Leyendas del Rock 2023:
Crónica del Jueves
Amanecía el jueves, segundo día de conciertos del festival, más ilusionados que cansados, por una pasada buena jornada de directos, que tuvo un poco de todo y que nos llenaba de esperanzas ante un recorrido que se preveía bien colmado de descargas.
Lo que antaño se consideró la “Fiesta de bienvenida del miércoles” ya no era tal, y se trató de una tanda de conciertos al uso.
En tal sentido, entendimos que un buen puñado de servicios que echamos en falta el primer día no se verían “instalados” al inicio del segundo cosa que, sinceramente, no nos gustó.
Como ejemplo, destacar lo desolado de la carpa que albergaba antiguamente los conciertos del camping. Antiguamente colmada de «food trucks» de diferentes estilos y, hasta una con CAFÉ, se despachó en este 2023 con la única presencia de la barra del festival y un solo puesto de comida.
Desolador.
Otro ejemplo de lo que decimos fue descubrir a nuestra entrada al recinto que los puestos que se albergaban en la pista de hockey, que era antesala del escenario Mark Reale (que se estrenaba este día) y que daba un rollo bastante guapo a esa zona se encontraba absolutamente vacío, dando por desperdiciada esa parte del festival en favor de… nada.
La verdad es que fue decepcionante ver esto.
No todo era malo (menos mal).
Unos servicios con sanitarios de los de toda la vida fueron instalados en el acceso al festival y al lado del escenario menor, con mucha más calidad y fueron mantenidos limpios (a excepción de los ubicados junto al Mark Reale) y fueron un auténtico alivio, sobre todo para las féminas, a la hora de hacer uso de ellos, en vez de los clásicos wáteres químicos.
Pero bueno, esto son sólo unos apuntes.
Iremos desarrollando, a medida que avancen los días de crónicas más datos sobre las infraestructuras del festival.
Lo importante era que nuestro empeño de abrir y cerrar el Leyendas este día era nuestro mayor objetivo y, para ello necesitábamos fuerzas renovadas.
¿Qué mejor idea para ello que acudir a nuestra querida piscina “leyendera”?.
Tras ello, algo de comida, algo de bebida y para adelante.
Las brujas nos esperaban….

Conciertos del Jueves
Burning Witches
Incandescente poderío. actitud a llamaradas.

La femenina formación Burning Witches tuvieron la difícil tarea de dar apertura al segundo día de festival, con un sofocante calor.
Pero ellas supieron meter más fuego al recinto villenense, con una estupenda actitud y un rollazo incontestable.
El sonido de la banda fue bastante bueno y el tifo que coronaba a las suizas, que hacía referencia a su último disco «The Dark Tower» publicado en mayo, era del todo espectacular.
Estas brujas salieron a darlo todo sin dar muestra alguna de que lo que marcaba el termómetro les afectara en algo.
Tanto apretaba el mercurio que un miembro de la organización nos ayudaba a combatirlo con una Kärcher rociándonos de agua y refrescando el ambiente.
Llama la atención la evolución que ha tenido la vocalista, Laura Guldemond, como frontwoman.
En Villena estuvo francamente bien en lo vocal. Y con respecto al público, supo llevárselo de calle derrochando simpatía encima del escenario.
En definitiva, sabe hacer disfrutar al respetable cuando se sube al escenario. Tanto es así que el resto de miembros le dejan el trabajo de interacción a ella y se dedican a lo que mejor saben hacer: lanzar riffs de guitarras contundentes y poderosos desde las tablas.
Tuvimos que ir retirándonos paulatinamente para acudir al concierto solapado en el Mark Reale, no sin antes disfrutar de uno de los temas más potente de la banda, como es la cañera «Hexenhammer» que bailamos sin compasión ante la pantalla posicionada en el centro de la zona de público.
The Dark Side of the Moon
Elegancia vocal. Melódica y atrayente propuesta.

Le teníamos muchas ganas a este grupo, principalmente por Melissa Bonny, quien se está mostrando como una de las voces melódicas con más personalidad y atractivo de la escena del metal.
La propuesta de versionar canciones de series, películas y videojuegos, haciendo de ellos temas cañeros, es similar a lo que lleva años haciendo Leo Moracchioli y su FrogLeap, realizando covers de temas disco y pop como temas heavy metal.
Y, sinceramente, yo disfruto como un niño con estos juegos que se traen a mi terreno temas que, inicialmente, no me interesarían demasiado.
Pero Melissa no está sola ni mal acompañada en este proyecto.
Parece que el Leyendas este año se ha aprovechado de las sinergias entre los grupos del cartel, y si para Bonny era su segundo concierto en esta edición, tanto Hans Patz (guitarra de Feuerschwanz), como Morten Lowen (batería de Amaranthe), doblaban bolo.
También colaboró Johanna Von der Vögelweide de Feuerschwanz, grupo en el que también aparece ocasionalmente la arpista Jenny Diehl.
¡Todo queda en casa!
Y no defraudaron.
Todos los que estábamos abarrotando a tan temprana hora y con tantísimo calor el Mark Reale, botamos y disfrutamos con cada uno de los temas que nos lanzaron casi sin respiro.
Destaca poderosamente la presencia escénica de Melissa, pero nadie pudo evitar disfrutar de lo lindo con el despliegue al arpa de Jenny Diehl.
No se puede tener más flow que esta mujer con el arpa. Una delicia verla tocar, y un aporte que le otorgaba una musicalidad extraordinaria a cada uno de los temas.
Muy corto se nos hizo este bolo y, sin duda, cuando cumplan su palabra y vuelvan a España, estaremos muy atentos para asistir a alguno de sus conciertos, porque esta banda promete mucha diversión y buen rollo… ¡y seguro que nos lo ofrecen con creces!
Beast in Black
Buen rollo en modo apisonadora.

Beast in Black es uno de esos grupos que cuando vas a sus conciertos sales con una sonrisa de oreja a oreja.
Y en esta edición del Leyendas no iba a ser diferente.
Los finlandeses derraman simpatía encima del escenario y eso contagia al público.
Los ritmos pegadizos de sus principales temas y un vocalista excepcional hacen una mezcla de la que es difícil escapar una vez que la has probado.
La apisonadora apareció tal y como comenzó su actuación con «Blade Runner» y la sugestiva «Sweet True Lives», para dejarnos claro a todos los que estábamos allí que iban a exprimir los 60 minutos que tenían para hacernos disfrutar.
La banda suena fantásticamente bien, a pesar de los pregrabados (si no lo digo reviento). Es la única peguita que les pongo, ya que con el protagonismo que tienen los teclados en muchas de sus canciones, que no tengan teclista para sus directos es un punto negativo, sin dudas.
Por lo demás el trio de cuerdas formado por Anton Kabanen y Asperi Heikkinen con las guitarras y Mate Molnar con el bajo es formidable. Tienen una buena química en escena y sus interacciones con el público y sus bailes y coreografías le dan un valor añadido a disfrutarlos en directo.
Seguían cayendo temazos como «Blood of a Lion», «No Surrender» y la nueva «Hardcore» mientras Yanis Papadopoulos nos deleitaba con el poderío de su garganta.
Y es que el griego está en un momento de forma inmejorable. Sencillamente ahora mismo no se me ocurren más de tres vocalistas que puedan superarlo sobre las tablas.
Y si hacía calor, que lo hacía, la banda no dio muestras de que le afectara en absoluto.
Seguían moviéndose y haciendo moverse al público como si los grados que repartía el «Lorenzo» al termómetro fueran la mitad de que lo que estaba cayendo en Villena a esa hora.
Terminaron con dos de mis temas favoritos, «One Night in Tokio» y «End of the World» para dejar el listón de su actuación muy alto.
Porque la sensación es que Beast in Black con sólo 3 discos en la calle ha propiciado que la banda esté mirando a la cara de muchas bandas consagradas y, a poco que se descuiden, van a adelantarlas por la derecha.
Arch Enemy
Poderío innegociable.

