Crítica de «El baile de los caídos» de Lèpoka

“Lèpoka suben como la espuma
(de una cerveza bien tirada)”

Material a pulir: LÈPOKA

Disco: “El baile de los caídos” (2020)

Procedentes de: Castellón de la Plana

Estilo: Folk metal, Folkoholic metal.

Discografía: «Folkoholic metal» (2014) «Beerserkers» (2016) «Bibere Vivere» (2018)

Sello discográfico: On fire records

Formación:

Dani Nogués – Voz
Zarach – Vientos

Carlos Zaph- Bajo
Dionís Torralba – Guitarra
Pópez Pérez – Guitarra
Jaume Felip – Batería

Redes Sociales:

Web: www.lepokafolk.com

Facebook:  facebook.com/lepokafolk/

Youtube: youtube.com/user/LepokaFolkMetal

Twitter: twitter.com/lepokafolk

Bandcamp: lepoka.bandcamp.com

Autor de la reseña: Antonio J. Álvarez

¡Joder, que disco más divertido!

En muchas ocasiones, quien suscribe duda mucho a la hora de como iniciar la reseña de algún disco en concreto, pero he de admitir que, en este caso, lo tengo claro: me ha parecido un disco divertidísimo de escuchar, prácticamente en todos sus cortes, salvo honrosas excepciones, que merecen una actitud más profunda en su escucha.

Es una auténtica lástima la situación que estamos viviendo, evidentemente por muchos factores, pero en el caso concreto que nos ocupa hoy, que es la música en directo, (o la imposibilidad de que esta se produzca como debiere) he de admitir que da hasta coraje.

Los Lèpoka están en un momento de forma envidiable y, la mayoría de las composiciones que integran este «El Baile de los caídos» están pensadas para materializarse en directo, con vaso en mano, fiesta, jolgorio y descontrol. Ahí es cuando de verdad brillarían las canciones de esta banda que, sin lugar a dudas, sumaría más adeptos a sus filas de los que ya tienen al día de la fecha, y que siguen subiendo como la espuma (de una cerveza bien tirada).

El disco abre con la positiva “Seguimos en pie”, la cual, con ritmos cercanos al ska, fue lanzada en tiempos de confinamiento y, sinceramente, fue un soplo de aire fresco que muchos agradecimos en esos días tan extraños que, aún a día de hoy, parece que no quieren dejarnos. Al ritmo del grito mítico de la banda, “¡Que os folken!”, el sonido divertido y dinámico de Lèpoka se hace presente a lo bestia, y no da respiro en este rápido tema que, con unos acertados ritmos aderezados de tonos de violines y, sobre todo, de trompetas, harán las delicias de los bailes “folk” en los conciertos de los castellonenses. Y recordad, ¡aún siguen en pie!

En “Contra viento y marea”, con las atractivas colaboraciones dé Luis Posada (Voz de Jack Sparrow en español) y Sergio Enciso, youtuber gastronómico de la «Cocina del pirata», el que fuera el primer single de presentación de «El baile de los caídos» cuenta con una destacable producción, en lo que a lo audiovisual se refiere, y fue una inmejorable carta de presentación de este nuevo disco. Bailable, con versos muy, pero que muy bien traídos y con melodías muy comerciales, la epicidad intrínseca en una buena canción de piratas queda patente en esta composición que, si bien su temática pareciera estar algo sobre explotada, la banda sabe llevar a su (embriagado) terreno una buena historia de filibusteros que hará las delicias del respetable cuando podamos saltar al ritmo del «hey, hey, hey» que se marcan los Lèpoka en este temazo.

«A gigantes deje ciegos sin luchar, no me ganan a controlar,

escapar de cavernas: mi especialidad, de tabernas me cuesta más»

“El baile de los caídos”: La composición que da nombre al nuevo LP de los Lèpoka y el que fuera elegido como tercer adelanto, con soporte audiovisual muy cuidado y con estilo, inicia con unos coros con tintes…. ¿Soviéticos?…  que auguran el inicio de otro tema rápido con un “riff” divertido en su estribillo. La propuesta del videoclip con el grupo vestido de frac, aunque atractiva, no deja de ser un espejismo al atuendo que seguirán llevando los goliardos en la presentación de este nuevo disco (¡cuando ello sea posible!), tal y como deja patente la banda al final del video.

Con “Eternia” empezamos a decelerar en el ritmo fiestero y damos entrada a algunas composiciones más serias, y con temática algo alejada del líquido elemento. En este caso, la melodía instrumental de este tema es deliciosa. Teclados y guitarras se funden de una forma muy bien ensamblada, pero es este caso, lo más destacable son los vientos del sr. Zarach. Me han encantado sus líneas. Musicalidad en estado puro.

“Pandemonium” da inicio con unas tonalidades de acordeón que abren las puertas a una composición que en su estructura me ha parecido de lo más complejo editado por la banda. Una producción cojonuda y oscura con enlace final a la positividad de la que siempre hacen gala los Castellonenses, temática la cual empieza a ser nota característica de los Lèpoka. 

Toda la banda da lo mejor de sí misma, o al menos así  lo he percibido, y sin perjuicio de ello, he de destacar en muy positivo la voz de Dani que, en estas tesituras más graves, se luce. ¡Y qué estribillo! Si no fuera porque hay mucho donde elegir, podría ser perfectamente mi preferida del disco.

