El corazón juglar late fuerte
Soplete en vivo desde la Sala La Riviera, en Madrid, donde asistimos al Meet&Greet y posterior concierto, dentro de la gira «El Pájaro Fantasma» de Saurom, el pasado sábado 16 de septiembre de 2023.

Esta ocasión no la podíamos desaprovechar los de Esquirlas de Metal ya que, a pesar de prever un espectáculo parecido al que ya vivimos y os contamos AQUÍ en San Fernando el pasado 5 de agosto, en esta ocasión incluía una experiencia Meet&Greet al estilo de las que ya realizaron en esta gira (y las que están por venir) en sus conciertos en Hispanoamérica.
Repetían como invitados de gala Elizabeth Amoedo (Against Myself), Ramón Lage (Delalma), Isra Ramos (ex-Avalanch y Amadeüs) y también Agustín Reseco (Nidhögg) a las voces, así como una representación del coro El Batallón de Mordor (en el que echamos de menos al querido Enrique Montiel, entre otros) y las chicas de Apatazanca Teatro, con sus disfraces, malabares, zancos y danzas.
¡Pero vamos al lío, que nos queda mucha plancha (de metal)!
Meet & Greet
¿Cómo no vas a quererlos?


Ya habían utilizado otras veces, en giras anteriores por España y en este tour (aunque sólo al otro lado del charco), la fórmula de «Entrada VIP», llamada ahora Meet&Greet. No obstante, lo que incluía esta experiencia era algo diferente de lo vivido (al menos por mi), anteriormente.
Para empezar, la entrada daba derecho a llevarte tu gorro juglar de nueva factura, con luces LED en las puntas, sustituyendo a los cascabeles, y también a elegir un disco de la banda de los que tuviesen existencias en el puesto de merchandising.
Tras la difícil elección, todos los participantes hicimos cola para llegar a una mesa larga, en la que cada miembro de la banda iba firmando el disco, haciéndose fotos y departiendo familiarmente con todos los que allí estábamos. Y dicho así, queda muy frío quizá. Lo cierto es que Saurom no es un grupo de música más, puesto que a su innegable calidad artística, suman una calidad humana que se sale de los parámetros conocidos.
La relación de afinidad, las muestras de cariño mutuo, la dedicación intensa a conocer y conversar con los más pequeños, juglarcillos y juglarcillas que asisten maravillados a los conciertos… todo suma mucho para la experiencia. Verdadero interés en ti, en saber de dónde vienes, escuchar tus palabras y agradecerte tu asistencia y tu esfuerzo.
Es un conjunto de sensaciones que difícilmente pueden explicarse con palabras. Quizá unas imágenes donde veáis las caras de asistentes y miembros de la banda, sean capaces de haceros comprender lo que no atino a desarrollar.


Pero esto era tan sólo el principio. Los más espabiladillos fueron pasando por la mesa y corriendo a asegurarse los mejores sitios justo en las primeras filas frente al escenario, pero también mucha gente optó por aprovechar el tiempo y seguir departiendo con ellos ya de forma más distendida, sin la presión de una fila que empuja con ansia para llegar a sus ídolos.
Más fotos, saludos cariñosos con los habituales y una sensación global de familia, de amistad verdadera, de disfrute conjunto y compartido. Destacar el vals que se marcó Joselito con un pequeño juglarcillo, del que tenéis muestra en nuestro primer álbum de fotos, al final de esta crónica.
Poco a poco fuimos agrupándonos frente al escenario, en el que las últimas pruebas de luces y sonido se estaban sucediendo desde antes de que entrásemos en la sala, y Saurom subió a las tablas, todos vestidos de calle, para regalarnos un tema que, según indicó Migue, no sería de los que tocasen posteriormente en el concierto. Sólo para nosotros.
Hubo un intento fallido de que fuese el público de este Meet&Greet el que eligiese el tema a tocar, así que finalmente Migue con mucha gracia nos dijo que tocarían «3, 2, 1… La Tierra».

Y no fue el único tema que tocaron ahí, se sucedieron posteriormente «Memorias de un Héroe» y «El Hada y la Luna». Tocadas frente a muy poco público en una sala tan grande, interactuando con nosotros y pudiendo notarse a las claras que, para ellos, esta era una cita muy especial. Durante todo el día, pero especialmente en estos momentos, la emoción en las caras, las miradas cómplices entre ellos… Era como tenerlos tocando para ti en el salón de tu casa, todo un lujo al alcance de las 60 personas elegidas.
Todo indicaba que lo que se nos venía encima iba a ser apoteósico, y así nos quedamos todos, expectantes mientras las puertas se abrían y el público abarrotaba la sala, imaginando lo que estaba por venir poco rato después.

Concierto en La Riviera
Un espectáculo de otro nivel
Les siguió, también sin pausa, «La Hija de las Estrellas», otra belleza de canción interpretada con maestría, como las anteriores. El público seguía calentándose, coreando cada vez con más fuerza los estribillos y provocando emoción palpable en las caras de todos los componentes del grupo.

Suenan «Salta» y «Mejor sin ti», y quiero hacer mención especial a Antonio, que ya en este punto lo noté más enérgico de lo que suelo escucharle. No sé si por un tema de ajuste de sonido, o porque realmente este tema le enciende mucho, pero marcaba el ritmo con una potencia maravillosa, que arrastraba al resto del grupo con su energía. Bien por ti, Antonio.
Y se avecina un cambio de ritmo completo, pues con «Soñando Contigo», pasamos de la fiesta y la energía a la calma y la emotividad tan bien combinada por Saurom. ¿Habéis estado en esos conciertos en los que, al llegar las baladas, el público desconecta un poco?
Pues la canción no pudo acabar, puesto que cuando ellos dieron por concluido el tema, todo el público siguió coreando el estribillo una y otra vez, seguido por el grito de guerra de la noche «¡Soy juglar! ¡Soy juglar» y acabando con gritos de «¡Saurom! ¡Saurom!»

Le sigue «La Musa y el Espíritu» nuevamente con la gran Elizabeth Amoedo, que se marcó un buen número de canciones, variando el vestuario en cada una de ellas. Todo un espectáculo vocal y personal el de esta chica.
Y justo después vino la gran sorpresa de la noche, ya que «Nostradamus», del lejano Legado de Juglares, no está entre las canciones que canta habitualmente Saurom en directo y, desde luego, es la primera vez que la escuchamos en esta gira.

Pero la presencia de Agustín Reseco en escena hizo de esta versión una verdadera gozada. La voz gutural de Agus, combina de lujo e imprime mucha fuerza al tema. Le vimos pletórico, entregado al máximo y repartiendo besos y abrazos con todos los miembros de la banda antes de abandonar el escenario, coreado por el público hasta que lanzó un grito gutural para satisfacer su petición.
Quizá algún avispado observador haya notado que esta canción no llegó a sonar en San Fernando, aunque estaba previsto. Y fue el mismo Miguel Ángel el que nos explicó que, aunque sí estuvo en el set-list, no llegó a tocarse por «problemas técnicos». Vamos, que él se hizo un lío y se lo saltó sin darse cuenta. Cosas del directo, claro, y en esta ocasión tuvo el bueno de Agus tiempo y espacio para resarcirse con creces.
Turno de nuevo para Eli y el Batallón de Mordor, quienes ayudan a interpretar al grupo «Se Acerca el Invierno», donde Joselito, con más de una hora de concierto encima, seguía sin parar de moverse al ritmo que marcaba su bajo, corriendo de un lado al otro y juguetón con el público, como siempre.
Es increíble cómo consigue meterse en el bolsillo a todo el mundo con solo un gesto, un guiño, una broma, sin perder un solo acorde y marcando el ritmo de forma consistente y decidida. Da igual que salte, reparta besos o use los fuegos fríos para hacer reír al respetable acercando sus posaderas al mismo, este hombre no falla una nota y no regatea un esfuerzo. Y el resultado es impecable.
Ya en la cuesta abajo, y con todos sintiendo que hay que disfrutar al máximo cada instante, porque el espectáculo se acercaba a su fin, aparece otro de los himnos perpetuos, «El Carnaval del Diablo», con la ayuda inestimable de las chicas de Apatazanca Teatro y nuevamente el Batallón de Mordor, que ya no se retiraría de escena hasta el final del concierto.
Y así, sin darnos cuenta y con los sones de «Duermedela» ya grabados, comenzaron los saludos y agradecimientos, las fotos de rigor, el vídeo en 360º de Antonio para sus redes y todos los rituales habituales para, aunque no queramos, aceptar que no habrá más. ¡Después de casi tres horas de concierto, aún nos supo a poco!
Conclusiones
¡Soy juglar! ¡Soy juglar! ¡Saurom! ¡Saurom!

No tengo por qué esconderme. Soy claramente un ferviente admirador de esta banda isleña, primero por su música mimada al detalle y con letras que te enganchan hasta lo más profundo del corazón (en pocos, muy pocos conciertos he llegado a llorar de emoción… y con ellos ya van dos veces), con un talento en la ejecución fuera de toda duda.
Y después, y no menos importante, porque son lo que ves. Las continuas bromas y muestras de cariño entre ellos, la complicidad y cercanía natural y no forzada con cada persona que se les acerca, la luz de sus ojos cuando les inunda la felicidad de ver sus letras coreadas o al público enardecido coreando su nombre o gritando al cielo «¡SOY JUGLAR!» como santo y seña de su pasión por la banda. Son lo que ves, y lo que ves es amor.
Claro que no son perfectos. ¿Quién lo es? ¿Y quién los aguantaría si lo fueran? Y, por supuesto, hay fallos técnicos que en ocasiones les duelen y les hace quedarse con la sensación de que podría haber sido mejor aún el espectáculo. Sin ir más lejos, en esta ocasión hubo un claro fallo de sonido en el volumen y tono de la voz de Elisabeth Amoedo en el primer tema, y al Batallón de Mordor prácticamente no se le escuchaba en ese momento (gracias a Zaluster, todo se arregló a partir de ahí). Y la iluminación durante todo el espectáculo estuvo haciendo «cosas raras».
Y no saltaron al final de fiesta los cañones de confetis, y no les pusieron los set-list a los pies de los micrófonos, por marcar varios fallitos no achacables al grupo. Pero es que ellos pasan por encima de esas dificultades, arrollando con su magia a todo el que se ponga por delante. Te desarman, te dejan desnudo y limpio y, tras darte ropas de gala y armadura nueva, te lanzan de nuevo al mundo armado con un corazón más fuerte y el escudo de tu sonrisa.
Sí, lo sé, me he puesto moñas. Me da igual, así soy yo, con mis contrastes y mis incoherencias y mis gustos personales. Soy lo que leéis, como ellos son lo que veis sobre el escenario, o si tenéis la suerte de departir con ellos de tú a tú. Aún os quedan ocasiones antes de que partan otra vez al nuevo mundo a esparcir su bendición juglar. Si tenéis ocasión, ¡no dejéis de ir a verlos!
Y esto es todo por hoy, no sin antes dejaros con un par de galerías de fotos de nuestro Flickr, en las que podréis disfrutar de más imágenes de lo que dio de si el Meet&Greet y posterior concierto de Saurom en la Sala La Riviera de Madrid.
Esperamos que los disfrutéis.
¿Más crónicas de conciertos? En nuestra sección Soplete en vivo.
¡Hasta el próximo metal-sarao, metal splinters!
Texto y fotos: JOS