Alguien lo tiene que decir, y ¿por qué no nosotros? Arch Enemy está para cabeza de cartel en el festival que los pongas.
Si, la ya veterana banda, siempre ha tenido una potencia espectacular y un repertorio fantástico, la solidez, la presencia escénica y la contundencia de sus actuaciones, desde que Alissa White-Gluz se adueñó de los micros, los ha convertido en una apisonadora que no puede dejar indiferente a nadie que asista a uno de sus conciertos.
Desde la primera nota hasta la última, es un continuo machaque arrollador.
Cuando crees que ya no puede molar más, te vuelven a volar la cabeza con la ejecución de su siguiente canción.
El resultado fue que pusieron la explanada boca abajo.
Cada una de las canciones, cada paso de Alissa en el escenario, cada nota que salió de cada uno de los integrantes de la banda, estuvo medida, en su sitio y perfectamente acompasada para hacer vibrar y botar al respetable.
No sé si fue sólo mi impresión, pero me pareció que el sonido fue mejorando y mejorando conforme avanzaba el concierto.
Quizá un poco baja la voz de la prodigiosa frontwoman en los primeros compases, pero acabó sonando perfectamente compensado y armonioso, gracias a los dioses del metal (y los técnicos), que se han portado en esta edición para disfrute de todos.
Es complicado destacar un punto álgido del concierto, ya que todos los temas son incontestables.
Yo me quedo con la presentación en directo de <<The Watcher>>, de su último álbum, que suena aún mejor en directo que grabado.
Pero es que todos fueron temazos, uno tras otro.
En definitiva, esta es una de las múltiples razones por las que la jornada del jueves era la más esperada, y no defraudaron en absoluto.
Disfrutaron e hicieron disfrutar, y todo fue un éxtasis colectivo que nos llevó en volandas hacia lo que nos esperaba un poco más adelante…
Amaranthe
Gran ejecución. Demasiados pregrabados.

Amaranthe saltaba al escenario del Leyendas del Rock siendo, al menos, la tercera vez que lo veo por estos lares, (2015 y 2017)
En estos años ha habido una pequeña revolución en la formación, ya que la única cantante que continua es Elize. Puede que el cambio más destacable sea la de su cantante melódico masculino que, con su banda Dynazty, hacía doblete este año.
Hablamos de Nils Molin, quien en el directo realizó un fantástico trabajo, dando muchas más capas a al banda, ya no sólo por su versatilidad a las voces, sino también por sus tablas, pues se nota que es un frontman versado y que sabe dar espectáculo, sin mermar ni un ápice de sus capacidades.
Con respecto al vocalista gutural Mikael Shelin, no hay queja destacable sobre su intervención.
Es posible que echara algo de menos más pegada en sus partes, pero realizó un trabajo digno, sobre todo teniendo en cuenta el poco tiempo que lleva en la banda.
Caso aparte fue la participación de (quizás ya no tanto) la vocalista principal Elyze Ryd, a la que no noté cómoda en ningún momento del concierto.
Puede que fuera por la mala elección del vestuario teniendo en cuenta el sofocante calor que acontecía en el festival, pero lo cierto es que la percibí torpe en sus movimientos y en su conatos de bailes para animar al público, teniendo una auténtica batalla con el ventilador, para que amainara un poco la sensación que, por otra parte, todos también sufríamos. Eso si, nada de esto influyó lo más mínimo para que Elize nos brindara una gran actuación con su voz.
Lo cierto es que a pesar de los cambios, las incorporaciones y del calor la banda está bien engrasada y dio un concierto muy digno con un setlist muy bien elegido, sacando los temas que más éxitos han tenido en cada disco y como «Hunger«, «The Nexus«, «Helix» y presentaron el tema «Damnation Flame» adelanto del que será su nuevo disco, que a mí particularmente me gustó mucho. Un tema en el que los 3 vocalistas tienen protagonismo y con mucha pegada.
En líneas generales, buen bolo de los suecos. La banda cada vez es capaz de congregar a más seguidores, y los que allí estábamos lo disfrutamos mucho.
Megadeth
¿Cualquier tiempo pasado fue mejor?

