Crítica de «Bandera negra», de «Mägo de Oz». ¡Una de piratas!

¡La vida pirata, la vida mejor!

Material a pulir: Mägo de Oz

Disco: “Bandera Negra” (2021)

Procedentes de: Madrid 

Estilo: Folk metal, Hard Rock, Power metal, Heavy metal.

Discografía: (Álbumes de estudio): Mägo de Oz (1994)  Jesús de Chamberí (1996) La Leyenda de la Mancha (1998) Finisterra (2000) Gaia (2003) Belfast (2004) Gaia II: La Voz Dormida (2005) Celtic Land (2014)  The best Oz  (2016) La Ciudad de los árboles (2007) Gaia III: Atlantia (2010)  Epílogo (2010) Love and Oz (2011) Hechizo, pócimas y brujería (2012)  Illusia (2014) Finisterra Opera Rock (2015) 30 años 30 canciones (2018) Stay Oz (2018)  Ira Dei (2019)

Sello discográfico: Warner Music

Formación:

Javier Dominguez “Zeta” – Voz
Patricia Tapia – 2ª voz y coros
Txus Di Fellatio – Batería
Víctor De Andres – Guitarras
Manuel Seoane – Guitarras
Javier Diez – Teclados
Carlos Prieto “Moha” – Violín
Jose Manuel Pizarro – Flauta
Fernando Mainer – Bajo
Erik Cruz – Coros

Redes Sociales:

https://magodeozoficial.com/

Facebook

Instagram

Youtube

Twitter 

Autor de la reseña: Antonio J. Álvarez

Al garete o al carajo, bien sea por proa o popa, o incluso por babor o por estribor, eran muchas las voces que llevan auspiciando desde hace años que se irían estos ya no tan nuevos Mägo de Oz por los continuos cambios y las vicisitudes complicadas que atravesaba y atraviesa la banda desde hace también, demasiado tiempo.

Mas el naufragio de la banda madrileña no llega a producirse, y mal que le pese a algunos, se encuentran en un estado de forma más que destacable, tras los últimos envites fraguados en su formación, que perdía a dos de sus miembros más clásicos y más carismáticos, como pudieran ser Frank y Carlitos (Poca cosa…)

En cualquier caso, “a barco nuevo, capitán viejo”, y la banda decidió aceptar en su tripulación a un antiguo conocido de estos mares… el gran Víctor de Andrés, quien ya fue descubierto como nuevo y flamante miembro en el videoclip de “Tu funeral” del anterior trabajo de los madrileños y que, ¿Qué queréis que os diga? En un entorno “piratesco” resulta que calza a la perfección como nueva guitarra de la banda.

Con estos aparejos bien amarrados, Mägo de Oz nos propone una nueva “bala”, grabada en plena Pandemia, con todo lo que ello implica, y que atraca en unos sonidos más cercanos a los más canallescos y divertidos de la banda de antaño, y que escapa de la pomposidad y rebusques de las composiciones que formaran parte de nuevas, o de futuras trilogías.

Sonidos, como decimos, que navegan en mareas de estribillos inmediatos y menos opulentos, pero que saben ir más a lo directo y, cual sotavento, reman a favor de obra, para que las canciones, algunas de ellas más sorprendentes que otras, se te claven desde la primera escucha.

Pero… como “donde manda patrón no manda marinero”, dejemos que sean los temas los que hablen por sí mismos, y de su análisis, luego sacaremos las conclusiones que este nuevo plástico merece…

Así que, bienvenidos piratas y grumetes a la crítica de “Bandera Negra”… ¡Al abordaje!

La isla de las 7 calaveras (intro): Como ya es habitual en la gran y mayor parte de los trabajos discográficos de Mägo de Oz, se nos da la bienvenida con una instrumental que adelanta algunos acordes,  que supondrán la pólvora del corte de cierre del disco.

Melodías preciosistas, con graznidos de gaviotas, nos introducen convenientemente al espectro en el que se moverá un gran porcentaje del trabajo, el de los piratas y bucaneros, los cuales, tras sus primeros compases, aprietan ritmo introduciendo unos más que buenos riffs de guitarra. 

Aunque el corte es breve, (2:04), es lo suficientemente atractivo como para que sea una fantástica declaración de intenciones y, que acaba con la primera intervención de Zeta en el plástico, anunciando el título de la siguiente pista “¡Al Abordaje!”:

Las guitarras de Víctor y Manuel se reivindican ya desde el inicio del tema de forma categórica.

