Leyendas del Rock 2019. Así vivimos las actuaciones más llamativas a nuestros ojos
Como viene siendo ya tónica habitual de los últimos tres años, y sin ser medio especializado acreditado, compartimos experiencia de vivir uno de los grandes festivales españoles de Metal: el Leyendas del Rock de Villena (Alicante). Repasamos desde nuestra óptica un puñado de actuaciones, las de las bandas que más nos han llamado la atención, por unos u otros motivos. Pudimos meter más reseñas, pero hemos preferido en esta ocasión ser más concisos y centrarnos en aquellos shows más atractivos a nuestros ojos, a nuestro soplete.
Avantasia
Pero, quizás parto de una premisa que va a decantar la presente crónica, y es el pasado concierto realizado por Avantasia en la edición de Leyendas del Rock 2016, que fue un auténtico orgasmo para los sentidos, donde no sólo los vocalistas invitados, sino también el escenario, performance y sonido fueron simplemente pluscuamperfectos.
Con algunos problemas de sonido que el propio Sammet intentaba indicar a los técnicos en los primeros temas, el concierto arrancó con “Ghost in the Moon”, continuando con “Book of the Shadows”, tema el cual, ante la ausencia de Ronnie Atkins fue interpretado por Herbie Langhans, que estuvo en el lado de los coros junto a Adrienne Cowan e Inna Morgan. Y aquí mi siguiente palito: ¿Hay voz más característica que la del bueno de Herbie en el temazo “Draconian Love”? ¿Cómo es posible que teniendo tal trallazo no se tocara en todo un directo de dos horas, relegando el tema más representativo de dicho colaborador y pese a estar en los coros durante toda la descarga? Si hay alguien que lo pueda explicar, soy todo ojos (en los comentarios).
“The Story ain´t over” fue la siguiente. La colaboración en este caso fue a cargo del gran Bob Catley, cantante de Magnum. ¡Qué estilo tiene este hombre!. Qué gusto da verlo cantar.
Al igual que con el Sr. Kiske, también se echó menos a la potencia y el saber hacer de Amanda Somerville, ya no tanto en los coros e intervenciones puntuales, sino sobre todo, en el tema “Farewell”.
Avantasia es siempre garantía de éxito, es indudable, pero es cierto que he notado un pequeño bajón de calidad con respecto al concierto disfrutado en 2016, ¿Cuestión de perspectivas, quizás?
Por último, y aún con la ausencia de Candice Nigth, si Avantasia presentaba “Moonglow”, ¿qué ocurrió con su single homónimo en el directo de Villena? Se echó mucho de menos este precioso tema.
De estos irreverentes gotemburgueses apenas sabía nada, más que venían siendo conocidos (y reverenciados por algunos) por sus explosivos y bizarros directos. Pronto supimos por qué. De camino al festival desde el sur, parte del trayecto lo amenizamos escuchando «The King Live in Paris«, y apenas unos minutos bastaron para ir dibujando en el oído y la mente la propuesta musical y puesta en escena de esta agrupación que en sus inicios le pegaba al más melódico pero feroz y esquizofrénico Death Metal y que ha ido virando sonido hasta encontrar su punto idóneo y éxito creciente. Tras 7 discos larga durada y 18 años de vida y curro, parece que cuajan, y así lo constatamos en el festival, con un público que les arropaba a una hora tempranera y calor máximo.
Llamativo su atuendo, rollo domadores de circo /orquesta circense o algo similar, y variado porque lo mudaron durante su performance; muy visuales, con un telón de fondo cuadrado colorido, portada de su postrero lanzamiento en vivo, y con una mescolanza de estilos desde el Rock más mecanizado hasta el Death más meloso, supieron ganarse nuevos adeptos y sacar continuas sonrisas en el césped con sus alocados gestos y poses y una propuesta sonora abierta, accesible, teatral y juguetona.
Grata sorpresa pues esta que no quedará en meros avatares, eso intuyo.