No son pocas las voces que reiteran que la mejor edición que ha habido del Leyendas del Rock fue la de 2017.
No quitaré la razón a tan categórica afirmación pues, pasados algunos años y visto en perspectiva, puede que vaya confirmándose.
En la meritada edición los presuntos (cuestión de gustos) cabezas de cartel fueron los Megadeth, que repetían en este 2023 visita a nuestro querido Leyendas.
Y he de decir que el agravio comparativo entre ambos conciertos hace que el de este año salga bastante mal parado.
Básicamente, el set list fue el mismo o, si no al menos, parecido. Sin embargo, la banda sonó con muchísimo menos empaque en que en la anterior ocasión.
Como siempre, y tratándose de una banda del nivel de la capitaneada por el sr. Mustaine, las valoraciones son del todo personales, ¿Qué duda cabe?, pero creo que la cuestión del sonido que desplegaron el jueves del festi no estuvo a la altura de la estela de Megadeth.
El vocalista, en su apartado, estuvo bajo de sonido y sus melodías dejaron mucho que desear.
Con la boca más pegada al micro de lo habitual, daba la sensación en ocasiones que «hablaba más que cantaba».
Creo que no supo transmitirnos la fuerza que ameritan las canciones de la banda.
Sin embargo, Dave Mustaine sigue siendo una auténtica bestia a las cuerdas.
Si algo podía hacer olvidar los puntos negativos destacados era su maestría a la hora de ejecutar, sobre todo, los solos de guitarra de sus composiciones, que sonaron cojonudamente bien.
Por lo demás, la banda estuvo simplemente correcta.
La batería la noté difuminada entre el machaque del resto de instrumentos, y me faltó contundencia en sus intervenciones.
En el apartado escenográfico, hemos de decir que Megadeth nunca ha destacado por sus puestas en escena, sobre todo habida cuenta de lo estático de la banda, sobre todo de su frontman, pero es que en esta ocasión percibí que el show era aburrido en lo que a juego de luces y demás mimbres se refiere, cosa que no me pasó en su anterior bolo.
No os mentiremos: la descarga de los californianos la vimos en dos partes, el inicio y el final.
Es más, no pudimos ver uno de los temas insignia de la banda, como es «A tout le monde» porque, simplemente, tenemos un cariño especial por nuestros Celtian, y pasamos al Mark Reale a ver parte de su propuesta.
A la vuelta, en los compases finales del concierto de los de Dave, comprobamos que el público se mantenía en la misma posición anímica que al principio, unos con más entusiasmo, otros con menos, obviamente, pero sin que el concierto hubiera ganado enteros haciendo que el respetable se viera más entregado al directo.
Como puede ser obvio, las canciones que más disfrutamos fueron <<Hangar 18>> y <<In my Darkest Hour>> en la primera parte del visionado y <<Symphony for Destruction>> y <<Holy Wars… The Punishmen Due>> en la segunda, ya que tanto la balada como <<Dystopia>> se nos escaparon.
Una lástima.
Esperemos que Megadeth vuelva por estos lares en breve y puedan realizar un mejor show que nos haga vibrar como lo hizo en aquel magnífico 2017.
Celtian
Promesa cumplida.

No hacía mucho que habíamos visto a Celtian en directo, apenas un mes antes, como cabezas de cartel en el Condado Rock 2023 (podéis leer la crónica AQUÍ), Y unos meses antes, pudimos disfrutar de ellos en el Z! Live Rock (bolo para repasar AQUI) así como en la Sala X de Sevilla (podéis leer esa crónica también AQUÍ), en su gira de presentación de <<En Tierra de Hadas>> por salas de todo el país.
Y, personalmente, me reafirmo en la frase que titula esta pequeña crónica: son unas promesas cumplidas.
Ya no podemos hablar de una banda ilusionante, o un grupo que promete destacar.
A día de hoy, gracias a la profesionalidad, entrega y maestría de cada uno de sus miembros, Celtian se ha convertido en un verdadero baluarte del folk-rock (con derivas hacia el folk-pop, si se me permite indicarlo), que ejecutan a la perfección su repertorio y abrazan a su público sin soltarles ni un segundo desde que el primero de ellos aparece por el escenario, hasta que deciden abandonarlo, culminado el éxtasis que supone ver sus canciones coreadas a voz en grito por cientos de personas.
En esta ocasión, como nos comentaron hablando entre bambalinas en el Condado Rock, lo tenían muy complicado.
Contentos de ser invitados al Leyendas, animados por verse como cabezas de cartel en su día… pero compitiendo con Megadeth, nada menos, que desplegaba su potencia bestial en el escenario principal.
Y, pese a todo, salieron airosos y muy bien parados, porque no fuimos pocos los que decidimos acercarnos al Mark Reale, renunciando al concierto principal (o al menos, a una parte de él), y abarrotando la pista cubierta.
Y mereció la pena.
Una Xana Lavey pletórica con una voz prodigiosa (qué agudos, madre mía), un Diego Palacios desatado con sus flautas, un David Landeroin machacando la batería (como haría también doblando bolo con Delalma), el mismo Txus Borao aportando la «melodiosidad» del violín, y las más recientes incorporaciones, Sergio Culebras y Raúl Plaza, que acompañaron el despliegue más que rodado de la banda, hasta llevarnos al éxtasis final con <<En Tierra de hadas>>.
Feuerschwanz
¡Arriba esos brazos! ¡Que la fiesta no pare!

Hablar de Feuerschwanz es casi más complicado que escribir su nombre.
Estos alocados alemanes comenzaron como parodia humorística medieval, pero han ido evolucionado (sobre todo tras su firma por Napalm Records), en un estilo más clásico heavy metal con mucho de folk rock… aunque sin dejar del todo atrás ese espíritu primigenio de la formación.
Con sus disfraces, el uso de violín y flauta, y la presencia de las dos gatitas (Mieze Myu y Mieze Musch-Musch) y sus bailes, coros y performances que mantienen al espectador completamente embriagado por el ambiente generado y enganchado a las canciones, consiguen justo lo que se proponen, que el escenario se transforme en una fiesta, y esto se transmita inmediatamente al público, que empieza a botar y a corear los estribillos sin vergüenza alguna a que apenas existan similitudes entre los vocablos que salen de sus bocas y la letra real de las canciones.
¡Es una fiesta loca, y hay que disfrutarla!
El año pasado aparecieron por el Leyendas sin que generasen grandes expectativas, y este año repetían con gran expectación de los que los disfrutamos mucho sin esperarlo en la anterior edición.
Evidentemente, perdieron el factor sorpresa, pero mantienen la calidad musical, lo festivo de su repertorio, la perfecta sincronización de las coreografías y los diferentes miembros de la banda y todo el buen rollo que destilan estos alemanes que, sin saber muy bien cómo, se han colado de lleno en mi lista de «perseguibles».
Si el objetivo al colocarlos justo tras la gran atracción del día, los potentísimos Megadeth, era que no decayese la fiesta, se logró con creces, porque el ambiente que generaron en la explanada fue extraordinario, dejando a la gente con ganas de mucho más.
Tierra Santa
Austero e impecable concierto.

Tierra Santa es una banda muy particular. Siempre lo ha sido.
Al margen de su talento musical, que no se discute (faltaría más) me llama poderosamente la atención, siendo ya la quinta vez que tengo oportunidad de verlos en directo, la radical sobriedad que impregna sus directos, siendo ésta su buque insignia, o mejor dicho, el «Holandés Errante» de su propuesta.
Ángel San Juan, su alma mater y vocalista no se entretiene con ambages y discursos vacuos entre canción y canción y va directo al grano intentando sorber cada segundo del proporcionado en cada bolo cual «Drácula» de la música, sin piedad.
No hay ningún artificio, ninguna pirotécnica ni ningún recargado tifo que haga al espectador de su trallazo despistarse, como si estuvieran en el «Laberinto del minotauro».
Más bien, lo que consigue Tierra Santa es que no dejes de prestar atención a los riffs de guitarras y que se te quedan grabadas sus letras que, en inicio pudieran parecer algo «retros», pero que impregnan de un toque «Legendario» cada actuación de la banda riojana.
No podemos considerar al precitado cantante como un «Indomable» frontman, pues se mantiene estático delante del micro portando su guitarra en toda la duración del bolo, sin que tenga un sólo momento en el que despliegue sus alas de «Pegaso» para recorrer el escenario.
Mas no importa.
El «Destino» de la banda es desplegar sus «Alas de fuego» con todos estos mimbres y dar un espectáculo espartano es estas «Tierras de Leyenda».
Si hay un «Pecado de Ángel», sólo es éste.
Como no pudiera ser de otra forma, los Tierra Santa acabarían su directo con (las dos partes) de «La canción del pirata» donde, ni siquiera fue necesario que su vocalista se esforzara en cantar, como viene siendo habitual en todos y cada uno de sus conciertos.
No hay duda de que Ángel y compañía han recorrido, durante más de 30 años «Por el valle de las sombras» de los festivales y salas mas importante de éste país y de más allá, un camino que les hace estar en la élite de los grupos patrios, reiterando, a cada concierto que despliegan que ellos tienen «Sangre de reyes» del heavy metal.
Dünedain
Sobreexcitación nocturna.