La presentación de estos saqueadores es de lo mejor del disco. Se dice así, sin ambages, porque es una realidad.

La banda, bien engrasada, confluye y realiza la presentación y primer juramento pirata con fuerza, arraigo y, sobre todo, sonando a Mägo.

Patri, cual mascarón de la banda, interviene desde este inicial corte cantado dejando claro que su participación, a cada disco, se hace más fundamental y necesaria, siendo complemento perfecto al bergantín de la banda, “Zeta”, quien se encuentra solvente en este primer disparo de los cañones de los madrileños.

 ¡Ajajá! Hablábamos antes de trilogías: “Resacosix en Hispania”, “Resacosix en el Bar” y… “Resacosix en pandemia”, la cual cierra el ciclo, con ésta última punta del tridente. 

Era evidente que un disco compuesto en pleno confinamiento debía incluir alguna alusión al maldito “bicho”.

Canción canalla, fiestera y “alcohólico-pastoril”, que nos recuerda las ganas que teníamos hace casi nada de volver a reencontrarnos con nuestra particular tripulación y dejarnos llevar, bebiéndonos todos esos ratitos que hemos perdido en este extraño tiempo (casi) pasado.

No negaré que compositivamente no será la mejor del disco, pero estoy convencido de que esta canción en los directos, más concretamente de festivales, va a sonar como un cañón.

 “1, 2, 3, 4 jarras de cerveza que me voy a consumir,

cuando esté con los colegas por ahí

No me hables de refrescos ni de agua con limón,

Mi organismo pide a gritos más alcohol”

 

La canción “buen rollista” del disco se deja ver desde un inicio con unas acordes reconocibles y muy cantables con los que zarpa “Nunca te fallaré”.

He de confesar que estas tesituras vocales le quedan muy bien a Zeta, quien engarza a la perfección con una armonía preciosa que despliega velas en el estribillo que, como decimos, se te graba en la mente a la primera escucha.

No puedo dejar de destacar la dupla de guitarras, que cortan un mar embravecido de violines y guitarras, y que compactan a la perfección. 

 “La dama del mar”, fue el tercer single y, hasta la fecha, último que vio la luz, en forma de “video lyric” por un  problema de pérdida del formato donde fue grabado el videoclip que, lamentablemente no pudimos ver.

La sirena de la banda, nuestra Patricia Tapia, sigue embaucándonos con su canto, y pese a que esta canción suena a Mägo por todos los lados, los pasajes de la vocalista me parecen tremendamente inspiradores, a mí y a otras causas que, entiendo tienen fiel reflejo en frases bien engastadas, y que recuerdan a gritos reivindicativos antiguos del grupo, como fuera “Quien quiera entender que entienda”:

“Tantas noches te esperé, tú eres la elegida,

solo un beso de mujer me dará la vida”

Lamento si parezco el loro del hombro de Patri, en serio, pero con “El aplauso herido” la vocalista de KHY y ex de Nexx continúa con su festival de intervenciones destacables en este nuevo trayecto de la banda, con una canción que a priori no debería cantar ella (resuena el eco de reafirmación de Txus por los Siete Mares) y, sin embargo, sí que parece compuesta para ella.

Puro hard-rock industrial, moderno, furibundo, rápido, y sin concesiones.

 “A veces es bueno poder cambiar algunas piezas para progresar

somos los mismos con distinta piel

la bruja del Oeste vuelve

Si confiarás más en mí, sabrías que lo hago por ti,

para seguir a veces algo hay que cambiar,

 y abrir la ventana y ventilar”.

De acuerdo. Ya paro de transcribir. Creo que pilláis la idea.

De los mejores cortes del disco. Sin paliativos.

 “Estoy poseída por el puto rock and roll”

Y llegamos al punto de inflexión del disco. El típico “te encanta o lo odias”.

Segundo single del disco. Llamativa colaboración con el grupo “La Pegatina” y con soporte audiovisual que os dejo más abajo llamado “Tu madre es una cabra”.

He pensado mucho en como reseñar este corte del plástico, pues entiendo será el más polémico del mismo por su mezcla de estilos y su sonido ajeno al mundillo rock/metal más clásico.

Pues bien. NO lo discuto.

Mas… recordemos: Mägo de Oz nunca fue ajeno a introducir sonidos ajenos a los sonidos metaleros o rockeros en temas pretéritos muy aplaudidos como fueran “Ranxeira” “Tésnucaré contra el bidé” o “Domingo de Gramos”, por poner algunos ejemplos.

