente, el más «bruto» de su carrera. Una portada nuevamente espectacular del renombrado artista Joe Petagno, repitiendo tonalidades anaranjadas/oscuras para presentar un cuadro, una escena de guerrero blandiendo espada sobre corcel brioso a las puertas de una ciudad en llamas (¿mito Roma/Nerón?)

Previamente editarían para regocijo de las huestes del Señor de la Tormenta un mini con dos temas que aparecerían en «At The Gates…», otros dos cortes instrumentales y varios en vivo, dos de ellos versiones, de Death SS y Metallica.

«I Am Legend» sería el gran single, su primer videoclip con un impacto brutal en visualizaciones con casi 740 mil y con una temática alejada de la épica que les identifica (un tema bastante bestia) que aquí podéis ver.

La lírica del álbum sigue siendo continuista de lo que será su armadura de identidad, las guerras y los mitos de la civilización mediterránea, no en vano el CD se abre con mención a los Samnitas, antiguo pueblo itálico de la región montañosa de la Italia centro-meridional entre el siglo VII y el III A. C. ; «Xanadu» que habla del palacio de verano del Gran Kan mongol Kublai (S. XIII D.C.);  «…And Winter Was» que trata sobre el mito de Perséfone o la propia Medusa que también tiene presencia en el disco. Por contra, «I Am Legend» rompe el molde letrístico ahondando en pesadillas mentales.

Del Culto de las Gorgonas a Mare Nostrum

Los dos siguientes álbumes de Stormlord «The Gorgon Cult» y «Mare Nostrum» experimentarán una cierta evolución en parámetros sónicos, guitarras con patrones del Death Melódico de la denominada Escuela de Göteborg y sintetizadores, más que teclados clásicos/barrocos, pero conservando la esencia de El Señor de la Tormenta.

En «The Gorgon Cult» la propuesta musical es de sonoridad más cristalina, solemne y quizá algo experimental pero sin perder autenticidad. Incluso aprecio intrincados pasajes Black/Death realmente a valorar.

De este tercer LP de los italianos destacaría «Dance of Hecate», «Wurdulak» con ese peculiar fragmento narrado de la película original «Las tres caras del miedo» («Black Sabbath» en la versión estadounidense), film del director Mario Bava que engloba tres cuentos de terror, uno de  ellos titulado «Los Wurdalak»; «Under The Boards» donde destacan atmósferas y teclados a lo Cradle y un tenebroso «The Gorgon Cult» con fabulosa intro de teclados, adjetivo que extiendo a toda la instrumentación del corte. Mención especial para la versión  del «Moonchild» de Maiden, digna. Excelente, por otra parte, el trabajo de batería y sobre todo de instrumentación en general, con unas partes sublimes como en el tema homónimo del título del CD, como he apuntado.

¿Letras? No abandonan su interés por la mitología antigua (Hécate, Medusa, la civilización Lemuria o de nuevo la estirpe de los Samnitas). Como el posterior trabajo discográfico, hay espacio para otro tipo de escritura, como pasa con «Under The Boards», historia más propia de composición deathmetalera (vísceras y cadáveres everywhere…) Igualmente, alusión a historias fantásticas, a los muertos vivientes en «Nightbreed» (aunque F. Bucci apunta a gente opostunista más que a zombies; la letra fue escrita por el cantante de Elvenking) y a los vampiros en «Wurdulak».

Ediciones diferentes de ambos álbumes.

     Ejerciendo de nexo entre ambos discos editaron un DVD en directo “The Battle of Quebec City” y un recopilatorio celebrando 17 años de Extreme Epic Metal.
En “Mare Nostrum” (2008) musicalmente siguen siendo fieles a su identidad sonora de pasados lanzamientos, pero se advierte un giro a sonidos más experimentales vinculados al Death melódico. Ello es especialmente evidente en el corte «Neon Karma», en una onda In Flames del «Whoracle». En esa línea rompedora citaría también a «The Castaway», medio tiempo con un registro vocal diferente a mitad de la escucha. Algo de innovador tienen los coros femeninos en “Legacy Of The Snake”. Otros tracks diferenciales en lo instrumental son «And The Wind Shall Scream My Name», de riffs del Melodeath gotemburgués y “Dimension: Hate” recordándome algún fragmento al sello Bodom, jugando con texturas no oídas antes en el seno de la banda latina.

En lo tocante a tinta el cuarto álbum de larga duración es nuevamente continuista de su legado madre: mitología y belicismo de remotas épocas. Así, el corte “Mare Nostrum” aborda los conflictos de las dos principales potencias del Mediterráneo en los siglos II-III A.C.: Cartago & Roma. “Legacy of the Snake” trata sobre mitología hindú. “Emet” se centra en el mito del Golem de la cultura judía. El precio de la guerra está presente en “Scorn”. Y la isla de Ítaca de Homero aparece en “And the Wind Shall Scream My Name”. Por último “Stormlord” es una referencia a un hipotético guerrero todopoderoso que reza a un dios de la guerra para que le guíae y asista en la batalla, el Señor de la Tormenta; bien podría ser una auto reivindicación como banda, un “aquí estamos” pese a todos los enemigos (así lo interpreto).

Sin embargo, hay un sesgo existencialista, podría decir, en tres canciones. “Neon Karma” se sale del patrón bélico-histórico imaginando una Humanidad dominada por las máquinas y sin alma. Similar enfoque en «Dimension: Hate» (“…el pecado más oscuro de la humanidad, el vacío de la mente, está convirtiendo a los humanos en máquinas frías…”) y en “The castaway”, que refiere sobre la existencia, el encontrarse a uno mismo, mediante la figura de un náufrago.