En esta ocasión, para cerrar el día más esperado de esta edición, le tocó a unos clásicos Dünedain mantener despiertos al menguante público que aún resistía hasta el final de la jornada, pese al intenso calor sufrido y el carrusel de emociones que habían supuesto las actuaciones precedentes.
Y, como no podía ser de otra forma, empezaron fuerte y con ganas, tratando de convencer a los que ya abandonaban la explanada, para que se quedasen un rato más a disfrutar con sus canciones.
Y lo consiguieron.
Tony Delgado mostraba su clásica corrección vocal y virtuosa mano a la guitarra, mientras que un Nano Sanz, como poseído por un demonio de Tasmania, corría de lado a lado del escenario tratando de animar y mantener enganchado al respetable.
Ya lo creo que lo consiguieron, puesto que fueron muchos aún los que aguantaron hasta las cuatro de la mañana, 12 horas después de que la segunda jornada del Leyendas abriera sus puertas.
El esfuerzo que realizaron todos, pero en especial Nano como segunda voz, y Alberto Pérez al bajo, por arrastrarnos al vórtice de heavy metal (y power metal aunque en menor proporción quizá), que estaban generando, surtía efecto.
Sonaron los himnos que han hecho de la banda lo que es, «Mi alma sigue en pie», la mítica «1000 Golpes», la poderosa «Unidos» o la homónima de su último disco «Memento Mori».
Carlos se vació en el escenario moviéndose de un lado a otro, levantando el pie o interactuando con el público, que respondía levantando vibrando y coreando muchos de los temas que sonaron.
Quizá fruto de ese esfuerzo y necesidad por ser más histriónico que de costumbre, pareció por momentos que Carlos «Nano» Sanz sonase poco compacto con Tony Delgado, pero fueron pequeños inconvenientes a los que no dimos importancia, entre el cansancio y lo vibrante de la actuación, brindándonos así la ocasión de cerrar con alegría este jueves que tan buen sabor de boca nos dejó.
Por último, me gustaría añadir una pequeña reflexión que me ronda la cabeza cada vez que tengo la oportunidad de disfrutar a este grupo, y es que con el grandísimo vocalista que es Carlos Sanz no tenga más protagonismo con el micro. No digo que la aportación de Tony no sea valiosa para el buen hacer de la banda, pero quizás podrían variar el porcentaje de intervención de cada uno de ellos en favor de Carlos, especialmente viendo la energía que le mete al show.
Aunque esto, como os decía arriba, es sólo mi punto de vista.
Antes de pasar a las reflexiones finales, os dejamos la galería de fotos de los grupos que actuaron el jueves.
¡Dadle a la flechita, insensatos!
The sound of the sympathy
Y así acababa el que, probablemente fue el día más difícil de acometer de todo el Leyendas del rock 2023, al menos para nosotros.
Un día en que, al margen de todo lo que hemos apuntado de cada grupo y de su intervención en el festival, hemos de destacar el más que notable sonido que acompañó a los tres escenarios en la duración de toda la jornada.
Es de admirar que los fallos (puntuales) fueran la honrosa excepción de un sonido pulcro y bien equilibrado en todos los bolos que se fueron desplegando en Azucena, Jesús de la Rosa y Mark Reale.
Por si se nos olvida a posteriori (que no lo creo) también hemos de apuntar uno de los valores añadidos del festival que es la simpatía, paciencia, serenidad y familiaridad de los trabajadores, sobre todo de las barras.
Es un gustazo que año a año todo el personal del Leyendas tenga una sonrisa al atenderte y eso es de destacar y agradecer.
No nos enrollamos más.
Todavía quedan 2 días y aún queda mucho por ver y por decir.
Nos vemos en menos de lo que creéis (¡La fragua no para!)

Autores de la crónica:
- Antonio J. Álvarez «Nono».
- JOS
- Ale Puch
Fotografía: Ale Puch