“¿Será esta la evolución lógica del rock andaluz?”
Material a pulir: Hora Zulu
Disco: “Miraveh – Volumen 1” (EP, 2023)
Procedentes de: Granada, España
Estilo: Metal alternativo
Discografía:
Me duele la boca de decirlo (2002)
Crisis de claridad (2004)
El que la lleva la entiende (2006)
Querer creer, creer querer (2008)
Siempre soñé saber sobre, nadie negó nunca nada (2012)
La voz del amo (2019)
Limpiar, fijar y dar esplendor (2020)
Formación:
Paco Luque (composición y guitarra)
Aitor Velázquez (letras y voz)
Javi Cordovilla (batería)
Redes Sociales:
Autor de la reseña: Miguel Martínez
Había ganas, muchas, de escuchar nuevas creaciones de Hora Zulu. Sí, vale, en 2020 publicaron la revisión de algunas de sus canciones míticas en Limpiar, fijar y dar esplendor, pero es que desde 2019 no sacaban un disco de estudio con temas inéditos. Casi cinco años. Antes de la pandemia, que se dice pronto cuando se mira ahora con perspectiva.
Los granaínos siempre se han caracterizado por seguir sus propias normas, explorando armonías más o menos rápidas, más o menos incisivos; pero de lo que no hay duda es de que, desde los inicios de la banda, ha existido una querencia hacia la fusión real entre metal y flamenco. Pues bien, esa propensión ha alcanzado la mayoría de edad.
Dos géneros que, a priori, puede parecer que no tienen mucho que ver, que se encuentran en antípodas musicales. Pero no contaba el destino con toparse con una mente privilegiada como la de Paco Luque para que todo ensamblara al unísono. Ya en 2002 cantaba el gran Aitor Velázquez aquello de «me sobran ganas, me falta duende», sin saber entonces los derroteros que acabaría tomando el sonido de Hora Zulu. Las ganas siguen estando, pero es que ahora se les ha unido un duende. Y un duende de los buenos.

Una vuelta de tuerca más de Hora Zulu
Miraveh – Volumen 1 es un EP de seis pistas, dos de ellas intros, en el que Hora Zulu da una vuelta de tuerca más a sus cadencias características. Reinvención, sí, como expresaron en su día. Solo que, para esta aventura, no han venido solos: ahí están también Lolo de la Encarna a la guitarra flamenca, Alicia Morales y Ana María Luque a las voces flamencas (que ya había colaborado con los granaínos en temas como «Volvió a darme por buscar») y Fuensanta La Moneta con el resto de quehaceres flamencos, como el zapateao, los jaleos y las palmas.
¿El resultado? Una fantasía que mezcla guitarra pesada y guitarra española, rap y cante jondo, taconazos y baquetas de primer nivel. ¿Será esta la evolución lógica del rock andaluz? Yo creo que sí.

«Intro Fuego (Miraveh)» y «El niño de fuego» representan la primera aproximación a esta mezcolanza tan atípica, tan desgarradora, tan certera. Las palmas y la guitarra flamenca avanzan in crescendo para dar paso a un telón metalero que, en la primera escucha, te deja completamente perplejo. Ritmos pesados que se combinan con cante flamenco cargado de melodía. Riffs sentidos. Y la voz de Aitor hincándose como cuchillo en carne entre todo este jolgorio, que menudos versos alejandrinos se ha currao el muchacho. Estribillo flam-etalero que no te puedes quitar de la cabeza durante días. De esas canciones en las que vas desgranando nuevos detalles conforme avanzas en número de escuchas. Sublime.
«Intro Patio (Temporeras)» y «En aquel patio» conforman otra simbiosis que, de extraña, termina siendo un completo acierto. La intro se acompasa entre sonidos de sintetizador (muy de los primeros Triana esto) y cante jondo, zapateao y unos toques finales de guitarra que engarzan con otra descarga eléctrica; menos abrupta que la anterior, eso sí, pero destacable en cualquier caso. Sonido Zulu lo mires por donde lo mires, con base eléctrica y Javi Cordovilla a la batería haciendo de las suyas.
El estribillo, “si no voy a olvidarte, qué más da”, deja absoluto protagonismo al cante de Alicia Morales, que se despliega en tonos cada vez más elevados y que complementa a la perfección la voz grave de Aitor. Porque los polos puestos siempre se han atraído.
En «Augurios de agorero» tienen presencia absoluta la guitarra flamenca y las palmas, que guían el tempo. Es un tema pausado, muy cortito (menos de tres minutos), donde los versos se acompañan de sentidos quejíos que se mantienen hasta el cierre. Es quizá el corte que más se aleja de los ritmos habituales del grupo.
El EP se cierra con «Alegorías del gran misterio», una canción que perfectamente podría haber salido del disco Siempre soñé saber sobre nadie negó nunca nada: medio tiempo, referencias a Granada y una lírica que vuelve a esa dicotomía entre lo que es, lo que fuera y lo que pudo haber sido. De nuevo, voces flamencas que aportan melodía a la dicción de Aitor y acertados riffs que ejercen de ineludibles compañeros de viaje ante un enfoque tan novedoso como ilusionante. Aquí, el trabajo compositivo e interpretativo de Paco Luque acaba cobrando vida.
En resumen, un EP que explora nuevos sonidos de manera descarada, sin complejos, algo fundamental para generar esa riqueza de melodías y combinaciones tonales que hasta ahora apenas existían. Marcará seguro un punto de inflexión en el devenir de Hora Zulu: han apostado todo a la fusión entre metal y flamenco, y les ha salido bien. Muy bien. Un paso más en la historia del rock andaluz, con mayúsculas.
Tracklist
1 – Intro Fuego (Miraveh)
2 – El niño de fuego
3 – Intro Patio (Temporeras)
4 – En aquel patio
5 – Augurios de agorero
6 – Alegorías del gran misterio