Balsa de Piedra – Soror Tenebrosa

Fe en las tinieblas

 CRITICA LD

Material a pulir: BALSA DE PUEDRA

Disco: “Soror Tenebrosa” (2020)

Procedentes de: Sevilla

Fundación: 2007

Estilo: Gothic Metal

Discografía:

    • «Et in Arcadia Ego» (EP) (2018)
    • «Gólgota» (EP) (2020)
    • «Soror Tenebrosa» (2020)
Formación:
Raúl Schilperoort (bajo)
Manuel Juscar (batería)
Chema Torres (guitarra)
Moisés Hidalgo (guitarra)
Juan Ríos (voz)
 

Sello discográfico: Independiente/Autoproducido

Redes Sociales:

Facebook: Balsa de Piedra

Instagram: @balsa_de_piedra

YouTube: @balsadepiedra

Autor de la reseña: El Puli de Cádiz

Balsa de Piedra - Soror Tenebrosa

    Casi año y medio llevo queriendo escribir la crítica de este disco de Balsa de Piedra, banda de sonoridades góticas cuyos miembros proceden de diversas localidades de la provincia de Sevilla. Ya iba siendo hora de ir desatascando las críticas L.D. que tengo pendientes.

«Soror Tenebrosa» es una obra que va creciendo con las sucesivas escuchas, a medida que va calando «adentro, más adentro». Las influencias que conforman su música van desde el Doom y Gothic Metal de grupos como Paradise Lost, Type O Negative o Moonspell, hasta los sonidos del Rock andaluz de Triana, pasando por Héroes del Silencio o Black Sabbath. En el aspecto lírico, se aprecia una fuerte influencia de los mitos judeocristianos presentes en la Biblia, con la fe como hilo conductor de la mayoría de las letras. Asimismo, muestran interés por la literatura y la filosofía, con referencias a autores como Nietzsche o Saramago

Si establecemos una comparativa con su primera obra, «Et In Arcadia Ego» (2018), en «Soror Tenebrosa» podemos apreciar una mayor madurez en la interpretación y la producción. El estilo, por su parte, se va haciendo más duro, más orientado al Metal, distanciándose, sin perderlas del todo, de las influencias de Héroes del Silencio que eran mucho más notorias en su primer disco. En este asunto tiene su crédito el cambio de vocalista. En el primer EP cantaba Daniel Parra, cuya forma de interpretar se aproximaba en muchos momentos a la de Enrique Bunbury. Juan Ríos, por su parte, aun con un timbre similar al del anterior cantante, se aleja de ese estilo.

«Fugitiva incierta, fuiste tú, centro de gravedad
y ahora el mundo es un desierto.»

     Adentrémonos en el universo de «Soror Tenebrosa», tema por tema. 

En el libreto, una cita de Miguel de Unamuno nos presenta la primera canción del disco, «Soror Tenebrosa», que se abre con unas guitarras con eco que van intensificándose hasta que llega la voz de Juan Ríos para cantar la primera estrofa. El estribillo es enérgico y profundo, a la par que pegadizo, en la onda de bandas góticas finlandesas. La estructura de la canción sufre una variación importante tras la segunda estrofa, puesto que desaparece el estribillo y en su lugar suena un  intenso puente, tras el cual la sección instrumental se torna épica hasta pasar a una estrofa grave y tenebrosa, como el título de la canción. Y para el final dejan la segunda repetición del estribillo. En cuanto a la letra, podríamos intuir que trata de la pérdida de la fe, o las dudas sobre ella (atendiendo a la cita de Unamuno mencionada previamente), aunque es lo suficientemente metafórica como para que cada cual pueda interpretarla como mejor le plazca.

