Epic Power Metal. Una fantasía efímera pero de ensueño.
Os traemos reportaje sobre el Power Metal más épico, rimbombante y rico en fantasía, sucesos históricos y batallas.

El Power Metal fue el género que hizo que me identificara al cien por cien con la música Metal.
Así fue cuando allá por 1996/97 tuve mis primeros escarceos y contactos con este género, con el Legendary Tales de unos Rhapsody desconocidos; mismo año, el ´97, en que los suecos del martillo invertido, Hammerfall, editaron su también debut Glory to the Brave. Esas dos bandas fueron la mecha para, con el tiempo y los catálogos, ir tirando más por la senda del Epic, hasta arribar a los dominios del Imperio Romano, a dar con el Power Metal Italiano, un subgénero, una etiqueta peculiar de cuyas características sabremos a continuación.
Si bien con doce años escuché mi primera canción «heavy», el «Casi me mato» de Barón Rojo, y en el instituto tuve mis descubrimientos con bandas como ACDC, Maiden, Judas, Alice Cooper, Metallica y demás clásicos, fue en la universidad con 20-21 años cuando eclosionó el Power Metal y me cogió en plena onda expansiva. Así que como podréis imaginar, es el género que más me impactó y acabó por engancharme al TODO que es la música Metal.

¿Cómo he estructurado este nuevo monográfico de «La Esmeriladora»? En los siguientes bloques:
1. Contexto.
2. Acero en común.
3. Bandas italianas más relevantes.
4. Minoribus Legionibus (bandas menores).
5. El acero épico que traspasó el Limes.
5. Ultra Flumen Danubium (el Power más allá de Italia).
Contexto.
Si nos ceñimos al Power Metal de corte más épico, obviando a la etiqueta germana, Helloween principalmente, y a otros «padres» como Stratovarius, debemos de partir de Italia como centro neurálgico, foco de este movimiento, con Rhapsody como banda madre y referente.
Esta vertiente más épica del estilo está basada en aspectos musicales característicos y que más sobresalen como son:
- Voces limpias, registros agudos tirando mucho de falsete, sobre todo con un grito marcial al inicio del tema insignia, del single de marras.
- Doble bombo a destajo. Riffs galopantes de guitarra, bajo y sones de batería de tambores marciales.
- Coros omnipresentes, melodías a raudales y estrofas y sobre todo estribillos coreables.
- En bastantes ocasiones, efectos sonoros tales como el galopar de equinos, silbido del viento, el choque de acero contra acero, el fragor de la batalla, sones de música medieval, etc.