Los Barones eran, para mí, el plato fuerte de la jornada inaugural del Leyendas y superaron incluso mis expectativas: más de sesenta minutos en los que Sherpa, Hermes Calabria y los dos jovenzuelos que los acompañan a las cuerdas (uno el hijo del «Uruguayo») demostraron su empuje y su profesionalidad encima del escenario. «El pobre» marcó el inicio de la descarga, dejando claro desde el pitido inicial que íbamos a disfrutar de grandes clásicos; «Barón Rojo» siguió la estela, con un público entregado que quizá no se esperaba tamaña bomba tan temprano. Buenos juegos de sonido y luces que acompañaron justo al atardecer, cada vez con más y más gente apiñada en torno al mítico Barón.
Siguieron alternando grandes cortes entre los que se encontraron el siempre emotivo «Concierto para ellos«, «Tierra de nadie» o la mítica «Breakthoven», que nos puso a más de uno la piel de gallina con un mensaje de lo más explícito, aprovechando para una locución expresa al presente con la reciente «Vive hoy«. Me sorprendió que tocaran «Son como hormigas«, y me gustó mucho el intercambio de voces y coros que se marcaron los guitarristas Marcelo y Sergio junto con Sherpa para darle trasfondo a temas más melódicos como «Siempre estás allí«. Obvio, no podían faltar ante un público entregado clasicazos como «Hijos de Caín«, que coreamos todos como si nos fuera la vida en ello, y la inexpugnable «Resistiré«, con la que no paramos de menear los pelos recordando tiempos mejores. Todo un acierto el setlist, muy propio para un festival de este calibre.
Los Barones dejaron el pabellón muy alto y, le pese a quien le pese, siguen llevando muy dignamente al escenario el auténtico sonido del Barón Rojo. Todos coincidimos en la pedazo de descarga que se habían cascado los madrileños. Por sus ganas, tesón y buen hacer, nuestro más sincero reconocimiento desde estas líneas. Los tenía en el horizonte para verlos en Madrid el 19 de octubre; después de este gran concierto, allí nos veremos las caras de nuevo, seguro.
Papadopoulos, el vocalista, no paraba quieto en el escenario. Llegó el turno del tema homónimo de la banda “Beast in Black” y de “Eternal fire”. Al escuchar esta última me percaté de que la formación no traía teclista y estaban tirando de pregrabados, lo que me sorprendió bastante dado el peso del teclado en muchas de las composiciones que tienen.
Y para terminar “End of the World”. Beast in Black acababa de hacer unos de los shows con más fuerza e ímpetu del Leyendas 2019. Notable muy alto para los para los fineses en su primera convocatoria del festival. Si quieren optar al sobresaliente, en mi humilde opinión, deben meter un teclista. Entiendo que coros y arreglos vayan pregrabados, pero con la cantidad de teclado que llevan muchos de los temas no se entiende que no tengan uno. Que este palito a la banda no os haga dudar de verlos en directo si tenéis ocasión. Merecen muy mucho la pena.
Hacía años que no veía a la banda de Dani Filth en festival y no tanto (2018) en sala y llevaba hambre de esos himnos victorianos, propuesta musical híbrido de música de cine de terror, atmósferas cargadas de romanticismo sanguinolento, vampirismo elegante y barroquismo ampuloso con una de las voces más reconocibles y singulares del panorama, que a algunos espanta y a otros muchos enamora. Estos son los que habitan en la cuna de la inmundicia, desde hace décadas, pioneros de un género y que aún siguen abanderando, pese a tropiezos.
En esta ocasión quería ver muy de cerca a los C.O.F. Cogí sitio en segunda fila aguantando el chaparrón happy de Alestorm para caer cautivado por su magia ya de entrada con la subida del precioso cartelón de atrezo que era un guiño real a su aclamado disco «Cruelty and the Beast», del que tocaron cuatro temas, sublimes.
Dificilísimo describir las sensaciones que transmite la música de C.O.F. si nunca los has oído. Y pensando esto, decidí recabar la colaboración de un buen amigo fan acérrimo del combo extremo, Santi Machín del medio Dark Sinister (youtube.com/Dark_Sinister_Canal), para que nos transmitiera sus impresiones del show. Os dejo con él.