Nada nuevo bajo el Sol.

No entiendo la polémica surgida por Redes.

El tema es dinámico, divertido y llamativo. No son derroteros desconocidos para el fan de Mägo de Oz.

Introducen pasajes del archiconocido “Bella Ciao” que se puso de moda hace no mucho por la famosa serie “La Casa de Papel”.

Lo entiendo un acierto para llamar atenciones ajenas a la banda.

Txus no es tonto. Sabe cómo llamar la atención, como quilla de la banda que sigue siendo. 

He hablado con amigos más de este tema que del resto de canciones, en suma, que componen este “Bandera negra”.

El corte me parece que condensa el sonido de ambas bandas y creo que surge una mezcla homogénea (que no heterogénea) que cumple y da lo que se puede esperar una composición de esta índole.

En mi caso, es un pulgar arriba.

Carlos Escobedo (Sober, Savia) quien ya es un habitual en las colaboraciones con Mägo, vuelve a la carga con un tema puramente “hard-rockero”, que le viene ni que pintado a ambos ”frontmen”.

En lo particular, destaco la letra del corte, de la cual, en principio, podría esperarse, otra canción de amor al uso y, sin embargo, sobrepasado el primer tercio de la misma, descubro, con agrado, que se trata de un cántico a la amistad, de dos amigos que, aún siendo diferentes, se complementan buscando un mismo ideal: la libertad.

 “Somos tal para cual, somos guerra y paz,

somos almas gemelas que sueñan,

con volar a un lugar donde puedan

volver a respirar”

Composición que, a la postre y tras varias escuchas, gana enteros, pues estoy convencido que os podréis sentir identificados con una letra muy inspirada.

El corte que vino a llamarse “El cervezo, (el árbol de la birra)” es un tema simple, pero funcional.

Fue lanzado como el primer single y adelanto de presentación de este nuevo trabajo de los madrileños, cuyo videoclip presenta a estos piratas en forma de “Guybrush Threepwoods” en miniatura, cuyos diseños, muy caricaturescos, servirían como piezas del juego que integraría la edición “deluxe” de este “Bandera negra”.

Con frases algo arquetípicas para este tipo de composiciones que alaban el “liquido elemento” en forma de cerveza, y con sonidos cercanos al country, construyen una oda a la birra muy cantable y reconocible, con total seguridad, en los directos de la banda:

“Yo sé que el alcohol me hace daño, pero yo lo perdono años tras año…

Leí un día que alcohol te mata, por eso ya no leo más…

Vamos a bebernos hasta las olas del mar, bajo las estrellas,

esta noche hay fiesta, vamos juntos a rezar,

¡Oh, Cervezo, guíanos”

 

Siguiendo con las sonoridades “countries”, sureñas, y con ramalazos de carácter folk, continúa el disco con la “buen rollista” “Abrazos que curan”.

Es indudable que, en este tipo de registros, Zeta se encuentra muy cómodo en sus intervenciones, y empieza a destacar en las composiciones, regalándonos tonalidades llenas de dulzura, muy bien implementadas en una banda que, con ritmos más sosegados suenan muy, pero que muy bien.

Melodías como decimos, positivas y esperanzadoras, que recuerdan a cortes como aquel “Hoy toca ser feliz” realizando una mezcla preciosista del teclado de Díez y de los vientos de Pizarro con los que no puedes evitar esbozar una sonrisa:

“No quiero volverte a ver, quiero verte volver”

El violín de Moha, no destacado en anteriores composiciones, sin ninguna razón en realidad (Esta muy implicado en todo el plástico) tiene una “entradilla” en “Quiero que apagues mi luz” que considero maravillosa.

Javi entra en juego con sus teclas de forma soberbia, dando apertura a unas primeras cantadas por Patri y en las que luego le acompasará Zeta en un diálogo que, de forma triste, nos cuenta la historia de una pareja que ha de tomar una dura decisión…

En esta ocasión, Mägo de Oz deja de lado la fiesta y el alcohol, y trae sobre la palestra una situación tan compleja y actual en la sociedad como lo es la eutanasia.

Sensibilidad en estado puro que llega a ponerte la piel de gallina por su buen hacer. ¡Bravo!

 ¿Triste? No te preocupes.

“La vida pirata” es corta, y su tema homónimo corta, cual sable, cualquier sensación que no sea la de retorno al mundo pirata.

Canción popular, de toda la vida, versionada con garra y punto canalla por la banda, donde Txus trae al recuerdo, al intervenir vocalmente, a su alter ego de “Burdel King”.