En esta sala, demonios se visten de gala, hoy compran y venden tu alma,

de tu mente sin piedad se adueñarán, 

pero si escoges pensar y enmendar los errores, 

un mundo de luz y colores tu y yo lo haremos que vuelva a brillar”


Con la colaboración a las teclas del gran Javi Díez (Mägo de Oz), Lépoka nos presenta “En este sueño” la única balada del disco, que es bonita, no lo negaré, musicalmente está bien estructurada y tiene un “in crescendo” atractivo. Pudiera ser que no ubico a priori al grupo en estas lides y no se puede obviar cierto agravio comparativo con la banda del teclista, por aquello de sus similitudes melódicas. 

En cualquier caso, dentro de lo ecléctico de “El baile de los caídos”, Lèpoka no podía adolecer de su balada y esto nos hace entender que la banda no tiene intención de encallarse a un solo estilo de composiciones, lo cual, dicho sea de paso, les honra.  

¿Demasiada seriedad en este pasado “tridente”? No pasa nada: los castellonenses saben que lo que queremos es divertirnos con sus canciones, y vuelven a la carga con “Beber para creer”, “track” con sonido potente de guitarras y doble bombo, muy power, que hace destacar el buen hacer de Jaume a las baquetas cuando se trata de meter ritmo en las composiciones. 

“La huella del dragón” ha sido el corte que, sin duda más trabajo me ha costado reseñar de todo el disco, habida cuenta de su estructura, harto atrayente en inicio, con unas pinceladas de sonidos de origen oriental, pero que a medida que avanza, empieza a meter diferentes estructuras y líneas melódicas de todos los instrumentos de la banda,  que acaban al último tercio con sonidos propios de las tribus indígenas hispano americanas, con un estribillo endiabladamente largo y complejo y unas líneas de instrumentos con tintes comerciales pero potentes. 

No sé… una amalgama ante la que se me ha antojado realizar la analogía de que los Lèpoka llevaban ya mucha “agua con misterio” en el transcurso de la noche y esta “La huella del dragón” es el chupito del “orujo del ciervo” que, igual sobra, o igual se convierte en el acierto de la velada. Un auténtico salto de fe que, si prestas atención, entenderás que la apuesta de este “track” aun arriesgada, acaba siendo satisfactoria.

“Heavyátrico”: Con poderosos sonidos celtas y de nuevo, con las trompetas tan bien traídas en este heterogéneo disco, comienzan a sonar melodías cercanas al gospel, con coros de María Iturralde:

  «Que de tanto madurar, te pudres al final»

 Gran reivindicación a los que empezamos a cumplir años, empezando a ser la “vieja guardia” de este movimiento que sigue avanzando (fiel ejemplo de ello son los Lèpoka) y creemos ser capaces de aguantar una buena fiesta, e incluso tumbar a base de cubatas a más de un chavalín.

«Que más dan los años si soy capaz de acostar a luna»

“Sombra de libertad” cuenta con la colaboración de Miguel Ángel Franco, Migue, vocalista de “Saurom”, y es en este track donde la banda saca el todo por el todo para dejarnos traspuestos. Guitarras muy heavys, doble bombo a cholón, un Dani a todo trapo y ¡oh, sorpresa! Migue en registros vocales que no recordábamos desde los añorados “Once Romances desde al Andalus” y/o “Maryam”. La voz rasgada y con matices oscuros del vocalista de la banda gaditana, ya casi olvidados por tesituras más melódicas en últimos lanzamientos, hacen coalición con la potencia hard rockera de Dani en sus tonalidades, realizando un tándem tremendamente atractivo. 

Según tengo entendido, la próxima ronda la pagará “Saurom” en su nuevo disco, que está al amparo de ver la luz, y donde ambas bandas volverán a verse las caras, (al tiempo de la redacción de la presente, ya hay alguna que otra imagen promocional del evento).  Lo cierto es que estoy deseoso de ver el resultado de esa nueva quedada, porque el resultado en este este tema ha sido exquisito.

“El picorsito”: El que fue cuarto y último adelanto de este LP es una canción rápida, que te golpea sin que te des cuenta. Pone nombre a aquella sensación que a todos nos ha lacerado, y que no voy a explicar, (has de escucharla) y que Lèpoka se atreve a poner nombre: “el picorsito”. Temazo que será motivo de bromas en muchos grupos de amigos y servirá como invitación, a modo de canción, para salir de copas aquellos días que ni te lo plantearías. No había mejor tema para poner broche de oro a este dipsomaníaco disco.

No podía entrar en la conclusión de mis impresiones del disco sin destacar las grandes colaboraciones realizadas por el trombón de Vicent Blasco y la trompeta de Luis Alguacil (El Chamuyo) en los temas “Seguimos en pie”, “Pandemonium”, “Heavyátrico” y “El picorsito” que dotan a las referidas composiciones de unas dimensiones cojonudas. Ojo, hay que repetir la receta.

Con grupos como Lèpoka, y a fin de no extendernos más de lo necesario en la presente reseña, me interesa apuntar que es el fiel reflejo de que podemos seguir avanzando en el manido debate de que ‘el rock no muerto’; pues tenemos a una banda (relativamente) joven, con propuesta divertida e imagen atractiva que avanza a pasos agigantados dentro del panorama patrio, dando rienda suelta a canciones desvergonzadas, “etílico-bucólico-pastoriles”, con puro estilo folk metal que alterna muy inteligente y sutilmente con otros estilos y que se corona con una formación estable y consolidada.  

Me parece que, llegados a este punto, no nos duelen prendas en admitir que estos Lèpoka tienen todos los mimbres para “tirar para arriba” y posicionarse como uno de los grupos más destacados de este país, siempre y cuando sean capaces de mantener el nivel que han demostrado en este “El Baile de los Caídos” en el futuro.

Grados
Por Antonio J. Álvarez - 900º / 1000º

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