De las interpretaciones, «cantos fúnebres», que más me calaron destaco «Verona», con esos ritmos guitarreros exóticos que atrapan. «El hombre de hielo» también entró entre las favoritas, con el plus de cantar parte a capela con la fanaticada.
«Estrella polar», con performance de la banda sentada y que fue también el trance de Carlos sumergido en la marea septentrional, con olas destelleantes que formaban las linternas de los celulares. Momento emotivo. Bonito gesto.
«La escalera» me sedujo por su verso y a quién iba dirigida (amigo que falleció de Alzheimer)
Y cierro reafirmándome en la predilección por los Sôber más duros, con el mencionado medley morfológico.