Con el correspondiente cansancio acumulado de una cantidad ya incontable de directos vistos y disfrutados, el equipo de Esquirlas de Metal acometía el último día de un festival que, en su última jornada, y pese a todo lo gozado, se nos antojaba corto.
De esta forma, y con la idea de exprimir hasta el último instante del evento, afrontábamos la ardua tarea de empezar el metalsarao con el primer concierto, en forma de acústico en el escenario Plaza Mayor Stage con los Cellar Darling para terminar con el último acorde que se lanzara con nuestros queridos Reno Ranardo acabando, como nos gusta hacer, besando (metafóricamente) el sufrido césped del festival, hasta la próxima edición y lamiéndonos, con gusto, las heridas dejadas por esta edición que, sin duda, hemos disfrutado sobremanera.
Quédate hasta el final para conocer nuestras impresiones definitivas sobre el Leyendas del Rock 2022.
Y si es la primera vez que nos visitas, no olvides que tenemos las crónicas del miércoles, jueves y viernes que ya están en el aire en nuestra web.
!Vamos al lío!

La cara más entrañable de Cellar Darling
Con la lengua fuera y con un radiante calor, conseguimos llegar al directo de Cellar Darling en el Plaza Mayor Stage ya empezado y con un buen puñado de asistentes disfrutando de la deliciosa voz de una tímida Anna Murphy quien, a nuestra llegada, hablaba de lo impresionante que es realizar un acústico en los términos en el que lo venía haciendo, y lo intimidante que es tener al publico tan cerca y en un ambiente alejado del «heavy metal» que es, explicaba, lo que realmente hace la banda que capitanea.
El directo fue hermoso, cándido y bonito.
Anna pedía disculpas, ya que el instrumento que la ha hecho famosa, la zanfoña/ zanfona, no está habituado a las altas temperaturas que se despachaban ese día en Villena, por lo que solicitaba paciencia para adecuarla al siguiente tema que tocaba.
Creo recordar escuchar «Death» mientras nos íbamos adecuando en algún lugar donde no nos deshidratáramos a marchas forzadas pero, sin duda, el tema estrella de la banda «Avalanche» sonó delicioso en ese ambiente tan íntimo y cercano.
Inmediatamente, y como ya se había anunciado, el plantel completo de la banda Lándevir se subió al escenario con una Anna ya más cómoda, al sentirse arropada, para interpretar, en primera instancia el tema «Espíritu del viento».
Posteriormente, y como fin de fiesta en la que, todo sea dicho de paso, se echó de menos a Diego Palacio y Rosalía Sairem, quienes también participaran en el tema «Leyendas del Medievo», en homenaje a las Fiestas del Medievo de Villena, interpretaron el meritado tema de una forma muy especial, sobre todo por el entorno en el que se realizaba.
Fue el único concierto que disfrutamos en el Plaza Mayor Stage, y seguimos apostando por ellos. Es muy chulo disfrutar de este tipo de propuestas acústicas que tanto nos gustan.

Orion Child para subir el caché del Camping Stage
Y es que los vascos ofrecieron la que posiblemente haya sido la mejor actuación que ha podido verse en este escenario.
En los 40 minutos que pudimos disfrutar de los Orion nos golpearon con esa curiosa mezcla de power metal progresivo con incursiones de guturales. Esa combinación de voz limpia y gutural hace que su propuesta sea tremendamente atractiva.
El concierto sobre todo se centró en los temas de su último disco «Continuum Fracture» (aquí review). El grupo sabía que tenían el tiempo muy limitado y quisieron aprovecharlo, por lo que Victor fue presentando temas con alguna broma, haciendo gala de simpatía, pero sin entretenerse demasiado. «The Arrival Gate» para abrir boca, la cañera «Invictus» o «Nuclear Horizons» para terminar fueron algunos de los cortes elegidos para hacernos comprobar que la banda se encuentra en un estado de forma tremendo. Tanto Víctor, con su espectacular voz, como las guitarras y teclado están a un nivel muy muy alto, tanto que me pregunto si en esta edición los Orion Child no deberían haber estado en el Mark Reale en vez en el Camping State. Lo cierto es que ha sido una gozada poder disfrutar de ellos, por fin, en un Leyendas.
Jorge Salán y su Metal intimista.
Con Jorge Salán ocurre algo curioso. Soy un fiel seguidor de su carrera, desde que se diera a conocer ante el gran público como guitarra de Mägo de Oz y así (para no aburrir en esta crónica) hasta su incorporación a Avalanch. Su carrera es, cuanto menos, envidiable, para lo que a un guitarrista se refiere.
Pero la ebullición creativa que atesora Jorge Salán se traduce en trece discos en solitario, a los que, si soy sincero, ha sido difícil seguirles la pista y acudíamos al directo del intérprete conociendo pocas de sus propuestas en solitario.
Y daba igual. Lo único que queríamos era verle tocar la guitarra y disfrutar de su arte. ¡Y vaya si lo hicimos!.
Jorge es cautivador. Sabe tocar a un nivel excepcional y admito que no soy objetivo al hablar de él.
Con temas como «Terrateniente», «Es momento de luchar» y «Viejos dinosaurios» el público estaba entregado.
Ésta última, muy aplaudida, es un alegato a favor del relevo generacional en el mundo del heavy que, como hemos apuntado en ocasiones cuesta que llegue: A los «dinosaurios» que les cuesta claudicar ante una irrupción de fantásticos músicos que, sin duda, pueden «pasarles por encima» a más de uno.
Importante y precioso momento fue aquel se se produjo cuando dio inicio la canción con tintes de blues llamada «The Thrill Is Gone», tema dedicado a un amigo de Jorge, Alberto Rodríguez que, según nos informaba, había fallecido hace sólo unos días. Fue emocionante ver como tanto Jorge como su guitarra «lloraron» al interpretar la composición. De vellos de punta.
Concierto muy bien ejecutado, que acabaría con el guitarrista bajándose al público, donde pudimos admirar su buen hacer con una cercanía envidiable.

Caña en femenino con Butcher Babies
«Take It Like A Man», «Yorktown», «Monsters Ball» o «Magnolia» fueron algunos de los trallazos del gran bolo de las norteamericanas. Viendo el despliegue de energía y buen hacer que lograron las Butcher Babies, incrementaron en el Leyendas su ya importante número de seguidores en nuestro país. Seguro. Entre ellos, quien suscribe estas líneas. Las seguiremos de cerca.

Ensiferum, remando entre sones marciales.
El navío finés con horda de fieles ataviados para la ocasión ofreció digna actuación. Intercalaron bastante bien temas de corte festivo con otros de sesgo más potente.
Embestidas como «In My Sword I Trust» y «Andromeda» atronaron coralmente con gran respuesta de fans. Entre los nórdicos que ayudaban a remar vimos a unos conocidos muñecos infantiles (Teletubbies) que sacaron más de una carcajada, metiéndose en un pogo y todo.
A quien le guste el Folk Viking y además con esa temática por estética y en portadas (brillantes), este es su grupo, también en vivo. Recomendados.
Ensiferum: Victory Songs!

Turilli / Lione Rhapsody: nunca unos clásicos supieron tan bien

Sphinx: La esfinge nunca se fue.
Si dijéramos que los gaditanos Sphinx realizaron el día 6 de agosto de 2022 uno de sus mejores directos desde que son banda, quizás nos excederíamos en el alegato, por lo que, nos limitaremos a decir que lo vivido en el Mark Reale el último día de festival con la Esfinge fue superlativo.
Con la premisa de únicamente tocar temas de sus tres primeros discos, dejando al lado temas fantásticos como, por ejemplo, los contenidos en su cuarto álbum “Renacer” me pareció a priori una apuesta arriesgada. Tardé muy poco tiempo en recular.
«Recluso 943» sonó espectacular. Por diferentes razones, es la primera vez que he tenido ocasión de escuchar este tema en directo y, sinceramente, es un buque insignia de la banda.
Sólo con el inicio, brutalmente bien sincronizado y con un sonido impoluto de la gran “Santa maldad” fue prefacio del espectacular concierto que se iban a marcar.
Con un público entregado y deseoso de la banda, “La Muerte en un papel” dejaba entrever desde sus inicios que el carismático José Pineda iba, con permiso de un Manuel Rodríguez en estado de gracia, a robarse el show.
Con trallazos como “Destino” o “Paraíso en la Eternidad” la banda gaditana nos demostró que por ellos no pasan los años y que, nos deben continuar su andadura para convertirse en uno de los exponentes del heavy metal en español. Nunca es tarde, joder.
Con “Noche Maldita” o quizás con “No” (disculpadme, pero el énfasis del momento me impide recordarlo), el bajista, Sr. Pineda, tuvo a bien regalarnos unos punteos en la pista, congregando a medio Mark Reale en su alrededor, sin dejar de sonreír en toda la duración de su intervención. Un 10 por él.
Finalmente, la única pega: la falta de tiempo impidió que sonara uno de mis temas preferidos de la banda, «Momentos de lucidez» teniendo que terminar el directo con la homónima «Sphinx» que sonó como un cañón.
No podemos más que deshacernos en elogios ante el «renacer» de una banda que, nunca debió haberse ido, ni siquiera un rato. ¡Queremos más Sphinx!

Un Mark Reale a reventar con Dünedain
Valga de antemano que no voy a ser imparcial, porque lo avulenses son una de mis bandas nacionales favoritas. Pero la descarga que se cascaron Dünedain en el Leyendas del Rock fue para enmarcar. Llegaron a última hora y de casualidad, para suplir la baja de Chino Banzai (a quien mandaron ánimos para una pronta recuperación), pero fue un concierto sublime.
El Mark Reale a estuvo a reventar, como ya ocurrió en la última edición de 2019, lo que denota que para la próxima deben estar por derecho propio en el escenario grande. Si los asistentes estábamos entregados, la banda lo estaba aún más, si cabe, y desde el comienzo de la actuación.
Comenzaron con «A un paso del cielo», y a partir de ahí comenzó la fiesta.
La comunión de Alberto, Tony y, sobre todo, Carlos es especial; sobre todo este último, que no dudó en trepar los andamios del escenario en más de una ocasión.
Tocaron temas clásicos, como «1000 golpes» o «Por los siglos de los siglos», pero también hubo hueco para canciones de sus dos últimas creaciones: «Unidos», «Vuela» o «Tu sueño» sonaron con una potencia espectacular.
«Corazón de invierno» sirvió de punto final a una actuación perfecta, ningún reproche a Dünedain. La próxima edición, por favor, en el escenario grande para poder disfrutar como tal: a lo grande.
Más aún, si es que es posible.

Epica: refinado e irrebatible metal sinfónico
Espectacular show el de Epica, presidido por un escenario de banda superlativa, con efectos pirotécnicos impresionantes y decorado atractivo que hicieron más visual y atractivo el concierto. Dos bombonas de gas pude ver en la zona backstage con sendas pegatinas de la banda, pero no imaginaba semejante despliegue, lo mejor del festival sin duda alguna en este apartado.
Sonido correcto, aunque una amiga apuntaba que las orquestaciones no lucieron.
Simone Simons, radiante, de blanco impoluto y porte más de teatro, menos activa la vi que otras veces, eso sí, ofreciendo como sus compañeros un refinado e irrebatible Metal Sinfónico extremo que sigue escalando a trono.
Coen J. se desplazaba por la parte superior del escenario con su teclado móvil (disponía de un raíl), dando juego visual y risas. Buena interacción de músicos, Mark y resto como siempre y la especial conexión Cohen/Simone. ¿Temas? Prendieron queroseno con intro y primer corte de su postrero álbum «Omega» y siguieron con una fantástica «Essence Of Silence»; luego, una especialísima «Cry For The Moon» (dos décadas de su álbum debut… cómo se echa en falta «Sensorium»), «Sancta Terra», la exótica «Code Of Life», «Beyond The Matrix» que siempre enloquece al público (ya al final) y el colofón con la extensa pero sublime «Consign To Oblivion», por no citar todo el repertorio. Superlativo.

Cellar Darling. Esa hipnótica banda.