«Con la imagen del `Cruelty And The Beast´ como telón de fondo, salieron a escena los británicos al escenario del Leyendas el pasado jueves 8 de agosto. La banda demostró su gran estado de forma a base de grandes clásicos del pasado, unos himnos de fechas pasadas que fueron los grandes protagonistas de su setlist.
Mención especial hay que darle al cierre de la actuación ya que la banda, casi por primera vez en su historia, no terminaba su setlist con `From the Cradle to Enslave´ (canción que quien esto escribe echó de menos); sino que la formación de Dani Filth eligió la gran «Her Ghost in the Fog» para poner punto y final a una gran performance que bien mereció algo más por parte del público.
En definitiva, gran puesta en escena de una banda que vuelve a vivir sus mejores momentos y que sobre las tablas demuestran todo el potencial que desde hace casi 30 años llevan demostrando.»
Y el que no esté de acuerdo conmigo: ¡Que le corten la cabeza!
Tocaba la traca final, que empezó con “In the middle of the Night”, el último tema que tocarían de Origins, para meterse con sus clásicos, tan esperados por sus seguidores más añejos, “The Road Again” y “The Chariot” para terminar con “La canción del Pirata”, no sin antes que Alfred le hiciera un guiño a “los compañeros de Tierra Santa” que tocaban justo después para cerrar la jornada en el escenario contiguo. No creo que hay habido muchas ocasiones en el Leyendas donde 2 grupos que han tocado seguidos hayan terminado con la misma canción.
Este ha sido su primer leyendas y estoy convencido de que no será el último.
El sonido era muy bueno así como la actitud del grupo, se estaba fraguando un gran concierto, pero todos echábamos de menos temas con los que la banda ha crecido. Y como guiño llegó “Get the Devil out of me”. Pero sólo fue un guiño, acto seguido sonaba “Masters of Destiny” del nuevo EP “Hunter´s Moon” para comprobar la tremenda evolución que ha tenido Charlotte como vocalista. La habíamos visto saltar, ir de un lado a otro sin dejar nunca de sonreír, la pizpireta Charlotte ha ganado en descaro y derrocha simpatía y carisma sobre las tablas. Pero con “Masters of Destiny” se ha doctorado como una de las grandes voces del metal sinfónico actual. Verla interpretarla en directo es sencillamente mágico.
Fue un concierto diferente de Delain. Un gran concierto, aunque diferente. Quizás la ausencia de Merel Bechtold condicionó que no pudieran tocar sus clásicos como “Sing to me”, “Stardust”, “April Rain”… y que más de uno echamos de menos. Lo que es indudable es que la banda está creciendo y la sensación con Charlotte es que nos encontramos ante una de las nuevas divas del metal sinfónico.
Dunedain
Buena prueba de ello fue el tema con el que abrieron el concierto llamado “A un Paso del cielo” que, indudablemente, pues proviene del recién nacido “Memento Mori”, era una clara declaración de intenciones.
Si hubo fallos de sonido, no los percibí. No sé si estaba bien posicionado (ya sabemos que, a veces, el Mark Reale en su nueva disposición incurre en fallos de acústica) y los primeros tres cuartos del directo fue una auténtica gozada.
Pero, como decíamos más arriba, Dünedain no es una formación nueva. Tras los temas de los dos último discos y el single 100 golpes, tocaba repaso de sus antiguas andaduras, con temas como “Fiel a mi libertad”, “Por los siglos de los Siglos” y “Corazón de Invierno”, de los cuales fue el último el que se encargó de cerrar el concierto mayúsculo y donde la sensación que a uno le queda es preguntarse por qué la banda no está al día de la fecha y por méritos propios en la “pole” de los grupos nacionales, pues estos nuevos Dünedain son, sin lugar a dudas, una banda a la que hay que seguirle la pista y por la que, desde Esquirlas de metal, abogamos para que salten , en próximas ediciones del Leyendas, a los escenarios principales.
