II Lion Rock Fest – Segunda y dulce mordida del León.

Lion Rock Fest: El León nos devoró dulcemente a base de metal melódico.

Soplete en vivo.  IIº Lion Rock Fest (León), 9 de noviembre de 2024.

   Nada más anunciarse la segunda edición del festival tras el imbatible cartel del año pasado, no pensé que pudiesen juntar a tantas bandas de tal calidad en una sola cita de nuevo.

Pues en un ejercicio de «sujétame el cubata» total, anuncian nada más y nada menos que en una sola tarde la posibilidad de pasar ante tus ojos leyendas como Hardline, Treat o Tyketto; sumado a The Night Fligh Orchestra con su propuesta loca, original y flipante a partes iguales, Perfect Plan con su elegancia por bandera; aderezados por una banda nacional de Canarias como son Hackers, los cuales no son muy fáciles de ver en la península.

Además, en un magnífico proceder para que el fan se vaya no solamente satisfecho, sino saciado; tuvimos conciertos previos y sesiones dj tanto antes como después del plato fuerte. Podéis leer lo que sucedió en la fiesta presentación en esta crónica.

Con estos mimbres, difícilmente cualquier seguidor de este estilo de música se podría resistir; y yo, como un fanático más que soy, me recorrí los 680 kilómetros desde casa para disfrutar de tan imprescindible cita. 

Todavía recuerdo cuando me quedaba con las ganas de ir a festivales como el Gods of AOR en Inglaterra o el Frontiers RocK Festival en Milán; así que no había excusa. Dentro del mismo país tener un cartel de la misma calidad que éstos otros, no tiene precio.

Cartel Lion Fest

Antes de comenzar con lo que fueron los conciertos, Hablar un poco de las impresiones de todo lo que rodeó al festival. 

Nada más legar al recinto, al estar vacío, impresiona lo grande que son los pabellones del Palacio de Congresos de León, y la distancia que había desde los escenarios por ejemplo, hasta la puerta o al guardarropa. Ahí entiendes la apuesta tan arriesgada y la fe ciega que tiene Artisti-k Producciones unidos a componentes de Be Four You en el evento. A posteriori, fue suficiente para albergar a lo que estimo entre 2500 a 3000 metaleros de asistencia (a falta de números oficiales). Se estuvo bastante cómodo, pudiéndose mover con facilidad, buena visibilidad desde casi todos los puntos y sin agobios, sin embargo en ningún momento se apreció vacío ni desangelado.

Los servicios, aunque había que bajar escaleras para ir a cualquiera de los dos que había (se disponía de ascensor para el que lo necesitase), eran amplios y estaban limpios. Se situaron  dos barras, una en el espacio de los escenarios y otra en el de fuera en el que no hubo que esperar nunca mucho y el personal que las atendía era jóvenes, amables y pacientes a partes iguales. Una mención especial a ellos por estos aspectos.

El merchandising propio del festival fue variado y bien surtido, así no tanto el de los grupos. Pero la misma organización explicó que al tener que facturarlo la propia banda en el avión, hubo casos en los que no fue viable. Stands sólo hubo uno de la mítica tienda Discos Laka, por lo que eché en falta mas variedad. «A poco a poco«.

Donde sí hubo un poco más de colas fue para cambiar el dinero por Tokens (sugerencia: para la próxima pulseras cashless), aunque tampoco fue el tiempo de espera excesivo; y sobre todo en los puestos de comida. Aquí si tuvo un punto flojo el festival; y es que, al no dar ni un espacio de tiempo entre grupo y grupo en la primera parte del festival, hizo que cuando salieron a escena Hackers se formasen unas colas enormes sobre todos en los bocadillos y en las pizzas. Sólo había cuatro puestos de comida, y aunque podías salir; en los alrededores del recinto no hay ni un sólo bar cerca. Era, o comer, o perderte las actuaciones, y claro, los pobres pagaron el pato.

Y una vez cambiados los tockens, dejados los cacharros y primerizas compras en el guardarropa; a pedir una cerveza, ¡a coger sitio para disfrutar de los conciertos!

Hardline. Torbellino con apellido italiano.

Cuando se publicaron los horarios fue una gran sorpresa  enterarnos que abrirían Hardline el festival. Y es que, junto con los suecos Treat eran a priori los platos fuertes no porque las demás bandas no puedan ser cabezas de cartel, sino porque son los más difíciles de ver por estas tierras y junto con Tyketto los que más años llevan de carrera.

