Leo en Sevilla: Fuerza, honor y valentía

Leo Jiménez revienta la X. Fuerza, honor... y valentía.

     Con razón Leo Jiménez arrastra tanto público, mantiene su estatus de artista Rock Metal consolidado y ofrece un show digno y potente.

     Sin razón para aquellos que le critican esgrimiendo argumentos peregrinos, manidos y sin fundamento, porque si ven una actuación del de Fuenlabrada y sus Leos, aquellos caen, objetivamente, por su propio peso.

     Y es que así comenzamos, «con razón o sin razón» (pero teniéndola…), con ese tema de la fábrica de los contrastes y lo diverso dentro de un estilo bien definido a su manera y una filosofía de trabajo incuestionable: principios claros, valentía, ser consecuente, esfuerzo, dedicación, ser altavoz, Metal potente sin cortapisas…

     Llegaba Leo nuevamente a Sevilla, ciudad que le ofrece siempre una multitudinaria y fantástica acogida, para presentar «Mesías», su último lanzamiento discográfico. Se preveía una asistencia buena, pero las expectativas se sobrepasaron cuando supimos (y padecimos) de las colas para acceder a una Sala X que se quedó minúscula (la anterior ocasión tocó en otra sala con mayor capacidad y rozó el lleno).

Las caras de satisfacción y felicidad de quienes organizaron el evento, por ser un éxito y por cubrir gastos (como mínimo), no tenían precio y nos encantó palpar ese ambiente de euforia y de noche grande. Se lo merecen por apostar trayendo artistas del género a nuestro ciudad.

     Pasadas las 21:30h entrábamos al local, ya colapsado, sonando aquel tema que nos ha servido de entradilla. Nos posicionamos en un lateral (alejado de la barra, craso error) abriéndonos paso entre el gentío a duras penas y, ya asentados, degusté un temazo como es «Misantropía», con letra mordaz y satírica. Empezaba a calibrar el sonido, siendo atronador y bien compensado a mi parecer. Tres guitarras dando cera, aunque en ocasiones Jiménez la soltara, que otorgaron más contundencia aún a la propuesta Leos.

Y pronto llegaba uno de los cortes que más me gustaron de la cita, y quizá de los que más me tiren de la carrera del fuenlabreño: «Desde niño», todo un flashback a la infancia/adolescencia de muchos de nosotros/as, de ese momento en que el Heavy Metal entra en tu vida, para unas de forma única pero vitalmente como banda sonora, disfrute y pasión, para otros como forma de vida, sueño profesional… Y de algo onírico a la más cruda realidad: la destrucción de nuestro entorno, con «Ballena negra», canción de su postrero disco. Leo siempre tiene espacio y tinta para la denuncia social (en nuestro careo con él podéis apreciar esto y mucho más: aquí ) y con éste y con «Hambre» se reivindicó como músico comprometido, consecuente con lo que pregona (eché en falta «¿Y quién le pregunta a él?»), mensaje «duro y a la encía» de la clase política, recordándole que «llegó el momento de actuar». Aquí disfrutamos de agudos, cada vez empleados de forma más mesurada y dosificada por parte de La Bestia.

Para entonces ya había hecho aparición otro de los Leos que suelen acompañar en los directos, el «guturales» Korpa de Fuck Division, quien subió al escenario hasta en cinco ocasiones para poner el acento más salvaje y bruto del show, cosa que entusiasma a Leo. A mi no es de lo que más me atraiga de sus directos, esta mescolanza, pero entiendo que quede bien y guste.

Guiño a aquel magnífico estreno en solitario allá por 2009 de «Títere con cabeza» con «Condenado» y empalme con varios covers singulares de bandas como Nocturnal Rites pero en castellano (yo sí conocía a los suecos e incluso del «Tales of Mystery…») o Dio -clamor-, donde vimos a un Leo sin guitarra más suelto, más vocalista y que recordaba a aquel de sus inicios. Imposible que no te asalten recuerdos agotadores, a sangre y fuego… Y echando la vista atrás, de nuevo ese animal solitario que emerge, dando algo de tregua para obsequiarnos con una balada/medio tiempo de esas preciosas, sentida por contener una trágica historia (homenaje a María José Such, una de las cuatro cooperantes españolas que perdió la vida en Perú en 2010)

     Tras «Vuela alto», dejamos alguna lágrima para echar unas risas con el «Esto es Sevilla, y aquí hay que mamar» y vuelta a la contundencia con varias descargas con Korpa desatado y un L. Jiménez desprovisto de su instrumento, sudoroso y dándolo todo.

Vamos encarando la recta final, donde caen «Soy Libertad», «Keroseno» y dos excepcionales abrazos a la etapa de la iguana. ¿Reacción? la locura total con «Vientos de guerra» y «Maldito corazón». ¡Copón, vaya cañonazos y cuánto lo agradecí y disfruté! (sí, el copón que tanto se escucha por el sur y que brotó en tantas ocasiones de la boca del vocalista…ja, ja)

Ya parecía que no había más fuel en el buga de Los Leos cuando reaparecieron con dos bises, «Mesías», con mensaje de ser tú mismo, vivir tu vida, y «Volar», otra de las del espléndido debú como 037, quizá más pegado, con un registro más cercano a la época de Saratoga, temaco gordo.

     Cierre apoteósico de un artista único, no sólo una voz, sino una personalidad arrolladora, un tipo valiente que ha arriesgado tirando por el camino menos fácil, construyendo su propia carrera en solitario pero acompañado y arropado por sus Leos, su familia como bien nos remarcaba en la entrevista de hace unos días (escucha aquí). Podrá no gustarte L.J., no caerte bien, soltar topicazos sobre su figura… pero incuestionable su profesionalidad, su honestidad, entereza y el legado a la escena.

Fuerza, honor… y valentía.

* Gracias a Kaamos Tours por facilitarnos la entrevista con Leo y por confiar en EdeM. Habrá muchos más MetalSaraos conjuntos, Tati.

Texto: Pablo Alarcón «Aliscar».

Fotografía y edición: José Luis Alarcón P.

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