"Straight To Hell", pero directos a la Gloria.
CRITICA LD
Material a pulir: VHÄLDEMAR
Disco: “Straight To Hell” (2020)
Procedentes de: Barakaldo (Vizcaya)
Fundación: 1999
Estilo: Heavy / Power Metal
Discografía:
- «Demo» (2001)
- «Fight To The End» (2002)
- «I Made My Own Hell» (2003)
- «Metal For The World» (2010)
- «Shadows Of Combat» (2013).
- «Old King’s Visions» (EP) (2017).
- «Against All Kings» (2017).
- «Straight To Hell» (2020).
Sello discográfico: Fighter Records
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Spotify: Vhäldemar
Autor de la reseña: El Puli de Cádiz

Los vizcaínos Vhäldemar nos ofrecen uno de los mejores discos de su carrera en un año muy difícil para el mundo de la música; y, bajo mi punto de vista, claro candidato a entrar en las listas de los mejores discos del año de más de un crítico musical (de los del estilo, se entiende).
«Straight To Hell» no es un disco cualquiera. Es una obra de sobresaliente, conformada por diez temazos como la copa de un pino, que navegan entre el Speed Metal alemán de unos primigenios Helloween o Blind Guardian y, cuando levantan el pie del acelerador, el Heavy Metal clásico de unos Manowar o unos Accept. Esto le proporciona un especial equilibrio al redondo, en el que incluso llegan a coquetear con el Hard Rock en algún momento puntual.
Un punto de distinción respecto a las bandas cuya influencia veo más patente en la música de Vhäldemar es la alternancia de solos de guitarra y de teclado: Fantástico trabajo de Pedro J. Monge y Jonkol Tera en sus respectivos instrumentos.
La base rítmica ha sido remozada desde su último larga duración, de modo que estamos ante el primer disco del grupo vizcaíno en el que participan el batería Jandro (de Orion Child) y el bajista Raúl Serrano, que hacen un gran trabajo.
Y la voz de Carlos Escudero, desgarrada y abrasadora la mayor parte del tiempo, susurrante cuando las composiciones lo requieren, pero siempre épica, pone la guinda al pastel. Los coros destacan especialmente en los estribillos, intensificando el carácter glorioso de los mismos.
La grabación, producción, mezcla y masterización se han llevado a cabo en los estudios Chromaticity, propiedad del guitarrista Pedro J. Monge, y el resultado es un sonido limpio a la par que poderoso y contundente, que permite apreciar en toda su magnificencia las composiciones que conforman este álbum, en las que destacan los riffs y fraseos melódicos de las guitarras y unos estribillos pegadizos, en el sentido heavy de la palabra, pero muy alejados de la simpleza.
La espectacular portada del álbum es obra de Darkgrove Design, que han trabajado en el artwork de bandas como Manowar, Testament, Korpiklaani, Battle Beast o Serious Black, entre muchos otros.
«Straight To Hell» sale a la venta el 6 de octubre a través de Fighter Records, división de Xtreem Music centrada en los sonidos más tradicionales del Metal.

