Noche de puro Rock ‘n’ Roll sin aditivos, crudo y lleno de tópicos. Pero, ¿y por qué no, joder?
Soplete en vivo: Jared James Nichols + Montana Stomp en la Sala X (Sevilla), 25 de septiembre de 2023

Montana Stomp

Antes de empezar a leerme, abre esa lata de melva canutera que tienes ahí desde enero y acompáñala con un botellín fresquito, a poder ser de Cruzcampo, ¡claro está!
Y ahora que ya estás preparado… ¡Vamos al lío! Lejos de enrollarme, seguiré el camino marcado por las dos bandas que se presentaron la noche del pasado lunes 25 de septiembre en la Sala X. Olvídate de armonías imposibles, de formaciones que te faltan dedos de la mano para contar a los músicos o de una originalidad que te hagas plantearte si la música se ha reinventado. Lo que vivimos en la Sala X un puto lunes fue una noche de puro Rock ‘n’ Roll sin aditivos, crudo y lleno de tópicos. Pero, ¿y por qué no, joder?
Llegué directo del trabajo y me encontré una sala a rebosar, hasta la bandera. Justo habían empezado Montana Stomp abriendo la noche, ese papel tan difícil que nos toca a las bandas y que solo conocemos bien los que hemos vivido ese papelón. Una banda contundente, rica en matices, que disfrutaba a rabiar y nos arrancaba los primeros movimientos de pies y, sobre todo, las primeras sonrisas. Sonaron “R’n’R Wheels”, “Broken Branch Blues” y “Maybe That Day” de primeras y ya tenían al público metido en el bolsillo.
A esa banda que comentaba antes, la lideraba Susana en una constante posesión propia de una película de Polanski con una voz desgarradora y emotiva. “Bad Luck River”, “High”, “That Song”, “Blunt Force Trauma” y “Alice” cerraban el repertorio, no sin antes despedirse con “Mississippi Queen” y “Mister”. Montana Stomp solventaron con creces su rol, aunque sí es cierto que son ese tipo de bandas que no sé cuándo están tocando un tema propio o una versión… Y eso no tiene por qué ser un inconveniente, simplemente es que lo hacen muy bien en un estilo donde los límites están muy marcados.
Jared James Nichols

El ambiente se iba caldeando y teníamos ya muchas ganas de ver al grandullón en escena, así que no se hizo mucho esperar… ¡Ahí estaba el puto Jared James Nichols con sus compañeros adueñándose de todas las miradas! Abrió con “Easy Come, Easy Go”, el single que da nombre a su nuevo álbum, embistiendo desde el primer segundo con un tema tan fresco que parece que es la primera vez que escuchamos una pentatónica en nuestra vida. Continuó dándole leña a su nuevo disco con “My Delusion” y “Down the Drain”, dejando claro su acercamiento a sonidos más duros y ampliando su repertorio musical a un rollo más Hard Rock, con aires incluso Grunge en la segunda canción mencionada, que me retrotrae a la banda Soundgarden con su “Black Hole Sun”.
El guitarrista de Wisconsin ya nos tenía donde quería y entre chupitos de Jack Daniel’s encadenó “Hard Wired”, “Threw Me to the Wolves”, “Skin ‘n Bone” y “Bad Roots”. El público, con una amplia representación de guitarristas sevillanos y de los alrededores, lo gozaba en grande y ellos lo sabían. Diversas florituras con la guitarra con solos endemoniados se mezclaban con más protagonismo del bajista Louis Collins, que también se animó con un par de solos a las cuatro cuerdas.

¡Pero este tío no quería darnos un descanso en su idea de cómo llevar a cabo un concierto de blues rock! Se nota que es más estadounidense que la crema de cacahuete el chaval de casi dos metros de altura. Más leña, más bendings y de repente “Honey Forgive Me” de su álbum Black Magic. Se está volviendo más duro, sí, pero el blues corre por sus venas y eso lo deja claro en cada punteo. “Shadow Dancer”, “Good Time Girl”, “Keep Your Light on Mama” y para cerrar “Nails in the Coffin”, que es lo más diferente que le he escuchado. Me recuerda al pepinazo de Imagine Dragons que sacaron dos años antes: “Believer”. Influenciado o no, me encanta.
Aunque aún guardaba dos cartuchos en la vieja escopeta y para sorpresa, fueron versiones. No me mola mucho que un artista con tanto material propio cierre un concierto tocando canciones de otros, pero aquí me meto la lengua en el culo porque se salió de la pelleja y supo impregnarle su marca. “War Pigs” de Black Sabbath y “Mississippi Queen” de Mountain, que era la segunda vez que sonaba esa noche, cerraron un conciertazo lleno de topicazos, sí… pero, ¿y por qué no, joder?
Jared James Nichols es un auténtico mastodonte del espectáculo y domina su instrumento de una forma que le hará entrar en ese club selecto de los más grandes, de los que serán recordados. Porque sí, porque se lo merece y porque ama con sinceridad la música bien hecha. El blues y el rock se merecen, valga la redundancia, un representante como Jared James Nichols.
Os dejamos un vídeo de Jared James Nichols y su banda interpretando «Shadow Dancer».
¿Más crónicas de conciertos? En nuestra sección Soplete en vivo.
¡Hasta el próximo metal-sarao, metal splinters!
Texto: Joey Deadcat
Fotos: El Puli de Cádiz