La selección de temas me pareció mucho más acertada que en 2017, una buena combinación entre clásicos y nuevas creaciones. Comenzaron con ‘Legion’ y ‘Hammer High’, de puro e inconfundible sabor Hammerfall, bombazos que precedieron a una muy coreada ‘Renegade’, con ese estribillo tan pegadizo. Buen sonido y buena defensa de los cortes a pesar de un comienzo algo dubitativo del vocalista Joacim Cans, que se fue entonando poco a poco; al guitarra Oscar Dronjak, el otro alma mater de la banda, sí se le vio en su papel desde el primer minuto, con sus habituales cambios de guitarra y en gran conexión con el público.
Caras felices y sonrisas por doquier dejaron los suecos, para mí personalmente cumpliendo bastante mejor que hace dos años en esos mismos escenarios. Escucharemos con ganas este nuevo disco que traen debajo del brazo.
Llevaban semanas avisando en las redes sociales que pensaban montar una gorda en el Leyendas, y una gran novedad del show fueron dos goliardos hinchables de tamaño gigante con no menos grandes jarras de cerveza en las manos. Muy visual. Sabían que era una noche para darlo todo y no se amedrentaron ante las expectativas creadas: esa puesta en escena con trajes de monje sigue siendo deliciosa, y su actitud sobre las tablas también. Folk metal de calidad que empezaron a desgranar con ‘Goliardos’, ese himno en pos de la libertad que sonó como un trueno, y con ‘Beerserkers’, un jolgorio de tema con el que más de uno nos sentimos identificados. Sonido más que aceptable para ser tantos miembros en la banda y teniendo en cuenta las limitaciones acústicas del escenario pequeño.
‘El caldero de los sueños’ mostró una vez que no venían estos chicos a estar parados, animando a todos a cantar y a saltar con sus ritmos pegadizos, previa a la versión de ‘Vodka ‘n roll’ que grabaron para el homenaje a Mägo de Oz; para un tiempo de concierto tan limitado, no negaré que hubiera preferido algún otro tema propio antes que esta versión, pero la verdad es que el público la aceptó de buenísimo grado: qué manera de moverse, qué modo de disfrutar vociferando cada una de las estrofas de los castellonenses. El éxtasis llegó con ‘Yo controlo’, un corte que ya se ha convertido en el emblema de la banda y con el que se han hecho conocidos allende los mares: sublime Dani animándonos a todos a participar en las voces antes de llamarnos ¡mentirosos!, porque controlar, lo que es controlar… Fue sin duda el punto álgido del concierto, con un escenario hasta la bandera (aquí va un testimonio en vídeo para que podáis ver el calibre del asunto) y con un público entregado. ‘Chupito’, ese tema fiestero de poco más de un minuto, puso el broche de oro a una actuación que marcará un punto de inflexión en la trayectoria de Lèpoka.
Al día siguiente de su exitazo leyendero les hicimos una interesante entrevista en vídeo que podréis ver en estos días, junto a otra anterior en texto que podéis leer (esquirlasdemetal/lepoka-que-nos-folken-todos). Bolazo de Lèpoka en el Leyendas, ojalá el próximo año disfrutemos de ellos en los escenarios grandes; merecido lo tienen. ¡Muchísima suerte en vuestra inminente gira mexicana! ¡Que os folken!
Mayan
No podía imaginar lo mucho que me gustaría la oferta de Mark Jansen y sus Mayan en el Reale… Fui a ver qué tal respiraban, si era onda Epica o algo más fresco, progresivo… y así fue. Destacaría por encima de todo el cuarteto vocal que es lo que realmente da juego y juega de extra para la banda holandesa (con tres redondos y parida en 2010). Sí, Metal Sinfónico pero mucho más directo que su «banda madre», menos ampuloso, pese a meter teclas pregrabadas y la voz lírica de la soprano Laura Macrì -ya no está M. Bovio-. La otra voz limpia la aporta Adam Denlinger, artista desconocido para mi, digna aparición.