Pero lo que a priori es poco convencional, finalmente vino muy bien por varios motivos. El estar fresco hizo disfrutar al máximo su descarga; se aseguraron que el público llegase con tiempo para estar desde bien temprano para descubrir y saborear lo que engloba festival (visitar los stands, charlar con gente, etc) que si fuese a lo mejor alguna banda de menos «peso» igual te dejas ir y te dispersas.

Y como destaco en el titular, tras un redoble de batería, salieron en tromba Hardline al ritmo trepidante de «Fuel to the Fire». Johnny Gioeli es un diablo en escena que no para de agitarse, gesticular y animar al público. Además, su torrente de voz es privilegiado. Que bien canta sin flojear en ningún momento. «Everything» continuó el ritmo con todos sobre el escenario con movimientos continuos y un sonido excelente, en su sitio y con contundencia. De hecho, para mi fue el grupo que sonó mas perfecto de toda la jornada. El disfrute estaba siendo total.

«Takin’ Me Down» y «Dr. Love» persistían en su empeño de tenernos con los brazos arriba y desgañitarnos; mientras Josh Ramos nos deleitaba con sus nítidos solos de guitarra; la simpática y eternamente sonriente Anna Portalupi al bajo con su larga y rizada melena jugueteaba sin cesar por todo el escenario, y Francesco Jovino nos machacaba los sentidos a la batería. Estábamos asistiendo a un gran espectáculo sin duda.

Todos conocemos la parte más melódica de Hardline, y en esta ocasión no iba a ser menos. .Johnny se bajó al foso y mezclándose con el público nos seducía con un medley donde «Who Wants to Live Forever» su voz le rinde un homenaje a Freddy; «In This Moment / Take You Home / Page of Your Life» junto a «In the Hands of Time» enlazadas, provocó este momento más «intimo», el cual le sirvió al otro protagonista del momento para lucirse: Alessandro Delvecchio (muy aclamado por el público sobre todo femenino junto a Johnny) tocó al son del piano, cantó a dúo con Gioeli e hizo un interludio con el cual mantuvo el climax, amén de acompañar durante toda la actuación haciendo los coros a la perfección.

Vuelta al Hard Rock con otro redoble de batería y «Life’s a Bitch» donde Johnny nos invitó a cantar; y es que este tema es una fiesta. Más melódicos  son «Fever Dreams» y «I’ll Be There» pero no por ello menos puedes dejar de danzar y cantar. Dejaron para el final como era de esperar su Hit «Hot Cherie» y «Rhythm From a Red Car»; tema gamberro donde los haya que dejó el listón muy muy arriba. La gran actuación de Hardline fue un chute de energía y un subidón máximo. ¡Enormes!

Jaded Heart. El hastío vino por el sonido.

Los alemanes Jaded Heart tenian la misión de mantener el pabellón (nunca mejor dicho) alto, pero un pésimo sonido lastró su actuación de tal forma que al moreno vocalista se le vio agobiado por momentos, y el guitarra principal Peter Östros perdía cada dos por tres el sonido de su instrumento. Cuando todo estaba funcionando, se formaba un colapso que incluso hubo descoordinación en el grupo. Pusieron todo lo que pudieron por animar y tener movimiento en escena, sobre todo Michael Müller (único miembro fundador que queda) al bajo, levantándolo a menudo, etc.

Otro punto negativo, fue que fue echarse la foto de despedida Hardline y no habían terminado de saludar cuando ya estaban empezando en el escenario contrario Jaded Heart. Para los que estábamos por no perdernos un detalle, aunque podías andar bien, no tuvimos ni un respiro para ir al servicio o pedir algo. Fue una queja en la que coincidieron varios asistentes con los que charlé. Deberían tener en cuenta para futuras ediciones contemplados al menos diez minutos entre grupo y grupo.

Centrándonos en su actuación, Jaded Heart eran el grupo más heavy dentro del festival, y es por ello que fuimos a intentar darlo todo en un contexto más «duro», pero hoy no era el día para ellos. Hubo momentos de brillantez, pero es que en general los vi hasta con algo de desgana, sobre todo Johan Fahlberg (aunque las veces que lo he visto siempre tiene la misma actitud vacilona) que parecía más preocupado por entrar a tiempo e intentar hacerlo lo mejor posible. Una auténtica lástima pues contaron a la batería con Johnny Dee (Doro, que después haría doblete con  Tyketto) por lo que ingredientes, unido a la amplia discografía del combo alemán, había para dejarnos una tremenda descarga.

Para colmo de males, comprendo que son asiduos por España y que es un grupo que les  gusta cambiar el repertorio; pero aunque repartieron temas de toda su discografía, hubo algunos esperados que se quedaron en el tintero, y que quizás al público los dejó aun mas frío (de hecho vi a mucha gente desfilar a otros menesteres).  Destacar «Heart Attack», «Schizophrenic», «Anymore», y sobre todo «My Enemy» que fue quizás el que más decente sonó y donde vi mas gente animada (incluso yo mismo).

Acometieron el final con una maravilla como es «Tomorrow Comes», y eligieron para despedirse la versión del tema de Anastacia «Paid My Dues» que han hecho suya, y aunque en disco queda fenomenal, teniendo tantos trabajos y tantas buenas canciones propias que se quedaron atrás, es algo que tampoco me cuadró estando encuadrados en un festival repleto de «clásicos». Hubo hasta algún intento de colaboración en este tema, pero tampoco se le escuchó, por lo que a medio tema se fué. En otra ocasión será.

Treat. Veteranía en plena forma.

Vuelta al otro escenario para disfrutar por primera vez en mi caso de los legendarios Treat. Sé que es un tópico; pero si digo que los suecos son como los buenos vinos me quedo corto. Si sumamos las edades que había en lo alto de las tablas, podríamos pensar en un geríatrico del hard rock; pero para nada. Con su estado de forma, el buen sonido, y un saber hacer, dieron una cátedra de metal melódico. Cuentan a su favor que disco que van sacando, al contrario que otros grupos clásicos (que en su mayoría son excusas para salir de gira) es aún mejor que el anterior. Cada álbum se compone de auténticos himnos, que toquen lo que toquen lo vas a gozar.

La intro arabesca de «Skies of Mongolia» nos puso atentos para la entrada del grupo, y desde el segundo cero aquello fue un ejercicio de maestría por parte de todos sus componentes.

Robert Ernlund cogió los mandos de la nave y la guió a la perfección, con simpatía, con contínuos paseos por el escenario, animando al público sin parar. Por su parte, la guitarra de Anders Wikström sonó tan limpia y en su sitio, que junto a la  de Josh Ramos de Hardline, fueron las que cada solo  y cada riff valiesen su peso en oro y fueran una delicatessen para los oidos. Tampoco se quedaron atras Jamie Borger a la batería, Nalle Påhlsson al bajo  formando una contundente y sólida base rítmica; y Patrick Appelgren arropando con los teclados.

Todo ellos además acompañan con unos perfectos coros (se notó alguna ayudilla pregrabada, aunque la mayoría fueron en directo, detalle que se nota y agradece bastante).

«Papertiger» no pudo sonar más bonito, haciendo que bailásemos e  hiciéramos air –guitar durante el solo, y es que, las melodías que practican la totalidad de los temas de Treat son de las que se te quedan en el cerebro. Todos y cada una de los temas que sonaron son top, y aunque «Home of the Brave» es de más nuevo cuño, la cantó absolutamente todos los entregados asistentes. «Sole Survivor», «Freudian Slip»y «Riptide» no nos daban un momento de respiro. Como diría mi compañero Puli: «temazo trás temazo»

El rubio vocalista se atavió de un sombrero, y cuando empezó a sonar los primeros riff de «Rev It Up» se pusieron hasta los vellos de punta. Tema clásico del hard rock donde los haya, y que nos llevó a los años 80. Aunque el reflejo en el espejo ha cambiado, escuchar estos temas de nuevo en vivo nos hace rejuvenecer y a la banda con nosotros. Himnos tan atemporales interpretados en ese estado de forma casi 40 años después…¡chapó!.

Momento para algo más pausado. «We Own the Night» y «Get You on the Run» volvió a tocar la fibra sensible del respetable; y vuelta a la marcha para la recta final. «Conspiracy» y «World of Promises» da igual que se diferencien la tira de años una de la otra, igual de buenas las dos. Ni el apagón de la PA en en medio del tema final, empañó lo mas mínimo lo vivido aquella noche con Treat. ¡Increibles!

Hackers. Los hackeados no fuimos nosotros.

Como he comentado antes, el poco tiempo disponible entre banda y banda hizo que sólo disfrutase de un tema de los canarios Hackers. Eran la única representación nacional esta edición, y para ser sincero, tengo que declarar mi total desconocimiento hacia ellos, salvo alguna escucha en Spotify. Practican un AOR muy en la línea de todo el festival, y en el primer tema que tocaron, intuí ramalazos de los Bon Jovi mas duros,  de Foreigner y algo de Whitesnake. Recomiendo que escuchéis «Respirar Rock & Roll» que es el que se me pegó al oído cuando estaba investigando sobre la banda. Prominencia de teclados; guitarras y voz elegantes.

Lo que estaba viendo y escuchando me gustaba bastante, y por eso me quedé a degustar el primer tema y acto seguido, decidí ir a cubrir necesidades básicas, pues llevábamos más de tres horas y media de festival y por no perderme nada de los grupos anteriores, no las había atendido. Cuando volví para por lo menos disfrutar del final de la actuación, un apagón de nuevo en el escenario me privó de ello. Una lástima, pero en otra ocasión será.

Tyketto - Danny Vaughn perfecto maestro de ceremonias.

Tyketto era el grupo que más veces he visto de los que esta noche conformaban el cartel; por lo que sabía lo que me iba a encontrar. Esto no es nada negativo, pues me fui moviendo para comprobar cómo se apreciaba y oía desde diferentes ángulos, y debo decir que sonaba perfecto desde cualquier sitio.

Danny Vaughn es una estrella y con la experiencia que tiene sobre las tablas; derrochó simpatía y desparpajo, hablando en castellano (como el mismo refirió lleva viviendo años en nuestro país) e incluso tuvo una mención a los damnificados por la Dana de Valencia. Además, nos enseñó a pronunciar el nombre de la banda, pues según él casi todos lo decimos mal. ¡Cachis!

Tras una breve intro , «Nothing but Love» daba comienzo a la fiesta. El guitarra  Harry Scott Elliot y Johnny Dee de nuevo a la batería, tomaron protagonismo y le dieron un punto de dureza a  los temas en directo.

El siguiente trio de ases fue ganador: «Reach», «Wings», y «Tearing Down the Sky» hizo las delicias del público que los coreó y bailó brazos en alto. Cayeron temas principalmente de su primer y más exitoso álbum y otros tantos de su último «Reach»; y es que tienen en común con Treat que los dos grupos tuvieron un parón de años, y la vuelta a la palestra les ha sentado de maravilla. En el caso de Danny, es desde el 2016 y prácticamente Tyketto es la marca, pues él es el único fijo en la banda, rodeándose de músicos varios; ahora, eso si, qué músicos. Los coros, perfectamente ejecutados por éstos, le dieron un empaque de categoría a los temas.

«Rescue Me», continuó el ritmo, y como siempre una de las partes más importantes en todos los conciertos de Tyketto es cuando Danny se atavía de su guitarra acústica para acometer los temas más tranquilos, con algún interludio a la armónica. «Catch My Fall» y «Seasons» fueron dos de los temas que sonaron en esta ocasión.

Como siempre, dejaron para el cierre su mega-hit «Forever Young» que fue otro de los clásicos atemporales que sonaron en el festival, que nos han acompañado desde nuestra juventud, y que siempre es un gustazo escucharlo en vivo. ¡Grandes Tyketto!

Perfect Plan. Elegancia sueca.

Primera vez que nos visita el súper grupo sueco y otro de los motivos que más me atrajeron a León. Y es que sus tres discos son una joya del mejor AOR – Hard Rock melódico muy a lo Europe.

«Time for a Miracle” abrió su descarga con aire épico e intro militar. Kent Hilli tiene una voz aterciopelada que convierte en oro todo lo que canta, y Rolf Nordström a pesar de algunos fallos de sonido, no dejó de sonreír, levantar su guitarra, hacer posturas, y animar el escenario, marcándose unos solos exquisitos. 

Leif Ehlin a los teclados, Mats Byström al bajo, y Fredrik Forsberg a la batería completan la formación sueca, y aunque el peso visual lo llevan sus dos líderes; el resto cumplió a la perfeción cada uno en su cometido. Perfect Plan fueron los únicos que lograron sonar bien en ese escenario sin sustos de importancia (algún corte en el sonido de la guitarra de Rolf, pero solucionado rápidamente). A veces la voz de Kent quedaba un poco ahogada por el resto de instrumentos (le noté bajo de reverb), pero el cómputo general fue de aprobado.

Cuando tienes temas que entran tan bien como «Better Walk Alone», «What About Love», «Better Walk Alone» y «Heart to Stone» y son interpretados con ese gusto y elegancia, no puede uno salvo quedar embelesado con tanta calidad.

«In and Out of Love» fue coreado por todo el público. Y es que este tema es un hit en toda regla. La balada «Fighting to Win» puso el mometo más tierno y donde tomaron protagonismo los coros realizados entre los cinco de forma divina.

«In and Out of Love» puso el broche a otra actuación excepcional, y llevábamos ya unas cuantas. Es lo que tiene un cartel de esta categoría.

The Night Flight Orchestra. Loco vuelo nocturno.

Y como broche final, teníamos como colofón a otros suecos, pero esta vez en un registro totalmente contrario a los anteriores. Si Perfect Plan dieron un concierto para disfrutarlos de una manera más plácida; los de Björn Strid nos pusieron a bailar a pesar del cansancio, pues pasaba ya la una y media de la noche, después de seis descargas casi sin respiro.

No sé que se fumaron Born y Sharlee D’Angelo (en esta ocasión no vino él al bajo) para crear esto tan loco. Después de verlos en sus respectivos grupos y en un registro diametralmente (pero muy) diferente, esto es una alucinación de la cual todavía me estoy recuperando.

«Midnight Flyer» despegó el vuelo nocturno, en cuyo viaje las azafatas no pararon de danzar con sus peculiares coreografías diferentes en cada canción, invitándonos a champán y realizando unos perfectos coros. La banda en si es un espectáculo visual, donde el brilli-brilli abunda por doquier.

Las discotequeras «Sometimes the World Ain’t Enough» y «Divinyls», junto a «Burn for Me» que es otro de los éxitos más reconocibles de la banda y que no podía faltar junto a «White Jeans» y «Satellite», nos obligaron a mover el esqueleto de lo lindo. Y es que, tales ritmos, melodías y juerga en general, no era para menos.

Mats Rydström que esta noche se hizo cargo del bajo, no paró quieto por el escenario, mientras Jonas Källsbäck daba cera a la batería; y es que, aunque practiquen una música bailable ochentera, tienen una base rítmica muy contundente y unos solos por parte de Rasmus Ehrnborn de una clase espectacular. 

John Lönnmyr a los teclados y sintetizadores, llena el sonido y Sebastian Forslund a la percusión y guitarra rítmica añadiéndole matices a la música, completaron un cuadro difícil de igualar y comparar.

El espectáculo visual y sonoro es total en TNFO.  Las azafatas Anna Brygård y Åsa Lundman no cesaron en su empeño de llamar tu atención  y el comandante  Borng con su actitud vacilona nos hicieron participar de una fiesta muy sui generis.

Sonaron también «Paralyzed» con ese rasgueo de guitarra tan característico, y para finalizar como es habitual en sus conciertos la canción quizás menos «cachonda» pero que es un temazo de pe a pa como es «West Ruth Ave»  en cuya parte final contiene un colosal solo y donde el desparrame en el escenario es ya absoluto.

Una pasada de actuación para cerrar un gran festival. Ya para esas horas se veía bastante menos público y cuando se lo cuenten a los que se lo perdieron, ¡se arrepentirán!

Álbum completo del festival, de todas las bandas, en este enlace de Flickr: aquí

También puedes verlas pinchando en las flechas, abajo:

II Lion Rock fest (09/11/2024)

Se tenía que decir y se dijo.

Como siempre en nuestras crónicas de festivales y como conclusiones finales, dejamos unas impresiones de las virtudes y defectos a nuestro parecer como crítica constructiva a mejorar para futuras ediciones.

Como en el primer bloque de esta crónica-diario destaco, genial la organización, tema barras, merchand, etc.. ya comentados; y una vez finalizado el evento, pues corroborar estos aspectos y mejorable el sonido sobre todo en el segundo escenario y la falta de alguna oferta gastronómica más. Otro aspecto mejorable es que tras abandonar el recinto no había ni una parada de taxis, autobús, ni nada. Hoy con un móvil rápidamente contactas con algún medio de transporte; y aunque León no es una ciudad muy grande y caminando puedes llegar a cualquier punto, un poco más de información o ayuda en este aspecto no hubiese estado de más, y más pensando que en noviembre igual la climatología podía no haber sido tan amable como en esta ocasión.

En la despedida el Dj encargado de la presentación del evento, confirmó una tercera edición y ya estamos ansiosos por tener noticias de bandas y fechas. 

Enhorabuena a Artisti-k Producciones y a los involucrados en la organización, pues han logrado ya no sólo un festival de ensueño para los viejos Hard Rockeros que hemos forrado carpetas con las portadas y fotos y hemos pegado pósters en la pared con muchos de los grupos que conforman el cartel, sino que además ha sido un fin de semana temático de disfrute absoluto. ¡Forever Young!

     Y así, estimado lector/a, es como vivimos el gran II Lion Rock Fest. ¡Esperamos visitar León en 2025! 

Textos y fotos: Javier Barrera.

 

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