Crítica de «El dilema de los dioses», de «Avalanch».

“Un ilusionante nuevo comienzo”

Material a pulir: Avalanch

Disco: “El Dilema de los Dioses” (2023)

Procedentes de: Asturias

Estilo: Metal Progresivo, heavy metal, power metal.

Discografía:

1997: La llama eterna, 1999: Llanto de un héroe, 2001: El ángel caído, 2003: Los poetas han muerto, 2005: El hijo pródigo, 2007: Muerte y vida, 2010: El ladrón de sueños, 2011: Malefic Time: Apocalypse, 2019: El secreto, 2023: El Dilema de los Dioses.

Sello discográfico: Maldito Records

 Formación:

Mike Terrana: Batería 

Alberto Rionda:  Guitarra

Nando Campos: Bajo 

José Pardial: Voz 

Manuel Ramil: Teclados

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Autor de la reseña: Antonio J. Álvarez

La figura de Alberto Rionda siempre ha sido acaparadora de filias y fobias de una forma ingente y, casi a partes iguales, desde hace años.

Aparte de las cuestiones que pudiéramos entender como más personales o fuera del ámbito de la música, como tal, (y a veces ni eso) lo cierto y verdad es que su andadura pública no ha estado exenta de ciertos vaivenes que han significado en mucho del público que ha seguido sus proyectos, un atisbo de perplejidad ante la dirección que en ciertos momentos ha tenido su itinerario.

Y hacemos esta alusión habida cuenta de que, a ninguno que sepa algo de él, se le puede escapar episodios tan destacables como fueran su proyecto de Alquimia, su gran apuesta de la llamada Avalanch All Star Band o el fugaz paso por la banda que hoy nos trae aquí de Alirio Netto

Mas no vamos a incidir demasiado en ello, pues la Red está plagada de información al respecto para quien quiera saber más de la trayectoria profesional del guitarrista asturiano.

Baste con decir que la presente se sujetará a la que, quien suscribe, entiende que se trata de la nueva etapa de Avalanch, con las recientes incorporaciones de Nando Campos al bajo y, sobre todo, el nuevo vocalista de la banda, José Pardial que, como cabía esperar, ha causado el correspondiente revuelo con el fin de saber cómo sonarán estos nuevos Avalanch con esta renovada formación.

El nuevo disco, que ha venido a llamarse El Dilema de los Dioses fue lanzado por partes.

En primera instancia, un «EP» llamado El Dilema que contenía 4 canciones “Expulsando a mis demonios”, “Ceniza”, “Cuatro Elementos” y “Horizonte eterno”, para posteriormente ser lanzado un segundo, llamado De los dioses, con una segunda tanda de 4 cuatro canciones. “Sonrisa de un ángel”, “Sentido”, “Confianza Ciega” y “Tumbas y Reyes” para dejar, de cara al lanzamiento del LP como tal, las dos últimas, la homónima “El Dilema de los Dioses” y “Más allá de las tinieblas”.

Como es habitual en este tipo de reseñas, lo que estilamos en Esquirlas de Metal es empezar a desgranar, tema a tema, los que componen los discos, en estricto orden pero, en este caso concreto, la situación amerita empezar por «Horizonte Eterno», primer lanzamiento, en forma de single con su correspondiente videoclip, para analizar el impacto que pudo tener esta nueva formación y la intervención de su nuevo vocalista, sr. Pardial.

¡Vamos a ello!

“Horizonte Eterno” es una declaración de intenciones de estos nuevos Avalanch.

He de empezar destacando que, en los primeros compases del tema el riff de guitarra de Rionda es tremendamente reconocible.

A partir de ahí, las baterías, algo pasadas pero contundentes de Terrana, acompañan el ritmo perfectamente con el sonido que sólo Ramil es capaz de dar a los teclados.

La voz de Pardial en la primera frase chocó a muchos con los que he tenido la ocasión de hablar. Cuestión de gustos. A mí, personalmente, el timbre del vocalista me sorprendió para bien. ¿Qué duda cabe que José tenía una empresa complicada de afrontar, por los antecesores que ha tenido como frontmen de la banda?

También os digo que esta sensación se esfuma al momento. Me refiero a la duda sobre el vocalista.

La intervención en este tema es un ramillete de todas las posibilidades vocales de Pardial.

La composición suena a Avalanch, de eso no cabe duda… ¿pero de qué etapa? Pues yo diría que a la del Hijo pródigo y a los de El ladrón de sueños.

Se constata un sonido menos heavy, menos metal, más tirando a lo Hardrockero progresivo, y eso no ha de ser necesariamente malo.

“Expulsando a mis demonios”: El fantástico comienzo del disco te embriaga con una atmósfera y un sonido bien planteado y producido, donde la mano del Sr. Ramil se intuye desde el principio, con unos bonitos teclados que llevan mayor protagonismo de lo que hubiera pensando al ponerme al frente del disco.

Ya comentaba con algunos colegas de la web que el hecho de que este disco no contara con la segunda guitarra de un primer guitarra como es Jorge Salán, era un hándicap.

Sin perjuicio de ello, será una constante la privilegiada posición del teclista en la ejecución de los temas.

Al ser el primer trallazo del disco, pareciera que Rionda ha dejado al resto de la banda demostrar su valía. En concreto, a la nueva voz de la formación que impregna un sentimiento y un timbre de voz que me conquistó, invitándome a oír el resto de los temas de seguido hasta el final. (Spoiler: Así fue).

Ojo con la capacidad de José Pardial en los agudos, que los acomete sin reservas y con muchísima solvencia.

Gran inicio.

“Ceniza”: De los riffs más amables, bonitos y «happys» que engloban este disco es el que da inicio al segundo track del disco, probablemente el que deba ser, a su vez, el segundo single de la banda.

Contiene el mejor estribillo de estas nuevas composiciones de los renovados asturianos:

«Busco en las cenizas, lo que el fuego me quitó, los ecos de tu vida en el mismo infierno

Me aferro al tiempo, a tus ganas de vivir (x2) de vivir….»

Aquí, la colaboración de Salán no sólo viene a hablarnos de la buena sintonía que, parece ser, el guitarrista sigue manteniendo con Rionda y con la banda sino que, además, impregna con su intervención de una dimensión más completa al resultado del tema que, como decimos, podría ser fácilmente el mejor del disco, con posición predominante (así lo espero) en futuros conciertos de la banda.

El Hard rock puro y con buena base rítmica viene de la mano de “Cuatro Elementos”, probablemente la canción más alejada de la etapa más progresiva que Rionda inició con el Hijo Pródigo y subsiguientes.

Ni siquiera El secreto contenía un tema tan rollo ochentero y con bajada de cilindradas, al margen de las ya clásicas baladas y medios tiempos de la banda.

Eso sí, Pardial vuelve a aprovechar la jugada y dispara a portería sin contemplaciones. Está soberbio en su intervención.

En este punto me gustaría destacar la producción del disco en manos, al menos en parte y con permiso de Alberto y su estudio, al maestro Ramil, que consigue que todos los instrumentos, así como la voz, suenen de forma que puedas distinguirlos a todos, ninguno por encima y debajo de otro cosa que, en los tiempos que corren, se agradece, y bastante.

Si con “Ceniza” decíamos que podíamos estar ante la mejor canción del disco, yo me desnudo ante «Sonrisa de un ángel». Para mí, mi canción preferida de este trabajo. Por voz, por melodía, por letra… creo haberla definido como la nueva «Papel Roto». Obviamente, salvando las honrosas distancias.

Creo que todo en el tema funciona perfectamente. A modo reloj suizo. Cada integrante está, dentro de lo comedido que invita el tema a que seas, realizando la banda el trabajo con delicadeza e implicación que entiendo, sobrepasa al que escucha la composición.

Me ha encantado el toque «aflamencado» o con rollo «mozárabe» en un par de puntos de la composición que hace que el tema gane niveles hasta llegar al sentido sólo de una guitarra de Rionda, que es absolutamente reconocible en su estilo de tocar y que, además, es una delicia.

Que Alberto tiene una sensibilidad especial para componer baladas creo que es algo que, a estas alturas de la película es indiscutible. “Sentido” es buena prueba de ello. Una composición preciosa que le viene ni que pintada al nuevo frontman y hace gala de la versatilidad de la banda en los momentos más íntimos, realizando una de las letras más bonitas del repertorio al nuevo plástico.

“Sé que he de sufrir, no me arrepiento de vivir

Sólo un suspiro contigo, y la vida tiene sentido.»

En idénticos términos que como ocurría con la intervención de Jorge Salán en  “Ceniza”, el inmediato exvocalista de la banda fue invitado, con maravilloso acierto y mejor resultado, para que colaborara en uno de los tracks de este nuevo disco.

De esta forma, Isra Ramos realiza una increíble dupla con Pardial en “Confianza Ciega”, un tema especialmente compuesto para que sea “entrante” a la primera escucha, no por “facilón”, si no por tener una melodía atrapante y con una simbiosis en las voces que te deja gratamente sorprendido.

Con “Tumbas y reyes” aparece en escena lo más cercano al “power metal” que podamos encontrar en este nuevo trabajo de los Avalanch.

Será la primera y única vez que podamos ver a un Mike desatado a las baquetas, dando lo mejor de sí mismo, así como un Nando a las cuatro cuerdas en estado de gracia.

La profundidad y densidad del tema augura un trallazo para ser materializado en directo con muchas aristas instrumentales, volviendo Pardial (otra vez) a dar una buena lección de recursos vocales, rozando el coqueteo con sendos guturales que llenan de capas al tema más potente, sin duda, del disco.

«El dilema de los dioses” es puro Avalanch. Cada acorde, cada giro y cada instrumento sabe a la esencia de la banda capitaneada por el músico ovetense. 

He de decir que este tema me tiene entregado por su composición y buena factura. Suena a Alquimia, suena a los Avalanch de Ramos y suena a la etapa progresiva de Lage.

Y con todo ello, se hace un “totum revolutum” que te hace sentir que sigues en casa y que, a la postre, nada ha cambiado en la esencia de lo que gusta de la banda asturiana.

Creo que es uno de los temas más importantes y bien trabajados de este nuevo disco. No dejéis de escucharlo en todo su esplendor.

“Más allá de las tinieblas” es la segunda balada que la banda incluye en el disco y como canción final, además.

En este caso, y pese a intentarlo, he de confesar que es la que menos me ha convencido. Ya no sólo por tener al enemigo en casa con “Sentido” sino que, además, entiendo que tanto Pardial como Rionda podrían haber dado más en orden a todo lo que nos han dado en el resto de temas.

Una lástima acabar el disco con una sensación negativa, pues el resultado hasta este punto iba siendo de notable alto.

Pero que, como se suele decir en los mentideros de Esquirlas de metal: “Pa gustoh, coloré”.,

Como rápida conclusión del disco, diré que esta etapa de Avalanch es del todo ilusionante.

Dejando atrás “All stars bands” y cantantes que no terminan de encajar, esta nueva formación y este nuevo trabajo me parece una reivindicación en forma de golpe sobre la mesa de un Rionda cuya imagen se ha había visto algo distorsionada por un puñado de malas (o raras) decisiones.

Y, sin embargo, el asturiano ha sabido reinventarse, casi sin hacerlo, una vez más.

No digo que le queden muchas balas en el cartucho a este incontestable compositor y guitarrista pero, desde luego, este órdago le ha salido bien y aún tiene mano para seguir jugando.

Dependerá de Rionda y, por supuesto, de toda la banda, hacer ver al respetable que Avalanch sigue siendo una de las bandas más importante de este país y que puede seguir refrendando su legado a la vez que consigue traernos un buen puñado de nuevas canciones que siga haciendo más amplia su estela.

Ésta es su (nueva) oportunidad. Estamos dentro.

Esperemos sepa aprovecharla…

Grados
Por Antonio J. Álvarez - 850º/ 1000º 85%

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