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Desértico paraje, agrietado como formando un enorme puzle en el suelo; tres estructuras pétreas minimalistas con un dibujo vegetal central dominan la escena mientras un nítido cielo y dos figuras cúbicas ponen el toque de color. La geometría siempre estuvo presente en la imaginería de uno de los combos metaleros más importantes de Finlandia y del mundo. Hablamos de Stratovarius y su universo singular, tras la mente y obra del gran Timo Tolkki, ahora una sombra de lo que fue allá por finales del siglo XX. Quizá en otra oportunidad realicemos un monográfico sobre ellos; esta vez hemos preferido el formato “Small Ball” y hablaremos del que para A. Gil y Pablo Alarcón es su disco fetiche, con el que descubrieron a tal banda. Primero rememorará tiempos P. Alarcón analizando temas del «Episode» y a continuación A. Gil nos hará partícipes de sus sensaciones sobre el álbum.
Granos de arena fina se deslizan por el embudo temporal, dejando un poso de Power Metal de órdago, molde perfecto para lo que vendría después, recogiendo el legado, siendo el Guardián de las Siete Llaves…
Arranca lo que para ambos fue el primer encuentro con la fusión, en nombre, de la Stratocaster de los riffs punzantes, rompedores, virtuosos y poderosos y el Stradivarius más barroco, orquestal, clásico y elegante.
Con esta portada del álbum “Episode” llegamos hasta ellos. Un chaval bastante más joven -yo por entonces tenía los 21- al que conocí de la facultad, me prestó una casete con ese famoso disco grabado. Mi amigo A. Gil y yo lo flipamos con el que era el quinto trabajo de los fineses, grupo totalmente desconocido para los dos en aquella época, 1996, donde internet apenas echaba a rodar.
Y con esa base episódica iré atrás en el tiempo para hablar de Stratovarius, una de las primeras bandas que más influyeron en la consolidación del Heavy Metal como género predilecto, ya para siempre (otras fueron Hammerfall o Rhapsody, con monográficos ya elaborados y disponibles en la web; pincha ahí).
El tic tac de una aguja pesada marca el inicio de una de las canciones más icónicas de la agrupación, “Father Time”. Velocidad endiablada, doble bombo clásico del Power Metal, coros majestuosos y estribillos pegadizos, junto a riffs y punteos hierro Strato y teclas que siempre serían vitales para redondear con letras doradas el sonido de los suomis.
Citar canciones sobresalientes sería descargar el disco al completo, sí, sí, porque la calidad de “Episode” es total. Pero sí podría dar algunas pinceladas, comentar ciertas notas del Track List:
Por último, os dejamos breves apuntes técnicos que aparecen en los créditos del libreto.
Grabado y mezclado en los Finnvox Studios, interviniendo Mika Jussila, Mikko Karmila y el propio Timo Tolkki, entre los meses de octubre de 1995 y febrero de 1996.
Orquesta y coros: Sibelius Orchestra & Choir, dirigida por Reijo Karvonen.
Arreglos por Timo Tolkki.
Artwork por Sakari Peltola.
Logo (“tipografía) por Marisa Jacobi.
La primera vez que leí sobre el acrónimo Stratovarius (Stratocaster + Stradivarius) fue en la revista Kerrang!, que solía comprar en un quiosco de camino a la Universidad. Recuerdo perfectamente esa foto de la banda con un fondo entre azul y verde. Luego, en números posteriores de la ya desparecida revista en versión española, se convirtió en póster de pésima calidad y llegó a ocupar un sitio privilegiado en una de las paredes de mi habitación.
Pudimos hacernos con una copia de “Episode” a través de un chico que vivía en el ramal de Espartinas, quien se lo pasó a Pablo Aliscar en una cinta TDK de 60 minutos. El orden de los temas que aparece en el CD no era el mismo que el de la cassette. “Episode” empieza con «Father Time» y la primera canción que teníamos nosotros era «Uncertainty» que, si mal no recuerdo, es la sexta en el tracklist. El arranque, por tanto, era muy diferente. De un medio tiempo se pasaba a una canción rapidísima como «Father Time» y es precisamente «Father Time», justo en esa segunda posición, la que nos abría las puertas a un universo nuevo: el del power metal europeo.
Junto a Stratovarius, formaban nuestra trinidad Hammerfall y Rhapsody. Con ellos empezamos a vivir la música: a escucharla, a verla, a tocarla, a olerla, a paladearla, a coleccionarla. “Episode” influyó en muchas bandas. “Ecliptica”, debut de Sonata Arctica, por ejemplo, es una magistral prolongación del trabajo de Tolkki y compañía.
No voy a hablar ni analizar canción por canción, pinceladas ha dado Pablo Aliscar antes, sino de momentos puntuales, algunos borrosos. Recuerdo saltarme alguna que otra clase y sentarme en el viejo banco que estaba junto a la puerta del Aula 1 de la Facultad de Filología Hispánica, en la antigua Fábrica de Tabaco, escuchando una y otra vez la cinta en mi walkman, armado con un boli bic para el rebobinado, el olor de la madera antigua y el escudo de la perplejidad.
Enseguida nos hicimos con más material de la banda. Cobrada la beca que me dieron aquel año, compré en la desaparecida Sevilla Rock el trabajo que precedía y anunciaba “Episode”, “Fourth Dimension”, en CD. Lo curioso es que no tenía equipo para reproducirlo. Usaba el radiocassette de mi prima Mari, que venía con lector y pletina, y pude hacer una copia en cinta.