En cuanto a letras y temáticas, estas suelen estar relacionadas con batallas, sucesos históricos de la Era Medieval, leyendas y mitos, personajes y guerreros y mucha tinta bebe de libros de fantasía y derivados Tolkienitas y artúricos, por así decir. Por ejemplo, conocida es la pasión de la banda Domine por la literatura de M. Moorcock.
En perspectiva, hay que decir que cuando rompe la categoría, a mitad de los ´90, era tiempo de Grunge/Metal Alternativo; el Heavy Metal al uso estaba en horas bajas. Vino el Power Metal a avivar la escena con un estilo que si bien tiene sus progenitores en bandas como Helloween, Virgin Steele o Stratovarius (entre otras) e incluso en ciertos discos de Running Wild o Manowar, tendrá su faceta más grandilocuente y “cinemática” en las formaciones italianas y otras que se irán sumando con el brote del género fantástico por excelencia.
Acero en común.
El denominador común de las bandas nacidas bajo el signo del “Sword Metal”, como hemos apuntado, es un Heavy Metal veloz, a doble bombo, melodías pegadizas con coros y estructuras grandilocuentes que se suelen asemejar a las bandas sonoras de películas de acción de corte medieval y hazañas bélicas, con discos con portadas donde no cabía otra imaginería que no fuera tal: guerrero espada en mano, sangre derramada por los enemigos, paisajes naturales, atmósfera de contienda marcial y ese tipo de ornamentación, colores naranja, contraste de pinceles (muchas veces rojo contrapuesto a azul), logos labrados, títulos rimbombantes, y por dentro, libretos con fotografías de los músicos con mandobles y estética de bravos luchadores.
También cabían conceptos alejados de espadas y demás aventuras “artúricas”, pero no de la fantasía, con tramas líricas acerca de galaxias remotas, naves espaciales y seres de otros mundos, pero no era lo usual y no lo considero dentro de la etiqueta “Epic”, pero aún así alguna pieza musical mencionaré al respecto, como por ejemplo el segundo álbum del Maestro Luca Turilli, el track “War of the Universe” mismamente, porque al final en patrones musicales había poca variación (en otras formaciones sí era más evidente).
Gloooria,
Gloooriaaaaaa Perpeeeeetuaa!!
Analizando la escena de la época y con el devenir de los años, nos percatamos de un aspecto a destacar para saber del fin del Power Metal de forja más épica, y común en muchas formaciones del Regno d’Italia: los grupos que no consiguieron sobresalir realmente, conforme pasó el tiempo fueron modificando sus propuestas adaptándolas a otros géneros más en boga cuando no cambiando de estilo. Ello se aprecia en las propias composiciones pero también, y es algo muy significativo, en las portadas e incluso manera de vestir de los músicos.
Igualmente compartían esta saga de grupos que convergieron en ese contexto el adolecer de una calidad suficiente para mantener el estatus, para brillar. Fueron pocos los que esquivaron el hachazo de la mediocridad y la saturación del mercado, aquellos que despuntaban por solidez y ofrecer un trabajo en condiciones.
Y de esto realmente me di cuenta años después, porque al inicio del boom estaba obcecado con el estilo y todo lo que oliera a Epic Power iba a parar al «Zurrón del PaZillo», más teniendo en cuenta que en aquellos años no había Spotify, ni YTB ni nada parecido (¡el riesgo era emocionante!).
Recuerdo algún que otro título que me hice con él sólo por la portada épica que lucía en el cedé.

Bandas italianas más relevantes.
Sin ápice de duda, Rhapsody (Of Fire) constituyó la joya del imperio del Epic Power Metal. Maestros de sinfonías barrocas, donde el Metal más típico y la música clásica se dan abrazo majestuoso (oda al clavicordio y al Neoclasicismo), arropado por una historia/saga que se hizo leyenda: «Emerald Sword Saga».
No me extenderé más en la que es mi banda preferida del estilo porque en su día elaboré hasta 2 reportajes especiales que aquí os dejo y que espero que disfrutéis como si fuérais el mismísimo Mighty Warrior of Ice galapando desde Algalord hasta los Valles Encantados…
⚔️From The Legendary Algalord To Salvation. Monográfico Rhapsody (repaso a su trayectoria)
⚔️La saga S.O.E.L. en castellano. Parte I.
* Hay más contenidos en la web sobre R.O.F., alguna entrevista, reseña. crónica de concierto… ¡Búscalos!
Uno de los dos cerebros de Rhapsody, Luca Turilli, dio cancha a su creatividad en paralelo al éxito que fue cosechando su banda, como artista en solitario pero en una línea muy similar a aquella. En este sentido, la gran joya es su debut King of the Nordic Twilight, un álbum que bien podría ser un «Symphony Of Enchanted Lands, Part II», porque lo sacó con menos de un año de diferencia con respecto al original de Rhapsody, aprovechando el increíble tirón del grupo de Trieste y sobre todo por la calidad y clase de la obra. Posteriormente, ya conocemos los devaneos y desencuentros con Alex Staropoli y lo último que se sabe es que se ha alejado (¿temporalmente?) de la música Metal, centrado en composiciones con su nuevo instrumento inseparable, el piano.

El caso de Labÿrinth es bien distinto, porque realmente su álbum Return to Heaven Denied tiene más de Progresivo que de Power, pero también tienen de este esencial ingrediente, porque surgieron en la misma línea temporal, algunos de sus músicos (en especial su líder Olaf Thörsen, de nombre real Carlo Andrea Magnani o mismamente el archiconocido y prolífico Fabio Lione, Fabio Tordiglione in facto), compartieron proyectos con otros de bandas Power, etc. Así que podríamos meterlos en este saco, aunque bien podrían quedar excluídos siendo escrupulosos.
Siempre con buenos músicos en sus filas, rodeados de ese halo de banda de culto en cierta manera, de lo que no cabe duda es de su calidad como banda de Metal. En 2010 sacaron la parte dos del disco que les encumbró, aunque con menor suerte, y ya en 2021 salió su última creación, Welcome to the Absurd Circus. quedando ya muy atrás esa estela del Power.
Domine es la formación más veterana, pues datan de 1983, aunque no les llegó su momento hasta el estallido del género, sobre todo con la placa Dragonlord (Tales of the Noble Steel), de 1999. Muy venidos a menos, con último lanzamiento en 2007, aún siguen activos, dando conciertos y con las redes ON.


Otra banda italiana a caballo entre el Power con el que se iniciaron y el Metal más melódico/Prog es Secret Sphere, que siguen creando material (los vi en el Rock Imperium de 2023 y muy buena actuación y estado de forma).
Aquel Mistress of the Shadowlight debió ser de lo primero en oír de la mansalva que se venía encima, tras aquel segundo maravilloso trabajo de Rhapsody en 1998. Creo alcanzar a recordar que lo oí en algún recopilatorio en CD, no sé si de Arise, es posible. Y me flipó el corte «Recall of the Valkyrie», prototipo de la etiqueta. Como diría el bueno de Fernando «Doc» Fernández del podcast «El Condensarock de Fluzo«, «zapatilla por un tubo». Y comenzando la letra así, pues poco que adivinar: «Battle hymns, fire, blood and glory…« ⚔️
Sin embargo, en cortes como «On The Wings Of Sun», «Twilight Of Fairytale» (baladón) o la extensa de título homónimo al del grupo, se advierten sus toques progresivos y de composiciones intrincadas que les diferenciarán del resto de bandas. Temas de largo desarrollo por lo general; creo que me quedé más con aquel Hit Power y no supe apreciar más allá.
Eso sí, sí que me percaté de los magníficos teclados que siempre acompañaron al grupo de Piamonte, más la magna voz de Roberto Messina y la calidad indiscutible del omnipresente y virtuoso Aldo Lonobile (Gran Hacedor también en el sello Frontiers Records).
La veta Prog, de Metal más elaborado, elegante y con letras en forma de historia conceptual, se haría más patente con el siguinte disco, A Time Never Come.

Uno de los grandes grupos que quizá en aquel reinado pasó algo desapercibido (o eso me parece) y que sin embargo ha aguantado el paso de los años y las modas es White Skull, squadra con la bicefalia de Federica «Sister» De Boni & Tony «Captain» Fontó (más el fiel Alex Mantiero, a las baterías desde los albores).
Banda solvente que siempre ha abrazado el estilo, portadas, letras, títulos, música… Y con la peculiaridad de ser una mujer la encargada de cantar sus himnos, algo poco común en aquellos tiempos.

A White Skull le dedicamos en su día un monográfico que esperamos os bebáis para saber más de esta formación de Vicenza, inaccesible al desaliento .
Un total de once álbumes de estudio atesoran, pudiendo firmar una regularidad en calidad compositiva que avala su trayectoria.
A día de hoy, publicaron en 2022 un disco denominado «Metal Never Rusts» y suelen aparecer en carteles de ciertos festivales, dando bolos por su Italia natal, aunque quizá merecieran mayor gratitud y valoración.


De otras bandas que cayeron en mi zurrón, destacaría Drakkar, aún activos y con una postrera criatura en formato LP de nombre Chaos Lord, en 2021.
Al apagón del relumbrón Power se sumaron con un parón creativo de un quinquenio en el que sacaron un EP (Classified, 2007) para empalmar otro lustro y sacar LP muy digno, When Lightning Strikes (2012), recuperando la esperanza.
No es que fueran lo más en la escena, pero sí eran resultones.
Su abanderado, Darío Beretta, sigue empeñado en no dejar caer el estandarte, y se agradece.

Thy Majestie es una formación que merece estar en este monográfico, aunque la descubrí ya más bien tarde, apagándose el fulgor del género.
Su álbum debut, The Lasting Power (2000), digna entrega, deja notar su impronta clásica, con patrones típicos pero no por ello de menor impacto entre la fanaticada afín. Cortes veloces, estribillos y coros pegadizos, batería galopante. efectos sonoros marciales, sones medievales y letras ancladas en personajes y lugares ficticios/fantásticos, dentro del universo «feudal», recreación de batallas, sangre, honor, gloria… Todo encajando en la línea compositiva de sus padres Rhapsody.
Su segunda emboscada discográfica, Hastings 1066 (2002), es de sesgo continuista; ya el título lo evidencia, haciendo mención a la famosa batalla librada en ese año entre el ejército franco-normando y el anglosajón, conceptual al máximo y con enfoque musical similar.
En 2005 editaron el LP Jeanne D´Arc, que me gustó más que su predecesor. Otro monográfico bélico sobre la vida y obra de la Guerrera de Francia, la Doncella de Orleans.

Tras perderles en el maremagnum de lanzamientos, caída en picado del estilo y el paso de los años, dí con un genial y postrero lanzamiento: ShiHuangDi (2012), dedicado al primer Emperador de la China unificada, III A.C.
Más sinfónico, con nuevo vocalista, deja meritorias composiciones que hacían presagiar un continuar de carrera, pero ahí se quedaron, y fue una lástima, una pérdida reseñable.
Revisando la actividad de la formación de Palermo veo que en enero están activos en Facebook y que en 2022 sacaron una remezcla del plástico Dawn. ¿Volverán? Comentarios de deseo en ese sentido hay. Su Majestad dispondrá…


Un grupo que daba por enterrado y que en verano del pasado 2023 ha renacido, literal, es Heimdall, otro clásico del circuito Epic Power, en especial dentro de su Italia natal (son de Salerno). Y decía lo de muerto porque en 2013 cerraron etapa tras 5 discos de estudio y han resurgido con fuerza con un postrero álbum de título épico como no podía ser de otra forma, Hephaestus, dando algunos bolos y buena crítica de medios como he podido constatar.
En su día me pillé un inocente/flojo The Temple of Theil (1999), con un vocalista que iba justo de garganta (y tirando en demasía de falsete) y un ramillete de canciones «gama media» con algún tema interesante pero tampoco mucho más.
Haciendo balance, tengo la sensación que con tal avalancha de lanzamientos del género (y escasa pasta aunque sí había «Kazaa» y «Emule») me fue imposible rastrear segundos y postreros discos y así The Almighty jamás me llegó, siendo un elepé muy digno y mejor que su predecesor. Ahora puedo gozarlo.
He estado oyendo este Hefesto, Dios de la forja, el fuego y la metalurgia, y sinceramente no me esperaba semejante discazo. Epic Power, desde la portada (bella y poderosa, aunque manida), pasando por las letras y por supuesto en lo musical.
He podido entablar conversación con uno de sus fundadores, Fabio Calluori, preguntando por el nuevo merch. Lo que constato es un patrón que se repite en otras bandas coetáneas (extrapolable a nuestro escena, en general): bandas luchadoras, que no viven de la música, que han tenido altibajos pero que intentan no perecer y si fallecen, que sea empuñando el acero.
Difícil vender merch (más con los precios de correos desde Italia), complejo sacar música, montar bolos, captar fans… y sin pegar fuerte el Power.
Tuvieron su momento, unos más dulce y con mejores réditos que otros, pero ni conservando base de acérrimos/as, pueden remontar. Esa es mi impresión.

El caso de Skylark, banda de culto podríamos decir, liderada por Eddy Antonini, teclista y cabeza pensante de la banda milanesa fundada en 1994 y en parón indefinido en la actualidad, es un dilema, porque sin ser Power arquetípico sí que bebieron de la estética de la categoría que analizamos y por momentos y podría decir que según qué discos o etapas, encajarían en parte en este zurrón.
Realmente su enunciado musical juega al Rock/Metal Melódico y también al Power, como digo, con hasta once discos de estudio y algunos EP, en una trayectoria jalonada con éxitos sobre todo en algunos países de Asia, especialmente Japón.



Si me tengo que decantar por una de sus obras, sería Divine Gates, Part I: Gate of Hell (1999), sin duda el álbum más Power, con temas más veloces y más brillante en cuanto a ideas de composición de calidad. Y portadón, claro (del eterno Luis Royo). Y como Single estrella, «Belzebu», con estructura compositiva sabiamente elaborada y sin que llegue a cansar el minutaje (8´:11″), unas estrofas con diálogos de distintos personajes realmente logradas, voces dobladas de Fabio Dozzo que hipnotizan, un sintetizador muy presente y que armoniza a la perfección, algún solo de seis cuerdas excelente y, en global, una «partitura» genial.
You Die!!
…So you’ll soon know what’s the difference between you,
man, and me, Belzebu!
Ese LP junto con los dos siguientes, Divine Gates, Part II: Gate of Heaven y The Princess´ Day, para mí lo mejor de su carrera.
Con el paso del tiempo, el grupo se redujo a la dupla E. Antonini & R. Brodo Potenti (bajista), a quienes se sumaron varios artistas de sesión, sobre todo un par de mujeres vocalistas que, sinceramente, no dieron la talla y todo se convirtió, más bien, en algo más cercano a un despropósito.
En 2019 la banda dejó su actividad dejándolo entrever poco antes en la entrevista que tuvimos la suerte de hacer a Eddy (raras son). Nada hace suponer que vuelva a surcar los cielos la Alondra de Milán, así que nos quedaremos con alguna de sus creaciones, a caballo entre el Metal más melódico/sinfónico y el Power más pomposo.
Os dejo contenido relacionado con Skylark:

Minoribus Legionibus (bandas menores).
Van quedando menos bandas que tuvieran un mínimo de pujanza así que iremos más ligeros de armadura.
Holy Knights, de Palermo, prometían lo suyo con su loable A Gate Through The Past (2002), pero se esfumó todo ápice de continuidad, aún retomando las riendas del corcel en 2012. Su propuesta seguía el patrón al uso y ahí se quedó. Aún así, tengo amigos que recuerdan con cariño esa puerta al pasado.
Más abajo tendremos colaboración de Álvaro Montalbo y os lo presentaré. Aquí nos aporta su parecer sobre esta formación.
«Han pasado a convertirse en ese tipo de banda mítica del underground del Power Metal italiano. Épicos, medievales, caballerescos, barrocos en ocasiones… cualquiera de esos adjetivos concuerda perfectamente con la banda italiana.
Solo los más investigadores del género habrán oído hablar de ella, pero ahora es el momento de descubrir la gran calidad que atesoran y rememorar aquel grandioso Epic Metal de principios de siglo.»

Poca vida y trascendencia tuvieron los powermetaleros de Liguria Projecto, con únicamente un par de lanzamientos, siendo el postrero Crown of Ages (2000) el que se acoplaría a la «Condition: Power», pero realmente pasó con más pena y con menos gloria.
Un par de curiosidades: 1) el fundador del grupo fue su guitarrista Vic Mazzoni, músico de sesión en Shadows of Steel (1998) y en Skylark en algunos directos, quien se quitaría la vida en 2016. 2) Projecto abandonaron su actividad en el 2000 pero tres años después se reunieron con la formación original para un concierto especial en el Hard Castle Festival, en Castellazzo Bormida, Italia.
Dejaré constancia de su efímera existencia, 1990-2001 y poco más que agregar.

Highlord sigue siendo una banda prolífica en discos de estudio, no en vano en 2022 sacó un último, pero nunca ha tenido el impacto de otras de la etiqueta. Para mí son recordados por sus primeros trabajos, singularmente por Heir of Power (muy pobre producción) y When The Aurora Falls (mejor entrega), entiendo que los que se ajustan mejor al monográfico.
Me pasa como con otras formaciones alpinas, que falla el vocalista. Simplemente no es notable, y eso repercute en la calidad del «producto».
Quizá lo que más valoro de las entregas de Highlord son sus líneas de teclado, siempre presentes y chispeantes. Por supuesto tienen canciones dignas como «Frozen Heaven», la preciosa y sentida «Again», «Perpetual Fury» o «Through The Wind» (del primer CD), y ya en su etapa posterior más «Prog», «Atlantis, Pt II» por citar alguna, con Andrea Marchisio, un extra vocal sin lugar a dudas.
Con mejor intérprete vocal inicial como contaron a partir del tercer larga durada quizá hubieran caminado por otra senda…
Me parece que debo escuchar más de su legado, aunque ya no sea lo que me atrajo (mínimamente eso sí) en aquella época.


El acero épico que traspasó el Limes.
Como en algunos de los monográficos de La Esmeriladora, cuento para este con alguien que conoce muy bien los entresijos y el desarrollo del Power Metal y que nos descubrirá grupos «Remember» que no alcanzaron cotas de popularidad, cuyas obras pasaron más desapercibidas pero que a su criterio merecen estar en este reportaje y otras squadras que tienen sesgo de bizarras o singulares. Él es Álvaro Montalbo, guitarrista y compositor de la banda sevillana de Metal Sinfónico Kaelis. Os dejo con su aporte.
Empecemos por el propio Imperio Romano. «Con esta super portada épica al máximo se presentaron los italianos Athlantis en 2003. Una banda que pese a su potencial no ha llegado al relumbrón de sus compañeros de género en el país transalpino. Siguen muy activos; su último trabajo es de 2021 pero ahora debéis conocer sus orígenes y remontaros hace más de 20 años con su álbum homónimo cargado de buenas melodías pese a carecer de una buena producción.»
* Retomo las teclas y asevero que este debut de Atlantis es un espléndido disco, tanto que me lo he comprado original en Discogs a un precio fantástico. Totalmente recomendado. Gracias Sr. Montalbo.
Álvaro prosigue descubriéndonos gemas que en su día estuvieron ocultas. Nos habla de una «enorme banda Mexicana, sí, sí, del otro lado del charco vienen, aunque bien pareciera una banda italiana.»
La asimila a la banda madre de dragones y espadas por excelencia, a Rhapsody. «Te dejarán alucinado/a y más aún al saber que este primer trabajo de 2003 ¡¡es una demo!!
De hecho solo sacaron dos demos y un disco oficial en 2011. Pero este “Tales…” merece ser conocido por más años que hayan pasado. Sin duda AETHRA, de haber tenido más recorrido y oportunidades, hubieran llegado lejos.
Parece que siguen activos pero desde hace mas de 12 años no se sabe de ellos».
Siguiente presea por descubrir y brillar, Desdemona. Así habla Álvaro de esta agrupación.
«Es uno de esos tesoros que desaparecieron al poco de su creación, en este caso engullido por la banda Highlord, en la cual el brillante cantante Andrea Marchisio prefirió centrar sus esfuerzos, dejando Desdemona como algo puntual. Guitarras speedicas, teclados virtuosos y la voz del gran Andrea que desprende sentimiento a raudales. Una banda épica y desconocida para el gran público que publicó dos discos, en 2001 y 2004, ambos con una producción mejorable pero brillantes en cada una de sus composiciones.
Me ha resultado muy difícil elegir un tema pero aquí lo tenéis, espero que os resulte un interesante descubrimiento.»
Para cerrar este bloque ponemos material de bandas con la etiqueta de «raras» con escasa huella en la contienda. Álvaro cita varias que no serán reseñadas pero de las que dejaremos algún recuerdo por si os interesa indagar y, por qué no, incluso llevar sus obras a vuestras estanterías. Son dos mismamente de Italia, como no podía ser de otra forma.

Hasta aquí las huestes del acero más épico, rimbombante y fulgurante. ¿Que aún citaríais a más? Por supuesto. Arthemis, Sigma, Derdian, Dies Ire, Arcane Tales, Kaledon, Fogalord, etc, etc. Frozen Crown (2017), de lo más reciente, podrían recoger legado… El brillo de la hoja seguirá deslumbrando aunque sea opacado por la vaina…

Ultra Flumen Danubium. Más allá de Italia.
Había sopesado incluir bandas que sin ser de Italia se movieran en idénticos parámetros musicales, pero sería alargar en demasía este monográfico y seguramente desvirtuarlo en cierta manera, así que os emplazo a un reportaje especial más adelante y ahora simplemente esbozaré el panorama, citando algunas formaciones relevantes.
La semilla progenitora ya sabemos que está conformada por Helloween, sin el apellido Epic, reyes del Power Metal europeo (1983). Stratovarius se crearon dos años más tarde y recogerían el cetro tiempo despúes aún siendo coétaneos realmente, pero ya lo hicieron a otro nivel algo menor, sobre todo con una evolución, aún teniendo enorme impacto en la escena mundial (citemos la gira del «Visions of Europe»).
El otro grupo en la contienda, el verdaderamente épico de los tres, es Blind Guardian, haciendo gala desde sus inicios de un magnífico imaginario Tolkien y de la literatura fantástica, luchas del Bien y el Mal, las espadas y sucesos bélicos en submundos y épocas pretéritas. ¡Ah! Y cuánta culpa del éxito tuvo el ilustrador Andreas Marschall, ¿cuánta?. Encandila su trabajo.
Dignos herederos de la tradición Power y abanderados del resurgir del Heavy Metal en una década, los noventa, protagonizada por la irrupción y éxito del Grunge y la caída al precipicio del semi olvido del Rock Metal más clásico, los suecos Hammerfall se erigieron en salvadores de la causa con su debut Glory To The Brave (1997), una fantástica pieza de auténtico Heavy/Power en la línea de bandas sagradas como Judas Priest o Accept, pero con el añadido de coros bombásticos épicos, mucha carga lírica de hazañas bélicas protagonizadas por Héctor, figura recurrente de sus portadas, indumentaria de cuero, tachuelas, muñequeras, etc con una imagen dura y el mítico martillo invertido.
El mencionado disco de inicio jaleó la escena con tremendo éxito, consiguiendo con el paso de los meses que nuevas formaciones surgieran por todos los confines del globo terráqueo.
Aquí podéis paladear las hazañas del poderoso Héctor con este monográfico dedicado a la banda de O. Dronjak y J. Cans.

Ya habría que citar a Kamelot, americanos de nacimiento pero europeos de corazón, como otra banda de Power que sin ser el paradigma de épico en un global, sí que destilan musicalmente ese sesgo. The Fourth Legacy y luego, a destacar sobremanera, las entregas de Epica y Karma, grandes clásicos que les encumbraron, aún dentro de los cánones, porque luego se hicieron más progresivos.
De lo que yo conocí, hay un trío de bandas que en su día controlé y disfruté bastante: Freedom Call, Nocturnal Rites y Metalium (aún siguen en pie).