Os cuento a renglón seguido mi parecer sobre cada uno de los temas.
«Death to the Wizard!» abre el disco y constituye toda una declaración de intenciones, preparando al oyente para lo que le espera en los próximos minutos: puro Heavy Metal con estribillos épicos, grandes melodías de guitarra y teclado y potente base rítmica. Esta canción da comienzo con un ritmo marcial seguido por unas guitarras a las que les veo algo de Running Wild. Los Manowar de su mejor época también podrían ser una referencia a la hora de hablar de las estrofas. El estribillo es memorable, con coros muy heavies. La sección de solos da comienzo con el teclado, al que responde la guitarra, terminando con unas armonías muy «centroeuropeas». Al final de la crítica podéis ver el vídeo-clip de la canción.
Un riff muy rápido, que podría traernos a la mente las obras de unos primigenios Blind Guardian, es el encargado de inaugurar el segundo corte del disco, titulado «My Spirit». La base rítmica, con una cadencia próxima al Thrash, destaca en las estrofas. El puente va subiendo la tensión hasta desembocar en un estribillo que el magnífico trabajo de guitarras y el colchón de teclados convierten en admirable.
Llegamos a «Afterlife», uno de los puntos álgidos de este disco. Unas guitarras dobladas inauguran el tema, dibujando una melodía a lo Helloween sobre un riff de puro Speed Metal melódico centroeuropeo, que da paso a un breve ritmo algo más progresivo, con unos teclados de resonancia oriental al frente. La influencia de Gamma Ray se hace patente tanto por la sonoridad como por la estructura, que es un derroche de riffs y cambios de ritmo muy bien traídos. El estribillo podría haberlo firmado el mismísimo Kai Hansen a mediados de los noventa. Debería escuchar este disco y tomar nota, para no perder el rumbo con sus Gamma Ray. El solo es compartido una vez más entre guitarra y teclado, pero destaco de él la primera parte, por su cadencia más «prog» y su armonía. ¡Una pasada de tema! Fue el segundo adelanto presentado en Youtube, a finales de junio. Podéis verlo aquí abajo.
«Straight to Hell» lleva una cadencia más heavy, menos rápida, más machacona. Me gusta mucho el trabajo de la batería en este tema que, aunque no lleve la velocidad de otros, acompaña perfectamente con ese juego de platos. El estribillo es uno de esos momentos de puños en alto en los conciertos; pegadizo y muy disfrutable, con unos coros muy, muy heavies y la guitarra de Pedro dibujando melodías para acompañar la voz de Carlos. Me recuerda a Accept en cierto modo.
Los vascos retoman la velocidad con «Damnation’s Here», con un doble bombo incansable. El puente a lo Gamma Ray baja un poco las revoluciones y emplea sonoridades «árabes», para acabar devolviéndonos el más puro Speed Metal melódico en un estribillo a toda leche: Como en los mejores tiempos del tito Kai. Los solos van a todo trapo, también. Este es otro de mis temas favoritos de «Straight To Hell».
En la siguiente canción, «Fear» nos encontramos con un riff inicial un poco a lo Judas Priest que va seguido por unas estrofas en las que el bajo y la batería marcan un compás al estilo de Manowar, siendo acompañados por cierto colchón de teclados. Resulta muy interesante el tratamiento de las voces: Comienzan susurrantes, intensificando el ambiente tenebroso de los teclados, y se van tornando super-heavies, pero con una forma de cantar algo diferente a la que hemos ido escuchando hasta ahora a lo largo del disco. Yo diría que han empleado a algún invitado especial para ciertas partes y coros, pero no dispongo de información concreta al respecto. El estribillo, como de costumbre, resulta pegadizo a la par que grandioso. Los solos de guitarra y teclado, estratosféricos, se desarrollan sobre unos riffs que van sucediéndose cada vez a mayor velocidad, llegando a terrenos cercanos al Thrash, incluso.
La siguiente canción fue elegida como primer adelanto del disco, allá por los últimos días del mes de abril. «Hell Is on Fire» se abre con un solo sobre un riff Heavy-Hard Rock. El estribillo aprovecha de nuevo los coros para remarcar con fuerza el título y resulta de lo más pegadizo. Los solos se mantienen en tesituras hardrockeras, casando perfectamente con la esencia de la canción. Aquí abajo la podéis escuchar.
La siguiente tonada, «Black Mamba», toma su nombre de una de las serpientes venenosas de mayor tamaño, y Vhäldemar han trasladado ese veneno al plano musical con un cierto ambiente oscuro en las melodías y un riff muy heavy, con regusto a Judas Priest, aderezado con algo de Megadeth al llegar al puente. En las primeras escuchas del disco, este fue el tema que menos me llamó la atención, quizás porque el estribillo no sea el más memorable de los utilizados en esta obra, pero cuanto más lo escucho, más me gusta. Y los solos son una gozada.
Unos suaves arpegios dan inicio a «When It’s All Over» que se va desenvolviendo en estos primeros compases a modo de balada con una melodía épica de guitarra sobre unos acordes largos. En la primera estrofa, ya sobre un riff más a medio tiempo, Carlos utiliza un registro grave, sin llegar a ser «susurrado». El estribillo es de corte épico, desarrollándose sobre acordes largos y después sobre un riff que recuerda al arpegio del principio, consiguiendo un sonido muy clásico.
«Old King’s Visions (VI)» continúa la saga dedicada las visiones del viejo rey, que ya comenzaron en su primer disco y que no han dejado de lado en ningún momento, siendo una de las señas de identidad del grupo vasco. Un ritmo de batería muy al estilo de un «I Want Out», por ejemplo, acompaña los primeros compases. En el puente y el estribillo se emplea ya el doble bombo, los acodes largos y los fraseos de guitarra para darle un giro épico a la composición. De nuevo, nos encontramos un estribillo muy adecuado al estilo: épico, pegadizo, candidato a ser coreado de buena gana por el publico. Para terminar, tras los estupendos solos de guitarra y teclado, el estribillo vuelve a repetirse a menor velocidad, acrecentando la sensación épica del tema.

Honestamente he de decir que le perdí la pista a la banda tras su segundo disco «I Made My Own Hell», probablemente porque su tercera obra no saldría hasta 7 años después, y que no volví a saber nada de ellos hasta su anterior «Against All Kings» (2017), muy laureado por la crítica, pero que se me quedó en «pendientes de escuchar». Ya que estaba haciendo el análisis de «Straight To Hell», he aprovechado para pegarle un repaso a la discografía del grupo y he de decir que me ha gustado bastante. ¡Lo que me he estado perdiendo!
En mi modesta opinión, la obra que traemos hoy a examen es la mejor de la carrera de los Vizcaínos y, probablemente, estará en las listas de los mejores discos del año 2020 de más de un crítico de la prensa especializada, como ya dije al comienzo de este artículo.
¿Qué he echado en falta en este disco? ¡Una instrumental! ¿Por qué no han metido una instrumental, como solían hacer? No es que le haga falta al álbum, pero podrían haber mantenido la tradición.
Vhäldemar quizás no sean el grupo que más reconocimiento obtiene dentro de España, pero por falta de calidad no será. Dadles una buena escucha y podréis comprobar que destilan una indiscutible calidad, a la altura de grandes nombres del estilo a nivel internacional. «Straight To Hell» debería ser el disco que los catapultara definitivamente, aunque con la situación actual está difícil poder hacer una gira en condiciones.
Por cierto, hemos rescatado del extinto blog la entrevista que el compañero A. Gil realizó el pasado año a Carlos Escudero, que le contó cosas interesantes de la historia de la banda y alguna anécdota simpática. Podéis leerla pinchando aquí.