“Visions” vino después. Para muchos es la obra cumbre de Stratovarius, el disco que de verdad los catapultó a las primeras filas del metal europeo. Para Pablo Aliscar es un disco muy especial. Se lo regalaron sus Voltis (equipo de baloncesto de minibasket femenino que entrenaba) y además se lo firmó la banda en el Metalway de Zaragoza 2009. Pero para mí está un peldaño por debajo de “Episode” porque carece del impacto del anterior, no causaba ese asombro, esa perplejidad de la que hablo más arriba ni abría puertas a un mundo de sinestesias nuevo. «Visions» era ya el mundo nuevo, al que ya estaba acostumbrado y del que no quería salir.
“Episode” conjuntó por primera vez a la alineación más clásica de la banda: Timo Kotipelto a las voces, Jari Kaunilainen al bajo, el ex Yngwie Malmsteen Jens Johanson a los teclados, debutaba el ex Running Wild Jörg Michael a la batería y Timo Tolkki a las guitarras. Cinco grandes músicos que se encontraban en el mejor momento de su carrera y que formaban uno de los planteles más sólidos de todo el power metal europeo. Aquí quiero hacer un inciso: no considero a Helloween ni a sus “Keepers”, Gamma Ray, Grave Digger o Running Wild como power metal sino como faros indelebles de este. Hay que destacar, igualmente, el papel del sueco Yngwie Malmsteen, influencia clarísima en Tolkki, o los primerísimos Queensrÿche.
El 5 de mayo de 2000 nos llevó a la localidad de Mijas, Málaga, donde los fineses presentaban “Infinite”. Venían acompañados, entre otros, por los transalpinos Rhapsody, quienes giraban por primera vez sin la fastuosidad de sus arreglos, con un desarrollo insulso pero que dejó para la historia un “Eternal Glory” bajo la lluvia mágico. El show de Stratovarius fue brutal. Me atrevo a decir que está entre mis cinco mejores de todos a los que he asistido. La banda estaba en una forma envidiable. El propio Fabio Lione presenció impasible toda la actuación en un rincón del escenario. Los temas de “Episode” erizaban mi piel: “Father Time”, “Forever” (¿cuántas veces no han intentado conseguir el feelling que desprende esta canción en otros trabajos resultándoles imposible?), “Speed Of Light”… Lo chillamos todo.
Ahora que ha vuelto el vinilo, he estado investigando otros formatos físicos en los que salió publicado “Episode”. En páginas como Discogs, el gran mercado de compra y venta del LP, el precio del disco no baja, actualmente, de 450 euros. El último se vendió en dicho portal el año pasado por 150. Pasa lo mismo en Ebay. No sé cuantos se publicaron, debió ser algo limitado, pero, además de Discogs, la página www.metal-archives.com confirma que es un lanzamiento oficial. No ocurre lo mismo con el cassette, que existe, pero que no forma parte del catálogo canónico de la banda salvo una edición coreana del sello YBM Seoul Records, INC. Su precio es muy asequible.
Para terminar, si no has escuchado este disco todavía, te recomiendo hacerlo. Lo que empezaron bandas como Helloween, Blind Guardian o Gamma Ray se filtra aquí y se enriquece con la velocidad neoclásica del maestro Yngwie, del quehacer progresivo de Queensrÿche y del encanto de Crimson Glory, entre otros.
La fiebre por el power metal comenzó aquí, pero poco a poco acabó, salvo excepciones, convertido en parodia de sí mismo. Afortunadamente, parece que hay un cultivo de nuevas bandas como Unleash The Archers, Frozen Crown o Battle Beast que traen otras ideas que han conseguido despertar el interés de los promotores y del público metalero por este mundo de sinestesias nuevo.
Autores del artículo: A.Gil & P. Alarcón «Aliscar»
Imágenes: Discogs, Ebay y archivo propio.
Fantástico grupo que escucho ahora más que nunca, la magia de Tolkki impresionante
Lástima que rompieran, porque esa formación clásica fue top. Gracias por leer los contenidos de EdeM. Nos seguimos leyendo, Juan.
Hola, soy de Argentina, actualmente tengo 33 años, por ende cuando ustedes descubrieron este disco yo tenía aproximadamente 7 años y no pude ver en vivo esa etapa dorada (acá en Sudamérica ya eran algo conocidos, incluso en los 90 a la Argentina vinieron un par de veces). Yo los descubrí en el 2004 cuando por entonces desde el sitio web de ellos se podía descargar unos fragmentos de 30 segundos de Eagleheart y I Wall To My Own Song, pero todavía no había llegado el amor a primera vista (u oído mejor dicho). Eso pasó en el invierno del 2005 (verano para ustedes) cuando un amigo apareció en mí casa con una copia del doble disco en vivo Visions of Europe (por lo menos en Argentina recién se empezaba a popularizar la banda ancha y encima yo vivo en un pueblo), y ahí si llego el amor que perdura hasta hoy. Escuchar la intro (requiem) seguida de Forever Free, el agudo de Kotipelto cuando presenta Father Time fue una patada en la cabeza, fue descubrir un mundo nuevo. Y a partir de ahí conocí Episode, Visions y el para mí mejor disco de esa época Destiny y el Infinite.
Para no hacerlo tan largo actualmente me gusta mucho la etapa nueva, incluso escucho más los temas nuevos que los viejos. Ante el cambio de cada músico acertaron con los reemplazos, yo lo atribuyó en ingresar a gente joven y sin tanta fama encima.
Me gustó mucho como contaste tu experiencia y me hizo recordar a la mía por eso lo extenso del comentario
Un abrazo grande
Muchas gracias por tus palabras y por contar tu experiencia, Matías. Stratovarius fue una explosión de savia nueva y todo un referente. Un abrazo desde España.