Recuerdo fácilmente logos y ciertos discos de bandas como Dionysus, Fairyland, Freternia, Dragonland , Celesty , Stormwarrior, Nocturnal Rites (fundamentalmente el cedé Tales Of Mystery And Imagination), Majesty (con portadones del gran Ken Kelly y buenas rolas de puro Heavy Metal clasicote), unos más recientes Twilight Force y Gloryhammer, estos últimos caracterizados por su tono jocoso y de humor en letras y puesta en escena.
En otro plano que no es estrictamente Power Metal ni menos aún etiquetado como Epic, pero con connotaciones y vínculos, podríamos hablar de los alemanes Grave Digger, por temática y música (no por voz), en especial la TRILOGÍA y diría que toda su carrera aunque lo metería mejor en la etiqueta “Heavy Metal Alemán”. Los Manowar del Triumph of Steel, por la épica que envuelve esa fabulosa creación (mi favorito de ellos), y en general las portadas, letras y términos claves y reiterativos: «Sword», «Blood», «Enemies», «Steel», «Die», «Battle», etc.




De latinoamérica no controlo apenas (pido disculpas), pero me suenan bandas como Symbols (Brasil, con el enorme Edu Falashi), Cathalepsy (Chile). En Argentina, los míticos Renacer de C. Bertoncelli (más melódicos que Power), Azeroth e Innerforce (2017), agrupación ésta que me ha sorprendido con su último disco -tienen dos- Arcadia (fusión de Metal a lo Maiden/Power). Mythika (Paraguay) y poco más conozco. Pero a buen seguro hay bandas a patadas.
En España cabría citar, con criterio bastante escrupuloso del concepto Epic Power Metal, a bandas como: Northwind, Red Wine, Dragonlord, Tierra Santa (en especial sus primeros 4 discos). WarCry (sin duda las tres entregas de WarCry, El Sello de los Tiempos y Alea Jacta Est), Avalanch (con La Llama Eterna y Llanto de un Héroe); de Dark Moor, sin duda Shadowland, The Hall Of The Olden Dreams y en menor medida Gate of Oblivion. Darksun (quizá sus primeros dos trabajos). ¿Opera Magna? Por temática y letras sí, en buen porcentaje, por música algunos temas (siempre fueron más progresivos y más barrocos). ¿La canción Vientos de guerra de Saratoga? Hay cortes que entrarían con pinzas pero no es Epic, pero poco más. Atrás en el tiempo y en la memoria más socavada quedan formaciones con escasa trayectoria: Gryal, Abyss con su LP Redención o Twilight (ambas de Málaga).
Y por cerrar este apartado, citaré a unos fantásticos CHAMELION, de Finlandia, muy del estilo Rhapsody, reavivando la llama, con una calidad increíble ese primer disco titulado Legends & Lores. Y recientemente descubierto, gracias a Antonio J. Lastres del canal «The Underground Ressistence«, un excelente combo francés con exótico y fílmico nombre, Nemedian Chronicles. Más CONANicónico y no existe… ¿Un resurgir del EPM, algo cíclico? Ya veremos y oiremos.
Se me habrán escapado decenas de agrupaciones por desconocerlas, así que podéis aportar dejando comentarios en este artículo y/o en redes donde posteamos al respecto.
Ya tendremos tiempo de ahondar en un futuro reportaje del Power Metal por esta senda, alejado del epicentro del «Imperio Romano». Hasta entonces. Onward To Roma!


Doy por concluido, Metal Splinters, este especial sobre un estilo que me apasiona, y como se ha podido comprobar, no sólo por la música. Un gustazo haber confeccionado el monográfico y haber podido indagar en bandas míticas ya conocidas y en otras nuevas o nunca antes reveladas.
Gracias a Álvaro de Kaelis, por su aporte.
Nos vemos en otros contenidos de La Esmeriladora.
Honor To Epic!













Autor del artículo: P. Alarcón «Aliscar»