Rumbo a Hesperia.

    La nueva travesía se hizo esperar. De navío en navío (porque en las dos portadas aparecen) pasaron cinco años hasta publicar nuevo material, un álbum conceptual basado en la epopeya latina Eneida de Virgilio y en concreto en la Guerra de Troya, disintas tramas y personajes (Aeneas, Dido la Reina de Cartago…), con una lírica épica y elaborada, ambientación de la época y cargada de pomposidad instumental, siendo la obra más corta de cuantas ha creado stormlord (44 minutos, algo menos que su debut).

Muy en la línea de las estructuras compositivas habituales convirtiéndose ya en fórmula magistral, repetida pero eficiente, la pieza “Hesperia” es un ejercicio de elegancia como banda sonora de película bélica que recrea la civilización grecorromana y su idiosincrasia, sobre todo en lo bárbaro y amor por la tierra de nacimiento. Quizá el trabajo menos “duro”, pero más cuidado en elementos de orquestación, ganando enteros en el terreno melodioso y emocional, por contrapartida, siendo un buen ejemplo de esta deriva el tema “Motherland”, de ritmos, sones y danzas exóticas mediante sintetizadores que hacen de timbales y otras percusiones, recreando atmósferas orientales singulares. Estas estructuras se repiten en distintos momentos del redondo, por lo que queda como impronta global.

El título del disco, “Hesperia”, hace referencia a una de las ninfas cuidadoras del famoso Jardín de Occidente, ubicado por algunos historiadores en el Norte de África, Hespérides, aunque también podría hacer alusión a un lugar físico, pues algunas fuentes citan a Hesperia como el primer nombre que recibió nuestra península en la cultura clásica.

Centrándome en el apartado musical, me quedo con “Aeneas”, “Motherland”, el título homónimo ya que junto con el videoclip hacen una entente muy emotiva y “Onward To Roma”.
Como dato curioso comentar que para la presentación de “Hesperia” y sobre todo para darse a conocer Stormlord estuvo girando unas fechas por España, Barcelona, Madrid, Alicante y Jaén, en el Metalauringis Extreme Festival, último emplazamiento a dónde estuve a punto de ir (finalmente tocaron al margen de ese festi)

El último arte supremo de guerra: "Far"

     Con cada atraque a puerto musical, conforme pasan los años, más tarda en hacerse visible y audible la figura de El Señor de la Tormenta. Otros seis larguísimos años para engendrar nuevo disco, «Far».

Dos veces he entrevistado a la banda, cuando éramos blog en octubre de 2016, a Christiano Borchi el vocalista y en 2018, a F. Bucci el bajista y letrista. Ambos nos daban a entender que era muy complejo dar luz a cada obra, por dos motivos: la meticulosidad en el proceso de composición y grabación y el hecho de no vivir de la música. Así pues, «Far» era una creación muy esperada por fans.

Artwork de Gyula Havangsak

Esto comentaba yo acerca del último lanzamiento de la banda transalpina:

«Stormlord ha creado una banda sonora de bella y marcial música extrema y épica«Far», una joya del género, donde vuelven a hacer brillar esa combinación en perfecto equilibrio con preciosistas partes armónicas basadas en orquestaciones sublimes, evocadoras de pasajes históricos y bélicos, junto a coros que magnifican cada pieza, bien engarzadas con otras salvajes, de sangre y arena, potentes riffs machacones y una legión de tambores de guerra que se fusionan en un todo brutal con voces de ultratumba, en trance, ávidas de narrar tiempos pasados de aquella próspera y violenta Era.»

Esta postrera creación de los épicos romanos me recuerda al elegante «Hesperia», por la relación que guarda en estructuras, elegancia, ya digo, pomposidad musical de carácter muy cinemático, pero con sonido algo más endurecido. Si he de citar canciones encendidas, serían «Levante», accesible al máximo, melodiosa, refinada preciosista… Lírica inspirada en un poema del escritor Walt Whitman titulado «La oración de Colón» y presenta a éste admitiendo que su hazaña la llevó a cabo para gloria propia y no para la de Dios. «Mediterranea», «Invictus», «Romulus» y «Vacuna» por ser el estilo genuino de la banda; «Far» por contener voces limpias de Marco Palazzi que aportan ese extra y «Leviathan», single majestuoso.

Como elemento de curiosidad y que constata el estrecho lazo que tengo con la banda (por ser fiel seguidor y por entrevistarles varias veces) y por consiguiente de Stormlord con EdeM, les pedí que grabaran un breve saludo para la web y accedieron a ello rápidamente (agradecido a F. Bucci

He querido recoger y mostrar el legado de Stormlord, ahora inactivos, para dar a conocer a una formación que, bajo mi criterio, debiera gozar de mayor impacto y reconocimiento. Les rindo homenaje no póstumo esperando nueva aventura musical de su exquisito Extreme Epic Metal. Onore per i Signori della Tempesta:

Christiano Borchi (voz), Francesco Bucci (bajo y letras), David Folchitto (batería), Riccardo Studer (teclado y orquestaciones), Gianpaolo Caprino (guitarra y voces) y Andrea Angelini (guitarra) y resto de miembros que pasaron por la formación.

Onore per i Signori della Tempesta. Honor To  Stormlord!

Autor del artículo: P. Alarcón «Aliscar»

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