El nuevo Leo Jiménez y sus nuevos Leos.
Al ver a Leo sobre el escenario me recuerda a los cracks de baloncesto que sufren una lesión de esas que les hace pasar por quirófano y de compleja recuperación. Que tienen una serie de tiempos que respetar para volver a entrenar y jugar. Con una técnica envidiable y un profesionalismo colosal enfila la última parte de su recuperación para volver a tener la potencia que antaño gastaba.
Los que aguantamos allí degustamos a un Leo muy activo, con ganas, que le echa una voluntad enorme para hacer disfrutar al público. Moviéndose por todo el escenario, con sus poses características. Las nuevas incorporaciones de la banda están totalmente ensambladas y acopladas, destacando la calidad de Cristian Juarez. La colaboración de Korpa en los guturales de algunos temas se ha vuelto ya indispensable para que el concierto sea redondo.
Pudimos escuchar un repaso por casi toda la carrera del fuenlabreño con temas de Stravaganzza como «Grande», de 037 como «El fin del camino» y de su etapa en solitario los obligados cortes de «Ballena Negra», «Vuela Alto» y «Mesías». No podía faltar un cover para despedir el concierto, siendo turno para «Es por ti».
En líneas generales un muy buen concierto de una grandísima banda, y es que el talento llama al talento y el elenco de músicos con los que se arropa Leo en cada actuación conforman un auténtico equipazo. Si lo combinas con la profesionalidad y el manejo de la técnica que tiene el madrileño los nuevos Leo se convierten en una apuesta tan segura y sólida como los de antaño.

El Reno Renardo para terminar con una sonrisa
Porque este Leyendas se ha caracterizado por la ganas que tenía la peña de festival y el buen rollo reinante en todo el recinto, ¿Qué mejor manera de acabar esta edición que con un Reno que pocas veces se ha visto con tantísimo público?
Y es que, casi todos los asistentes estaban para ponerle este broche a este Leyendas 2022.
Temas de su último disco «El mundo se va a la mierda» para la primera parte del bolo, donde entre bromas nos recordaron que «Somos los puto peor«, nos reventaron películas con «Spoilerman» y nos recordaron muchas de las frases que algunas vez nos ha soltado nuestra «Madre«.
Nos visitó «El bogavante» y casi nos come «El megalodón«. Lo cierto es que despedir esta edición entre risas y coreando los clásicos del Reno Renardo como «Tu hamster«, «Camino a Moria» o «Crecí en los 80´s» con lo que nos quedaba de garganta, ha sido una gozada.
Un acierto sin duda apostar por los traviesos Reno y su desvergonzado metal para irnos a la cama tarareando sus letras con una sonrisa en la cara.
Para finalizar, y como venimos haciendo en estos días de crónicas leyenderas, queremos mandar un fuerte abrazo a las bandas a las que no pudimos llegar, y a la peña que sí decidió/pudo respaldar sus directos.
Siempre en el festival hubo público para todas las bandas, y nos alegra saber que es así pues, para los gustos, colores: Astray Valley, Kritter, Overkill, Opeth, Picture, Venom Inc., Angelus Apatrida y Mötorthits… ¡Os debemos una, y prometemos pagarla!
Análisis final del festival
Como resumida (lo prometemos) impresión final de esta edición del Leyendas del Rock 2022, su decimoquinta, tras dos años de pandemia, hemos de destacar las siguientes cuestiones:
El festival, como decíamos en nuestra primera entradilla del miércoles, no ha evolucionado, ni en lo que a recursos/ servicios se refiere, y tampoco en la calidad de las bandas que ha traído este año.
Y ojo, que lo de la calidad de las bandas es harto discutible. Sabemos que nuestra opinión no será bien recibida por según qué sectores pero, hay grupos «menores», carne de cañón del Mark Reale, que le dieron un muy buen repaso a varios que tuvieron el honor de tocar en los escenarios principales. Ahí lo dejamos.
En cualquier caso, lo de la «calidad» no se ha de referir a traer al festival a los archiconocidos «dinosaurios» del metal pero, en cualquier caso, a todo amante de este festival, le gusta tener la sensación de que el mismo «va para arriba» con ilusionante efervescencia… (ese increíble 2017… ¡Qué cosa más grande!).
Y creo que la gente se retroalimenta de esta reputación que tiene el festival. Los leyenderos sonríen por doquier, y todo ese buen ambiente se transmite.
Las bandas quieren tocar en este festival. Se nota que, en su amplia mayoría, les gusta estar arriba… y abajo del escenario. Se mezclan con los asistentes y se crea un vínculo difícil de replicar en otros festivales.
La familiaridad del Leyendas del Rock no está reñida con ser un festival con visos de evolucionar. Pero aún no. Dos años de parón por culpa de la maldita pandemi ha dejado tocado a todo el sector, mas no hundido, y proveedores, hosteleros, técnicos y un largo etcétera han visto mermados sus ingresos en todo el período que ha durado.
¿Los precios han subido? Si, es un hecho. Pero no siento que su subida haya sido trágica para la gran mayoría de los asistentes. Todo se ha visto incrementado y la carga que ha depositado Marcos Rubio sobre sus hombros para que esta edición se celebre sobre los mimbres (parecidos) de otros años, ha sido todo un logro.
En cuestiones de instalaciones, la verdad es que las mismas se han visto mermadas en esta edición: Menos wáteres químicos per cápita, falta de gradas laterales, menos puestos de comida y «food trucks» en la zona del camping, precarias rampas y sobre elevados para personas discapacitadas muy alejados del escenario y que, además, no disponían de toldo para resguardarse del sofocante sol, el Mark Reale no disponía de cambio para los ya anticuados Tokens, en la barra lateral denominada «Estrella de Levante» sólo se dispensaban cervezas, refrescos y agua con las malogradas «púas» de regalo por fidelidad, etc…
Pero, ¿La sensación del leyendero es de bajón de calidad del festival? Ni por asomo. No creo que sea el caso. El festival se ha celebrado. Y aunque parezca una coña, eso ya es un éxito «per se».
Además, hay puntos destacables en la organización del Leyendas que, a parecer de un servidor, han sido punta de lanza de un festi que, al menos de momento, tiene muchos más puntos positivos que negativos:
La seguridad en los accesos al recinto fue ajustada, respetuosa y profesional. Sin largas colas que pudieran hacer llegar tarde a algún directo que apeteciera ver. La simpatía de todo el «staff» del festival fue, como siempre, un gustazo. La puntualidad en las actuaciones, toda una proeza, a modo de «reloj suizo». La higiene en los wáteres a los que hacíamos referencia anteriormente, ha sido más aceptable que otros años, por la continuidad de su limpieza, etcétera…
Puede que si, que la organización haya estado algo oxidada después de 2 años sin celebrar el festival, pero no cabe duda que hay voluntad de hacer las cosas bien.
Para no aburrir a mis lectores: El ambiente sigue siendo la hostia. No he percibido, en 11 ediciones a las que he asistido, una sola pelea ni un sólo conflicto en las muchas horas que he estado en el recinto. Sigue siendo igual. El buen rollo sigue siendo increíble.
Creo que podemos estar orgullosos de él. Creo que podemos estar orgullosos del Leyendas del Rock. Creo que podemos estar orgullosos de nosotros/as.
Yo soy una de las 500 entradas que se vendieron en el festival, que fueron agotadas en pocas horas. Tengo fe en este festival y creo que tiene margen de mejora. Creedme cuando os digo que quiero estar cuando eso ocurra. Y cuando se hunda (Dio no lo quiera) también. Creo que se lo debemos a este querido festival.
Por mi parte, el Leyendas del Rock sigue siendo el festival con mayor carisma de este país y donde viven mis sueños.
Gracias Leyendas del Rock por tanto! (Texto final: Antonio J. Álvarez)
Ponemos fin a este reportaje del Leyendas del Rock 2022 dividido en cuatro partes con una breve galería de instantáneas de la jornada de cierre y el correspondiente enlace al álbum fotográfico de nuestra página de Flickr:
Leyendas del Rock, sábado.
Gracias a la organización por contar con EdeM. El año próximo seguiremos siendo altavoz en el sur peninsular de un evento tan significativo como el Leyendas.
Esperamos os haya gustado el contenido sobre el festival y os esperamos por la fragua de Esquirlas. Un abrazo Metal Splinters y nos vemos, cómo no, en Villena 2023.
Textos de:
Herr Alejando J. Puch
Don Pablo Alarcón
Mister Miguel Martínez
Monsieur Antonio J. Álvarez