El sonido de la guitarra de Moisés Hidalgo al principio de «Gólgota» me trae recuerdos de los mejores Paradise Lost, los del «Icon» y el «Draconian Times». Las estrofas, cantadas sobre un ritmo de guitarra con distorsión, van acompañadas de una suave melodía de piano. El puente es más suave y en el sencillo y pegadizo estribillo recobran la intensidad. No dejéis de fijaros en los detallitos del bajo de Raúl Schilperoort. La estructura de la canción, nuevamente, no es exactamente la estándar, ya que el segundo puente es el doble de largo que el primero, nuevamente no hay solos y al estribillo únicamente se llega en dos ocasiones. En el aspecto lírico, y como anticipa la cita literaria que acompaña, en el libreto, al título de la canción («Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»), la temática está basada en la pasión y muerte de Jesús de Nazaret.

     «Aquí estoy», «aquí me tienes» o «estoy preparado» podrían ser traducciones de «Hineni», el título del tercer corte del álbum, que se conforma como una especie de oscura balada en sus estrofas, con un llamativo puente en el que las baquetas de Manuel Juscar golpean el borde de la caja, recordándome a cómo lo hacía Anders Jivarp en algunos pasajes de «The Gallery» de Dark Tranquillity. La intensidad aumenta en el estribillo, en el que podemos sentir «la ira de Dios caer sobre la tierra». Además, aquí encontramos el primer solo de guitarra del disco. En cuanto a la letra, vuelve a estar imbuida de inspiración en las religiones judeocristianas y la cita de «El nombre de la rosa» que la acompaña me hace pensar que pueda estar basada de alguna manera en la famosa obra de Umberto Eco.

No podía ser otro que José Saramago quien pusiera las palabras que acompañan, en el libreto, a la canción que da nombre a la banda hispalense, «Balsa de piedra», inspirada en el libro homónimo del autor portugués, que nos cuenta cómo la Península Ibérica se desgaja del continente europeo y comienza una deriva por los mares. Los personajes del libro, habitantes de esa «Balsa de Piedra», inician asimismo su propia búsqueda espiritual, también a la deriva, tratando de dar una explicación a lo ocurrido. 

Esta es, para mí, la piedra angular del estilo del grupo hispalense, en la que desarrollan su propuesta más allá de los cánones del Gothic Metal, trayendo al frente sus influencias del Rock andaluz. Una guitarra rítmica sin distorsión acompañada por una oscura melodía de la solista nos va ambientando para dar paso a un riff potente que sirve de escolta a la estrofa, en la que Juan Ríos comienza a mostrar melodías de cariz «árabe» o «andalusí». Un marcado cambio de ritmo da paso a la primera aparición del magistral estribillo, uno de esos que cuesta quitarse de la cabeza. La estructura se reproduce, pero la segunda repetición del estribillo está extendida, y seguida de otra parte de melodía muy «andaluza», que podríamos considerar un puente o un segundo estribillo, cuestión de nomenclatura. En la sección instrumental reiteran el inicio de la canción para luego dar paso a un solo de guitarra tranquilo, relajado, ambiental, antes de volver a repetir los dos estribillos.

«Ciegamente navega la balsa de piedra
sin un horizonte en que varar.

Rumbo hacia las tinieblas,
no hay guía ni frontera,
la inercia es nuestra deidad.»

     «Q» es el corte instrumental del disco. En él, la guitarra va desarrollando pasajes,  melodías y otros ruidos sobre un repetitivo, oscuro y poderoso tema que va mutando, ora más suave, ora más potente, desembocando en un riff pesado que hace las veces de estribillo. Ya hacia el final podemos oír unas voces en latín entonando, furiosas, el versículo 19 del capítulo 2 del libro de Isaías: «et introibunt in speluncas petrarum et in voragines terrae a facie formidinis Domini et a gloria maiestatis eius cum surrexerit percutere terram», que viene a ser la frase que, traducida, acompaña al título de esta pieza en el libreto. Si tuviera que etiquetarla de alguna manera, sería Doom, por la perdición, el destino amargo al que nos condena el mencionado versículo y que han sabido plasmar tan magníficamente con apenas un par de riffs.

Unida a «Q» se inicia la siguiente canción, en la que de nuevo la inspiración viene de la obra de José Saramago, en este caso «Caín», cuyo título valdrá tanto para el libro como para este tema. El letrista se adentra aquí en los pensamientos del hermano de Abel, después de haber cometido el famoso primer fratricidio de la tradición judeocristiana. Caín desafía a Dios, culpándolo del crimen por no haber frenado su mano en el momento decisivo. Y todo esto se hace sobre un tema de Metal gótico con la música y las voces en su justo punto de lobreguez, con una parte instrumental que se torna épica por momentos. 

Balsa de Piedra - grupo 2021

     Introducida por una cita de Horacio, referente a la muerte, «Turris Eburnea» es, en gran medida, la gran sorpresa del disco. Manteniendo el ambiente sombrío, el grupo es capaz retorcer la estructura de la composición, acomodando una canción dentro de otra canción, haciéndonos pasar por una montaña rusa de ritmos y tempos: desde la inusitada velocidad, casi Thrash, que imprimen a las estrofas y el estribillo de la «canción de fuera», a la pesadez Doom del puente, con las guitarras armonizadas de Chema Torres y Moisés Hidalgo; desde el ritmo aflamencado y las palmas de las estrofas de la «canción de dentro», que es casi una bulería, con una corista femenina (María Jesús Bernal, para más señas, pareja del batería) dándole un aire más árabe, si cabe, hasta ese «estribillo interno» con un sonido más Heavy, casi Power Metal. En cuanto a la letra, es una descripción poética de una torre. Una escucha rápida podría hacernos pensar que se trata de la Torre de Babel, pero si prestamos la atención debida a los versos, caeremos en la cuenta de que se trata de otra torre: La Giralda. Esta conclusión ha sido corroborada por el letrista de este tema, Juan Ríos, que nos comenta que se inspiró al ver la inscripción que luce en la parte alta de la torre de la Catedral de Sevilla, concretamente en el llamado Cuerpo de las Estrellas.

«Fundidos en un beso eterno,
campanario y alminar.

Incólume al paso del tiempo,
conserva su luz celestial.»

     Una mención a «Así habló Zaratustra», de Nietzsche, sirve para presentar «Entropía», la canción con el título más termodinámico del disco y, a la sazón, el corte más largo, si bien los últimos 90 segundos están compuestos por sonidos de viento, silencio y voces demoníacas al revés. Nuevamente, el grupo hace gala de su creatividad a la hora de estructurar el tema, que consta de dos partes bien diferenciadas. En la primera mitad encontramos, por dos veces, una progresión de estrofas con diferentes ritmos y melodías que llegan hasta el estribillo, y que nos van acompañando en el introspectivo viaje, a veces desasosegante, que es la letra de este tema. Tras un cambio de ritmo, da comienzo la segunda mitad de la canción, con suaves guitarras rasgadas acompañando a una estrofa primero recitada y luego cantada que acaba vertiéndose en un solo de guitarra sobre un acompañamiento nuevamente distorsionado y acompañado por una frase repetida varias veces a modo de álgido final: «Hoy, tiempo, siento tu aliento».

     En líneas generales, «Soror Tenebrosa» es un muy buen disco en el que Balsa de Piedra demuestran que es posible añadir ingredientes de Rock andaluz a los sombríos sonidos del Gothic Metal, consiguiendo canciones pegadizas, a pesar de alejarse de la estructura estándar en la mayoría de las ocasiones.

Si os gustan los sonidos góticos, o sentís curiosidad por cómo sazonarlos con influencias del flamenco y el Rock andaluz, no podéis dejar pasar este disco.

Si vuestros gustos van por otros derroteros, también deberíais darle un par de escuchas, como mínimo. Podéis llevaros una grata sorpresa.

Así que: ¡Pulsad el play, insensatos!

Tenéis más críticas de discos en la sección Críticas L.D.

¡Nos seguimos viendo por la fragua, metal splinters

Grados
Por El Puli de Cádiz - 900º / 1000º

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