El contrapunto, el salvajismo gutural lo ponen tanto el propio Jansen, quien solo tira de micro y sonrisa (se le vio eufórico y alegre todo el tiempo), como el G. Oosthoek, un Mero Cuervos de Chivo español, vamos, que no paraba quieto ni de gesticular, animando al personal.
Jansen ha sabido conjuntar un ramillete de talentos y hacer banda, no pack de estrellitas. A la batería su compañero de épicas batallas, Ariën Van Weesenbeek, un seguro atrás; dos guitarras solventes, una la ex Delain, Röel Kaller y todo en sintonía milimetrada, voces perfectamente congeniadas y entrando siempre a tiempo pese a lo complejo de enlazarlas, pues las composiciones juegan con esa carta y en definitiva un show más bien minimalista (apenas varios metros de tela con el nombre tras el batera) pero muy solvente y que dejó buenas vibraciones en un Mark Reale a media entrada, pero satisfecho, sin duda.
Megara
A las 17:00 horas del miércoles, Día de Bienvenida, con temperaturas de récord en la ciudad de Villena, la descarga de los Megara pudo gustar más o menos, pero lo cierto es que no dejó indiferente a los cientos de personas que nos congregamos, buscando la clemente sombra para disfrutar de su espectáculo.

Y finalmente, la teatralidad, la performance en escena, se adelantaba con un gran cartel que disponía el “Bienvenidos al desastre” Título de su segundo LP. Es tremendamente grato que grupos que se inician su bagaje musical den tanta importancia a estos detalles. Si, la música es lo más importante, pero joder, que bien sienta que con un buen concierto se monte un “taco” tan guapo como el que hicieron ellos.
La Reina de corazones apareció dando un “speech” previo a la caída de la pancarta. Una vez realizada, la ceremonia del té estaba presente en el escenario. Sombrerero loco, la oruga… y Kenzy en el centro. Gran descarga del último tema que hicieron de los 50 minutos otorgados a los Megara un tiempo corto, dejándonos ganas de más.
Los Wyrdamur empezaron encima del escenario calentando el ánimo del público que iba llenando la plaza, porque del calor del ambiente y del asfalto ya se encargaba el sol desde bien temprano. Y acto seguido se subían todos los Saurom al pequeño escenario, a excepción de Antonio Donovan que en esta edición tuvo que ser sustituido en la batería por motivos laborales.
Ya sabemos que los gaditanos son capaces de organizar un sarao allá donde toquen, y el concierto, de acústico, tuvo lo justito. Lo volvieron a hacer, pusieron la plaza mayor de Villena del revés. “Vive” fue el primer tema, seguido de “La leyenda de Gambrinus”. Al grupo le gusta la cercanía y el trato con el público y aquí tenían una ocasión inmejorable para disfrutarla y Miguel se explayaba entre canción y canción. Tanto “Músico de ciudad” como “La noche de Halloween” fueron coreadas y bailadas por el público, el grupo sonreía desde el escenario, lo habían vuelto a hacer, ya éramos presa de su magia, ya no había escapatoria.
Y cuando el grupo y el público entonaban juntos las ultimas estrofas de “La batalla de los cueros de vino” la mesa de sonido dijo basta y todos los instrumentos y micrófonos quedaron en silencio. Fue uno de los momentos más emocionantes de la jornada porque desde abajo no nos dimos cuenta, el público cantaba la canción sin saltarse una coma hasta terminarla y todos pensábamos que la banda lo había hecho queriendo. Pero no. La actuación no pudo continuar. Más tarde cuando hablamos con algunos de los integrantes de Saurom nos decían que aún quedaban tres temas por tocar, pero que por la noche se desquitarían en el escenario principal cerrando la jornada del viernes en el festival.
Y es que cuando tocan los Saurom, los juglares bailamos.
Y hasta aquí nuestra vivencia del festival villenero, en su décimo cuarta edición. Esperamos repetir en 2020 y que nos acompañéis, Metal Splinters, Esquirleros/as. Un abrazo.
Miguel M., Ale P., Antonio J. A. y Pablo A.