Buen prefacio a la que, quizás puede ser el mejor y más representativo corte de la banda, a juicio de este (no tan joven) grumete, de todo el disco:

 Con “Bandera negra”, el baterista da inicio a la “típica canción larga de Mägo de Oz con un solo, cuestión que ciertamente no es lo habitual.

¿Intento de reivindicación? Lo dejo a vuestro criterio.

Desde «Mago de Oz” hasta “Ira Dei”, pasando por “La Cantanta del diablo [missit me dominus]” o “Atlantia”, por citar algunas, las composiciones de unos ocho minutos (o más) que suelen ir cerrando la mayoría de los discos de Mägo, se han convertido en los obenques de los mástiles que suponen el compendio de propuestas, en forma de canciones, que salen de los cañones de los madrileños.

“Bandera negra” es fiel reflejo de ello.

Hablamos de un “track” que dispone de todo lo que te puede atraer de la banda. Explica el “Late Motiv” del disco, te introduce en los personajes que han intentado recrear sus componentes, los piratas no-muertos vampíricos, los cuales sostienen en su integridad sendos y espectaculares solos y riffs.

Todo suena al más puro “estilo Mägo”.

Zeta se encuentran en la mejor intervención del disco, sin duda. (Ojito al grito final).

El puente y el momento “coro” que pliegan la propuesta son una auténtico tesoro.

Ninguna crítica negativa destacable se puede argumentar de este tema, que supone un +1 a la hora de valorar el disco por sí solo, en lo que respecta a la nota.

 Después de la tormenta. 1:00 (outro)

Preciosos punteos de guitarra acústica nos hacen despedirnos, con permiso del “bonus track” siguiente.

Tema que podría haber sido parte del anterior “Bandera negra”, pero que, igualmente, mola un huevo.

 

“Que el viento sople a tu favor”: Mägo de Oz no son ajenos a la estética pirata. Es indudable que siempre han coqueteado con esta idea, y no será la primera vez que utilizan tal indumentaria.

Desde el gran barco pirata que utilizaron en la grandiosa gira del “Gaia II”, pasando por los más que celebrados singles de “La costa del Silencio” y “La Rosa de los Vientos”, hasta éste “Que el viento sople a tu favor”, el organigrama conceptual de corsarios y bucaneros fue siempre cercano a la banda.

 Y para esta ocasión, han decidido de forma acertada, qué duda cabe, realizar la más que solicitada colaboración con los gaditanos Saurom, quizás la banda en mejor forma del todo el panorama patrio, lo cual, de entrada, es todo un lujazo y una colaboración digna de todo tipo de elogios, al ver cumplidos los requerimientos de una auténtica horda de fans que así lo pedían.

Sin embargo, la regrabación de este mítico tema de Mägo de Oz, peca de un “hype” apresurado que, he de confesar, no le ha venido bien al corte, como “bonus track” de este “Bandera Negra”.

Sin perjuicio de que gusta paladear de este tipo de colaboraciones, parece que la voz del soberbio Migue se encuentra algo edulcorada, dejando en unos extraños ambages su potencia vocal, quizás en un volumen más bajo de los esperable, y dejando, como decimos, un sabor de boca algo agridulce a la finalización de la pista.

“Bandera” negra no será el cofre que atesore las mejores composiciones de esta aventura llamada Mägo de Oz y, probablemente, estos viejos bucaneros  carecen ya del factor sorpresa y de la impetuosidad de jóvenes grumetes que quieren surcar los Siete Mares.

Sin embargo, y habiéndolos conquistado (casi) todos, hay que entender que, si bien aún no caminan por tablas, navegan en aguas mucho más tranquilas, exhibiendo los doblones ganados, pero no desmereciendo a las muchas novias que aún tienen en cada puerto, pues, quienes antaño fueron fieros filibusteros, aglutinan en sus galeones la suficiente solvencia para plantar cara a más de un duelista.

Estos sabios y viejos capitanes saben dar a su público lo que solicita, sin perder el Norte que les marca su propia brújula, la cual no engaña, pues los números están ahí y claramente mandan, cerciorando que, a cada lanzamiento proveniente de sus renovados arcabuces, son capaces de seguir llevándose buena parte del botín, enarbolando su bandera, quizás algo rasgada, pero que sigue ondeando en el horizonte de un trayecto al que, para suerte de algunos y desgracia de otros, dista mucho de arriar en tierra.

Grados
Por Antonio J. Álvarez 850º / 1000º

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *