El reloj vuelve a marcar la Hora Zulú: esta vez, en Sevilla
Hora Zulú - Sala Malandar- Sevilla. 11/03/2022.

El 11 de marzo era una de esas noches que esperaba con ganas. Sirva como base que Hora Zulú es uno de mis grupos favoritos y, pandemia mediante, la última vez que tuve el honor de verlos en directo fue en marzo de 2019 en Madrid. Tres años después, asistimos a (lo que apunta) un inicio de gira en 2022: Esquirlas de Metal tenía que estar allí para dar buena cuenta de lo acontecido. Sí, teníamos ganas de disfrutar de Hora Zulú en Sevilla.
Día lluvioso y tarde de calma la que tuvimos ese viernes en la capital andaluza. Horario tardío para una apertura de puertas (22h), pero con la satisfacción de ver cómo la sala Malandar volvía a apostar por la música rock en el centro de Sevilla, sin la obligación de tener que desplazarse hacia polígonos en las afueras. Se respiraba el ambiente de las buenas noches, con una sala rozando el lleno y con la ilusión de ver cómo la agenda musical vuelve a tomar las carreteras y copar los eventos culturales post-pandémicos.
Hora Zulú en Sevilla
Como hilo conductor del concierto, me quedo con la firme apuesta que hace siempre Hora Zulú para desgranar su trayectoria: aunque no todos sus discos me gustan por igual, personalmente, que den cabida en un concierto a todos sus lanzamientos es un símbolo de confianza en su trabajo. Con el orgullo por bandera.
El sonido fue correcto, aunque, por momentos, hubo ciertos acoples y leves desajustes que impidieron que a Aitor se le escuchara con la claridad esperada. También, a nivel ejecutivo, destacamos la presencia y el buen hacer de Manuel Romero, sustituto del egregio Álex Bedmar al bajo, que dejó el pabellón muy alto durante la descarga tanto en actitud como en los aspectos más técnicos.
Empezaron ‘puntuales’ para lo que suelen ser estos saraos. Me emocionó escuchar «Por los ceniceros» como apertura, un tema que siempre me trae buenos recuerdos y que embelesa con sus cambios de ritmo y la especial presencia del bajo. «Mis barraqueras» nos transportó a tiempos más cercanos, a ese álbum «S.S.S.S.N.N.N.N.» que, para mi sorpresa, tuvo importante protagonismo dentro del setlist; garra, fuerza y un estribillo la mar de coreable que la convierte (me consta) en uno de las canciones más instaladas entre el público.

Como decíamos un poco más arriba, la tónica durante toda la velada musical radicó en alternar cortes de las distintas etapas de la banda; y no solo a nivel temporal, también con cambios de registro que dieron al concierto una estabilidad muy acertada.
«Tango» fue la siguiente en caer, de su primer disco hace veinte añazos ya, seguida de un «Que me mata» donde Aitor demostró por qué es uno de los Frontmen más admirados del panorama rockero patrio: letras afiladas y un flow que ya quisieran muchos a la hora de expresar, mirando de tú a tú al respetable. Llamativo el contraste entre las diferentes partes de la canción, con esas guitarras pesadas de Paco Luque marca de la casa acompañando.
«Toma y obliga», desde mi perspectiva uno de los cortes más flojitos de la noche, «Gabinas de cochero», también de ritmo medianamente pausado, y «Tanto que perdí» fueron cayendo sin tregua para demostrarnos que la banda granaína sigue en buena forma. Esta última, con tres velocidades más que las previas, dejó caer algún amago de pogo hispalense: su final es memorable, de esos que te animan a saltar, a cantar y mostrar, voz en grito, que estás ante una banda con mil y un registros.

Con «Cave Ventum» y su ritmo de estilo fusión se adentraron por primera vez en el (pen)último disco del grupo, para seguir retomando clásicos como «Reinvención» o «No protesto», un tema este que siempre me ha parecido sublime: Aitor se gusta en la interpretación, se siente cómodo, y aventura una ráfaga de puro metal una vez sobrepasado el meridiano, con leña marismeña incapaz de dejar indiferente a nadie; puro contraste hecho música. Cómo estábamos disfrutando de Hora Zulú en Sevilla.
«En esta cueva» y «Nuestro entonces» marcaron una especie de travesía por medios tiempos que desembocó en la más animada «Que la tierra te sea leve», con ritmos pegadizos y una ejecución de diez. Javi Cordovilla se ganó aquí la ovación de la Malandar ante su ejemplarizante dominio de la batería; es brutal lo que transmite en directo este pedazo de músico: implicación, seguridad y dominio al 100%.

Con «Querer ser» y «Tientos» regresaron a tiempos pretéritos, bien coreadas por el público. Me gustó mucho la compenetración de la banda y cómo han sabido mantener esa conexión entre Aitor, Paco, Javi y Manuel a pesar de la evidente (y obligada) falta de rodaje. Profesionalidad, ante todo, que ya sabemos que quien tuvo retuvo.
Es importante reseñar también que hicimos un par de merecidas paradas en el puesto de merchan, donde, además de las ya tradicionales, venían con modelos nuevos de camisetas y elementos con el sello de la banda. Cayeron un par de ellas.

En resumen, un concierto sobresaliente de los granadinos, que empiezan a pisar los escenarios en este 2022 y auguran cosas muy buenas. El grupo cumplió con creces, al igual que el público y la parte organizativa, por lo que pudimos disfrutar de una noche estupenda cargada de rock, lírica y cervezas; y de buenos reencuentros, eso siempre.
No tardaremos en que se crucen de nuevo nuestros caminos. Hora Zulú son sinónimo de garantía, axioma de calidad, de esas bandas que siempre te dejan con muy buen sabor de boca. En Sevilla, en la Malandar, lo volvieron a dejar patente.
Gracias a la banda y a Asalto Sonoro por confiar en EdeM. Esperamos nuevas colaboraciones en el futuro.
* Nota del otógrafo: Por favor, dejad de echar humo hirviendo en los ojos (P.F.D.D.E.H.H.E.L.O.)
De verdad, demasiado «Megatrón» impide realizar un buen reportaje fotográfico y también puede llegar a saturar al público.
Texto: Miguel Martínez
Fotografía: Pablo A. Alarcón.
Edición digital: José Luis Alarcón.
Para ver más fotografías del concierto: